Esta ley perjudica a mi cliente
Los 'lobbies' influyen en pol¨ªtica para modificar las normas - A diferencia de EE UU y la UE, en Espa?a a¨²n no est¨¢n regulados, lo que les hace oscuros y sospechosos
A veces no es f¨¢cil invertir 850 millones de euros. Corr¨ªa el a?o 2005 cuando cuatro grandes empresas intentaban gastarse esa cantidad de dinero en parques e¨®licos en la Terra Alta de Tarragona. Cuando no les pon¨ªa trabas Red El¨¦ctrica, era el Ministerio de Industria, y, si no, eran problemas con la Generalitat.
"Con minor¨ªa parlamentaria es m¨¢s sencillo influir", dice un 'lobbista'
El colectivo se pone en marcha cuando se anuncia una regulaci¨®n
"Son peligrosos si el pol¨ªtico no sabe de su tema", advierte una senadora
"Yo quiero ir bien identificado al Congreso", dice un profesional del sector
"Llevaban nueve a?os intent¨¢ndolo cuando acudieron a nosotros desesperados", cuenta Agust¨ªn de Uribe-Salazar. Su empresa de relaciones p¨²blicas, Gabinete Uribe, proporciona servicios de lobby. "Durante un a?o nos reunimos con todo el que ten¨ªa algo que ver con el tema. Pusimos a nuestro favor a Ecologistas en Acci¨®n, a Greenpeace y a los ayuntamientos. Al final, conseguimos la declaraci¨®n de utilidad p¨²blica, por la cual se pueden expropiar los terrenos por los que pasan las l¨ªneas el¨¦ctricas. Con eso, ya puedes empezar a construir, que es lo que se est¨¢ haciendo ahora mismo".
Una actuaci¨®n de libro. Pasa todos los d¨ªas, en todos los niveles del poder, desde la Terra Alta hasta el palacio de la Moncloa. Nadie que no est¨¦ en pol¨ªtica lo sabe, porque no tiene regulaci¨®n ni publicidad, y cualquier informaci¨®n al respecto despide olor a corrupci¨®n. Pero la realidad es que "desde el mismo momento en que un ministro anuncia que quiere regular algo, se ponen en marcha todos los grupos de presi¨®n de ese sector", como asegura Alfonso L¨®pez, director de Reti Espa?a, una empresa de lobby con origen en Italia. Su p¨¢gina web no deja lugar a dudas de su entorno de trabajo; recibe con una foto del Congreso de los Diputados.
La acci¨®n de los grupos de influencia es paralela a la tramitaci¨®n de las leyes que les afectan. Su objetivo es que no les perjudiquen y, si es posible, que les beneficien. Primero, asegurarse de que el poder est¨¢ informado hasta el ¨²ltimo detalle de la posici¨®n de su cliente, y la comprende. Segundo, llevar el asunto a su terreno.
En cada una de las etapas del proceso legislativo (ministerio-Consejo de Ministros-Congreso-Senado-Congreso-BOE) se puede influir de alguna manera. Pero es en el Congreso donde la presi¨®n es m¨¢s evidente. "Normalmente, una multinacional te contrata desde la etapa de borrador del proyecto, para monitorizar todo el proceso", explica Alfonso L¨®pez. "Lo m¨¢s dif¨ªcil es influir en el borrador del plan, porque eso lo hacen los t¨¦cnicos de los ministerios", contin¨²a L¨®pez. "Pero en el Congreso, sobre todo en situaci¨®n de minor¨ªa parlamentaria, es m¨¢s sencillo. El grupo mayoritario necesita a otros para sacar las leyes adelante, y tiene que negociar". Por tanto, la situaci¨®n parlamentaria surgida del 9-M es una mina.
Cuando se pide un ejemplo concreto de la influencia de los lobbies, varias fuentes coinciden en citar como "paradigm¨¢tico" el caso de la nueva Ley del Medicamento que se aprob¨® en 2006. En aquella ley se regularon por vez primera los gen¨¦ricos, y la industria farmac¨¦utica hizo una potente campa?a en la prensa, y en el Congreso, para que todo el mundo supiera que sus ingresos iban a sufrir injustamente.
Juli¨¢n Zabala, director de comunicaci¨®n de Farmaindustria, uno de los principales grupos de presi¨®n afectados por aquella ley, explica que "los primeros borradores ten¨ªan medidas muy agresivas para contener el gasto farmac¨¦utico". El sector pensaba que eran "eficaces a corto plazo, pero cercenaban la viabilidad de la industria farmac¨¦utica en el medio y largo plazo". Con menos ingresos, seg¨²n sus argumentos, habr¨ªa menos investigaci¨®n. El lobby "trat¨® de matizar esas medidas para que fuese menos traum¨¢tico".
