Balanzas fiscales
Su publicaci¨®n objetiva el debate; pero s¨®lo son ¨²tiles si se relacionan con la convergencia regional
Puede comprenderse el revuelo con que se ha recibido la publicaci¨®n de las balanzas fiscales oficiales por parte del Gobierno. Son una novedad, lo que siempre plantea interrogantes, y m¨¢s en una cuesti¨®n tan delicada como la territorial. Y pueden servir de palanca para la cerrada defensa pol¨ªtica de posiciones contrarias, entre las comunidades receptoras netas y las contribuyentes netas.
M¨¢s all¨¢ de la pasi¨®n, esta publicaci¨®n debe verse en positivo. Ante todo, porque supone el cumplimiento de un compromiso parlamentario del Ejecutivo. Tambi¨¦n porque destruye t¨®picos, como el de la presunta insolidaridad de las comunidades m¨¢s pr¨®speras, imputaci¨®n frecuente a Catalu?a. O como el de que el debate fiscal se entabla s¨®lo entre individuos y no entre territorios: naturalmente que son los ciudadanos quienes pagan los impuestos, pero su recaudaci¨®n se atribuye a distintas Administraciones y las inversiones en buena medida se territorializan.
Los resultados de Hacienda coinciden sustancialmente con los alcanzados por el grupo de sabios de la Generalitat de Catalu?a y por entidades privadas, como el BBVA, lo que, en un asunto que admite un amplio abanico de aproximaciones cient¨ªficas, tiende a tranquilizar sobre su correcci¨®n t¨¦cnica. Y permiten establecer una radiograf¨ªa sobre la pol¨ªtica de cohesi¨®n en Espa?a, algo de lo que otros Estados y organizaciones complejas, desde Alemania hasta el conjunto de la Uni¨®n Europea, disponen desde hace tiempo. Sin luz y taqu¨ªgrafos sobre los datos, eso resultar¨ªa imposible.
La utilidad de las balanzas con vistas a la revisi¨®n del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica se limita a erigirse en un punto de referencia. No debe ser el ¨²nico, claro est¨¢. Sirven para balizar la discusi¨®n y para objetivarla. La intensidad de la pol¨ªtica de cohesi¨®n o de solidaridad en ellas reflejada debe relacionarse con los avances en la convergencia regional, extraordinarios en los ¨²ltimos decenios. Como ocurre en la UE, a mayor incremento de la prosperidad per c¨¢pita de las regiones receptoras, menor necesidad de transferencias desde las contribuyentes netas. Y a la inversa. La utilidad de las balanzas fiscales depende de la continuidad en su publicaci¨®n, ¨²nica manera de verificar la evoluci¨®n del sistema, de sus equilibrios o desequilibrios. Cohesi¨®n y convergencia son dos caras de la misma moneda.
Las balanzas fiscales, por s¨ª solas, sin considerar los progresos en la aproximaci¨®n de las econom¨ªas regionales, apenas tienen m¨¢s inter¨¦s que el cient¨ªfico, o el incremento de alicortos agravios de signo opuesto, sobre supuestos expolios o abandonos. Otros datos, como las balanzas comerciales (que benefician en general a las contribuyentes fiscales), o los retornos m¨¢s intangibles a la estructura empresarial de las comunidades m¨¢s inversoras, podr¨ªan y deber¨ªan completarlas. Publ¨ªquense. Disc¨²tanse. A fin de cuentas, la informaci¨®n y la transparencia contribuyen al funcionamiento de la democracia.
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