Inc¨®modo Comorera
A los 50 a?os de su muerte en el penal de Burgos, el 7 de mayo de 1958, Joan Comorera contin¨²a siendo un pol¨ªtico inc¨®modo para muchos. Parece preferible el olvido a la incomodidad del recuerdo. La verdad es que la biograf¨ªa de Comorera no lo hace merecedor de ning¨²n t¨ªtulo diplom¨¢tico, pero est¨¢ entre los l¨ªderes de la izquierda catalana m¨¢s importantes del siglo XX.
Comorera ya provoc¨® divisi¨®n de opiniones en su Cervera natal, con predominio de una poblaci¨®n cat¨®lica y conservadora, y donde empez¨® de muy joven la agitaci¨®n pol¨ªtica contra la educaci¨®n religiosa y reaccionaria en la escuela. Parti¨® hacia Barcelona e ingres¨® en el Partit Republic¨¤ Catal¨¤ de Francesc Layret, Marcel¡¤l¨ª Domingo y Llu¨ªs Companys (1917). Lo enviaron a Tortosa para sustituir a Marcel¡¤l¨ª Domingo y all¨ª recibi¨® el primer golpe de prisi¨®n por un art¨ªculo publicado contra los militares en el peri¨®dico republicano local, El Pueblo. En libertad provisional, se escap¨® a Par¨ªs y volvi¨® para iniciar lo que ser¨ªa ya un largo exilio en Argentina. Estuvo a?os en Buenos Aires, entre 1919 y 1930. Ingres¨®, milit¨® y accedi¨® a cargos de direcci¨®n en el Partido Socialista de Argentina. Se implic¨® totalmente en la democracia argentina hasta el golpe de Estado del general Uriburu (1930). Expulsado, sali¨® para Montevideo, donde residi¨® hasta su vuelta a Catalu?a, una vez proclamada la II Rep¨²blica.
Su presencia era inc¨®moda para el PCE y el PSUC en el exilio, y para la dictadura franquista
En junio de 1931 estaba otra vez en Barcelona y se hizo cargo de la secretar¨ªa de organizaci¨®n de la Uni¨® Socialista de Catalunya (USC). Al cabo de un a?o ya ten¨ªa el control de este partido. Diputado del primer Parlamento de Catalu?a y consejero de la Generalitat en el primer Gobierno de Companys, se erigi¨® en la figura institucional de mayor relieve de la USC. Defendi¨® la identidad nacional y la soberan¨ªa del socialismo catal¨¢n en el frustrado proceso de fusi¨®n con la federaci¨®n catalana del PSOE (1933). Comorera mantuvo el objetivo de la creaci¨®n de un gran partido socialista catal¨¢n, con su larga experiencia en el socialismo argentino. La incapacidad de los dirigentes del PSOE para comprender el hecho nacional catal¨¢n y la hegemon¨ªa de la CNT en el movimiento obrero catal¨¢n fueron obst¨¢culos insuperables para alcanzar el objetivo propuesto. Pero sorprende, todav¨ªa hoy, el insuficiente reconocimiento de esta etapa socialista de Joan Comorera por parte del socialismo catal¨¢n. Comorera fue el dirigente m¨¢s importante de la historia de la USC, junto con Serra i Moret y Campalans.
La fundaci¨®n del PSUC, el 24 de julio de 1936, fue su gran obra. Dirigi¨® el proceso de uni¨®n de los partidos marxistas catalanes, teniendo como referencia el VII Congreso de la Internacional Comunista (1935). Sin el liderazgo de Comorera no se habr¨ªa producido la fusi¨®n socialista y comunista. Entendi¨® mejor que nadie el grave riesgo que corr¨ªa la legalidad republicana con el ¨¦xito inicial en el aplastamiento de la sublevaci¨®n fascista. A diferencia de otros dirigentes del PSUC, que pugnaban por mostrarse tan revolucionarios o m¨¢s que la CNT, la FAI y el POUM en los ¨²ltimos d¨ªas de julio de 1936, argument¨® la necesidad de defender el orden republicano ganando la guerra ante todo. Fue muy duro con los incontrolados de la FAI y padeci¨® dos atentados, uno en el mismo portal de la Pedrera, donde residi¨® durante la Guerra Civil. La divisi¨®n en la retaguardia republicana y el desbordamiento revolucionario de la legalidad constitu¨ªan ayudas involuntarias a los intereses y objetivos de los sublevados fascistas. Pocos republicanos tuvieron la valent¨ªa de denunciarlo. Comorera lo hizo mientras otros se sumaban a la ¨¦pica revolucionaria.
Hechos ciertos son, no obstante, la deriva estalinista de Comorera, su acomodaci¨®n al culto a la personalidad, su silencio ante la desaparici¨®n de Andreu Nin, su informaci¨®n positiva de los procesos de Mosc¨² despu¨¦s de ser oficialmente invitado, su transformaci¨®n en un dirigente implacable con los disidentes, su obediencia ciega al mandato de la Internacional Comunista, es decir, a Stalin. Aqu¨ª terminaban sus obediencias. A Dolores Ib¨¢rruri la trataba de igual a igual; a Santiago Carrillo, ni eso, entre otras razones porque Comorera no acababa de tener buena sinton¨ªa con las juventudes socialistas unificadas de Catalu?a, influidas por aqu¨¦l. Comorera y Carrillo pertenec¨ªan a generaciones distintas; es decir, la ambici¨®n de Carrillo retiraba a Comorera y pon¨ªa a La Pasionaria como reina madre del comunismo espa?ol. Santiago Carrillo tambi¨¦n fue estalinista, quiz¨¢ el que m¨¢s porque, muerto Stalin, continu¨® ejerciendo. La retirada de la pol¨ªtica activa ha descubierto otro Santiago Carrillo, m¨¢s entra?able y m¨¢s libre pol¨ªtica e intelectualmente, menos cuando recuerda el pasado.
Probablemente el episodio m¨¢s conocido de la biograf¨ªa pol¨ªtica de Comorera es su destituci¨®n como secretario general y su posterior expulsi¨®n del PSUC, en 1949. Merece ser m¨¢s conocido su final ¨¦pico, clandestino, en las calles de Barcelona, desde su retorno en enero de 1951 hasta su detenci¨®n en junio de 1954. Un Comorera militante distribuyendo Treball con la ayuda de su mujer, Rosa Santacana. Era una presencia inc¨®moda para las direcciones del PCE y del PSUC en el exilio, y por supuesto, tambi¨¦n para la dictadura franquista: lo condenaron a 30 a?os de reclusi¨®n mayor (1957) y, gravemente enfermo, lo enviaron al penal de Burgos, donde el inc¨®modo Comorera muri¨® a los pocos meses.
Miquel Caminal es profesor de Teor¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona.
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