El Mediterr¨¢neo seg¨²n Sarkozy
El lanzamiento de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo, que quiere sustituir y prolongar el Proceso de Barcelona, de 1995, no debe entenderse aisladamente, sino como centro de una nueva pol¨ªtica exterior francesa, que profundiza iniciativas emprendidas por el presidente Sarkozy desde su elecci¨®n el a?o pasado. Esa pol¨ªtica parte de la idea de que hay que matar al padre, liquidar lo que reste de la herencia del general De Gaulle, para establecer un nuevo lugar de Francia en el mundo.
Primero hay que tomar nota de c¨®mo se produce el progresivo desvanecimiento de la Fran?afrique, o la reducci¨®n inexorable del peso de Par¨ªs en el antiguo imperio colonial africano, donde el gaullismo conoci¨® sus primeros ¨¦xitos en la II Guerra, y que alcanz¨® la c¨²spide del contubernio con la relaci¨®n del presidente Chirac con un grupito de l¨ªderes franc¨®fonos del continente negro. Pero China ya aventaja hoy a Francia en la ayuda al ?frica subsahariana, y en febrero pasado, Sarkozy anunci¨® la renegociaci¨®n de los acuerdos militares con ocho ex colonias, para dejar bases s¨®lo en Senegal, Rep¨²blica Centroafricana, Yibuti y Reuni¨®n, y el contingente militar franc¨¦s rebajado a la mitad de los 9.000 efectivos en servicio. Ese repliegue es uno de los efectos que quiere compensar como reactivo el proyecto de nuevo Mare Nostrum.
El presidente tiene una idea de Francia opuesta a la de De Gaulle. Por eso quiere 'matar al padre'
Segundo, una actitud proactiva hacia EE UU. El presidente franc¨¦s est¨¢ convencido de que el guerrillerismo del general, revivido por Chirac en 2003 con el portazo a la intervenci¨®n militar en Irak, carece de sentido y que s¨®lo a la diestra de Dios padre puede Francia contar en el mundo. El fracaso de Washington en el pa¨ªs ¨¢rabe y a marchas forzadas tambi¨¦n en Afganist¨¢n, as¨ª como la melanc¨®lica inoperancia como gur¨² de Washington de Tony Blair, no parecen impresionar a Sarkozy, aunque siempre puede decir que sus patronos ser¨¢n McCain u Obama, y no Bush el saliente. Pero donde el acercamiento a EE UU tiene mayor calado es en Oriente Pr¨®ximo. Ser¨¢n genes o c¨¢lculo geopol¨ªtico, pero Sarkozy, en su visita a Israel de junio, consagr¨® una nueva intimidad con el Estado sionista al situarlo "en el coraz¨®n mismo de la Uni¨®n Mediterr¨¢nea", a?adiendo que devolv¨ªa las relaciones entre los dos pa¨ªses a antes de la guerra de 1967. De Gaulle tom¨® partido por el mundo ¨¢rabe, en parte para recuperar margen de maniobra internacional, y se produjo un traum¨¢tico cisma entre dos grandes religiones pol¨ªticas, gaullismo y sionismo.
Y en tercer lugar, el pleno regreso de Francia a la OTAN, a los 43 a?os de que De Gaulle la sacara de la estructura militar de la organizaci¨®n, que se celebrar¨¢ con oropel y fanfarria en mayo de 2009, en Estrasburgo, junto al 60? aniversario de la Alianza. Los anteriores presidentes de la V Rep¨²blica, de Pompidou a Giscard, y de Mitterrand -quien por no ser gaullista, lo fue m¨¢s que ninguno- a Chirac, fueron acomodando la doctrina del general a un mundo dominado por Washington -el propio Chirac anunci¨® en 1995 un regreso a plazos a la OTAN, por lo que a¨²n fue m¨¢s sonado su non serviam iraqu¨ª-, pero Sarkozy lo hace a cara descubierta, convirtiendo en pol¨ªtica proactiva lo que sus antecesores aplicaban vergonzantemente.
Y as¨ª, el plan franc¨¦s aboga por el establecimiento de una pol¨ªtica de realidades econ¨®micas gracias a la cooperaci¨®n de los 43 Estados signatarios, 27 de la UE, 14 de la otra orilla del Mediterr¨¢neo, m¨¢s Jordania y Mauritania como ribere?os honorarios, sin tener que esperar a que la pol¨ªtica abra camino. En vez de confiar en que el comercio siga a la bandera, como dec¨ªan los imperialistas brit¨¢nicos, propone que el comercio le ense?e el camino a esa bandera. El Proceso de Barcelona se estanc¨® porque el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª lo implosion¨® desde dentro, y eso mismo puede volver a ocurrir, pero grandes y esc¨¦pticos analistas, como el brit¨¢nico Patrick Seale, ven asomos de algo que casi ni osan llamar prometedor en la negociaci¨®n sirio-israel¨ª sobre el Gol¨¢n, que, aunque tenga que esperar al relevo en Washington, parece ir en serio; en los contactos de Jerusal¨¦n con Ham¨¢s y Hezbol¨¢; en un arreglo casi constitucional en L¨ªbano, y en la aparente seguridad de que Bush no incendiar¨¢ la zona atacando Ir¨¢n.
?sa es la apuesta de Sarkozy para hacer realidad una cierta idea de Francia, pero totalmente opuesta a la del general. Por eso quiere matar al padre.
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