Virxilio Vieitez, fot¨®grafo de la Galicia rural
Sus obras fueron exhibidas en varios museos y galer¨ªas europeos
El fot¨®grafo de pueblo que retrataba a sus paisanos para los documentos oficiales en las d¨¦cadas de los cincuenta y los sesenta acab¨® por convertirse en la figura m¨¢s importante de la fotograf¨ªa gallega del siglo XX y en uno de los grandes fot¨®grafos realistas espa?oles. Su calidad la demuestra el hecho de que sus obras fueron exhibidas en varios museos y galer¨ªas europeos poco despu¨¦s de que se le dedicasen las primeras exposiciones en Galicia a finales de los noventa. Virxilio Vieitez (1930) falleci¨® ayer de madrugada en Soutelo de Montes (Pontevedra), su localidad natal, en la que hoy ser¨¢ enterrado.
Vieitez vivi¨® la emigraci¨®n en su juventud cuando pas¨® unos a?os en Catalu?a, donde trabaj¨® como mec¨¢nico y dio sus primeros pasos en el mundo de la fotograf¨ªa junto a Julio Pall¨ª en Palam¨®s. A mediados de los cincuenta volvi¨® a su pueblo, donde se estableci¨® como fot¨®grafo para atender a personas de toda la comarca. Sus fotograf¨ªas descubren a la poblaci¨®n de una tierra pobre, pero en la que sus habitantes posan ante la c¨¢mara con una rara dignidad.
Campesinos, ni?os con traje de fiesta, viudas enfundadas en sus trajes negros o cortejos f¨²nebres pasan ante su c¨¢mara que siempre capta a las personas al aire libre y en un entorno que descubre la dura realidad social de la ¨¦poca. La mayor¨ªa de las fotos que realizaba estaban destinadas a ser incluidas en documentos oficiales y Vieitez ten¨ªa que recuadrarlas para hacer desaparecer el paisaje que sal¨ªa reflejado en ellas. A?os despu¨¦s ese entorno reapareci¨® para descubrir la miseria que rodeaba a los personajes de la Galicia de esa ¨¦poca.
El fot¨®grafo gallego Manuel Send¨®n, que contribuy¨® de forma importante a recuperar la obra de Vieitez al organizar una exposici¨®n en Vigo en 1998, destaca la "extraordinaria" calidad de sus retratos y compara su obra con la de otros grandes de la fotograf¨ªa como Paul Strand o Walker Evans. Recuerda su car¨¢cter desconfiado y la relaci¨®n de amor-odio que manten¨ªa con Galicia, ya que su estancia en Catalu?a le marc¨® y le hubiese gustado vivir m¨¢s tiempo fuera. Se lo impidieron sus obligaciones familiares. "Ser fotografiado por ¨¦l era una tortura porque cuidaba hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle", se?ala Send¨®n,
Entre las fotograf¨ªas que deja para la historia se encuentra una en la que aparece una anciana sentada en un taburete junto a una silla en la que descansa una radio. La foto contaba una de las historias de emigrantes tan habituales en Galicia. La anciana hab¨ªa comprado el aparato con el dinero que su hijo le hab¨ªa enviado desde Venezuela y con la foto le demostraba a su hijo que hab¨ªa cumplido sus deseos. M¨¢s que nunca la imagen captada por Vieitez val¨ªa por mil palabras.
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