Como grupo de influencia, "nuestra obligaci¨®n es, primero, que se nos escuche, y despu¨¦s, que se nos tenga en cuenta", dice Zabala. "Tenemos una relaci¨®n intensa y continua con todas las administraciones". Farmaindustria est¨¢ atenta "a la Ley del Medicamento tanto como a una circular de una consejer¨ªa de Sanidad".
Durante la tramitaci¨®n de aquella ley, Farmaindustria acudi¨® a "muchas, muchas, muchas reuniones", recuerda Zabala. "Si la ley dur¨® un a?o, que son 50 semanas, pues ser¨ªan 100 reuniones". Su presidente fue invitado a hablar en la Comisi¨®n de Sanidad del Congreso para exponer su posici¨®n. Fue uno de m¨¢s de una docena de expertos y representantes de distintos grupos de presi¨®n que acudieron a esa comisi¨®n a informar a los diputados.
En la empresa de Alfonso L¨®pez citan una frase atribuida a John F. Kennedy: "Los lobbistas me hacen entender un problema en 10 minutos, mientras que mis colaboradores tardan tres d¨ªas". A decir verdad, es una actividad bien valorada por los pol¨ªticos. El caso de las leyes sanitarias es paradigm¨¢tico, porque es un mundo muy t¨¦cnico donde los diputados y senadores no tienen por qu¨¦ conocer a fondo aquello sobre lo que legislan. Una veterana en leyes sanitarias, la senadora Rosa Nuria Aleixandre, de CiU, ha visto de todo. Ella es especialista en biomedicina, y afirma que "los lobbies son buen¨ªsimos si tienen delante profesionales, pero son peligrosos si a quien tienen es a alguien que no sabe de lo que legisla".
Aleixandre se declara a favor de que los despachos de influencias "tengan voz en las instituciones". Y rechaza cualquier posibilidad de que industrias tan potentes como las de su ¨¢mbito puedan llegar a corromper con su presi¨®n a los pol¨ªticos con los que tratan. "A un legislador es muy dif¨ªcil comprarlo, porque no hay que comprar a un hombre, sino a un partido entero [para que vote algo determinado]. Puede haber un corrupto, pero no hay formaciones corruptas". En cualquiera de las leyes en las que ha participado Aleixandre, "el m¨ªnimo" es reunirse con cinco grupos, y "lo normal" es que sean una docena. "A favor y en contra, que es lo bueno".
Contactar con un diputado o senador es relativamente f¨¢cil (haga la prueba, llame a la centralita). "Lo dif¨ªcil es lograr implicar a ese pol¨ªtico en tus ideas y en la forma de ver las cosas de tu cliente", dice L¨®pez. Explica que ellos lo hacen todo por escrito: "Se contacta con el diputado o senador [que va a llevar la ley que te interesa] y se solicita una reuni¨®n formal. Por escrito, se le dice a qui¨¦n representas y cu¨¢les son tus intereses. Tiene que llegar a la cita sabiendo todo sobre ti. Esa primera reuni¨®n sirve para conocer su posici¨®n a priori y que ¨¦l conozca la tuya. Despu¨¦s, ¨¦l la contrastar¨¢ con su partido. Entonces, se convoca a una segunda reuni¨®n", para ver si ha cambiado algo.
"En esas citas, yo le digo los problemas que puede causar lo que est¨¦ haciendo y le presento un position paper con la opini¨®n de mi cliente", a?ade Uribe. El objetivo es salir de ah¨ª con la seguridad de que el diputado entiende de qu¨¦ manera afecta al cliente la ley que tiene entre manos.
Para un lobby, "hay tres situaciones ideales" en el Parlamento para modificar las leyes a su favor, explica Alfonso L¨®pez. "Lo ideal es, obviamente, contar con el partido el Gobierno, que ahora es el PSOE. La segunda mejor situaci¨®n es contar con el apoyo de todos los posibles aliados de los socialistas, lo que le obligar¨ªa a tomar esa posici¨®n. La tercera mejor opci¨®n es conseguir poner de acuerdo al PP y todos los dem¨¢s y dejar solo al PSOE, que por no quedarse en esa situaci¨®n acabar¨¢ negociando. Pero esto es muy dif¨ªcil, debido a las diferencias ideol¨®gicas que hay dentro de la oposici¨®n".
Un ejemplo de esa "tercera mejor opci¨®n" ser¨ªa cuando, en la Ley de Igualdad de 2007, los padres de beb¨¦s prematuros hicieron presi¨®n para que la ley ampliara el periodo de baja por maternidad en los casos de prematuros. Consiguieron que varios grupos presentaran enmiendas en ese sentido en el Senado. El PSOE se opon¨ªa porque era un gasto extra para la Seguridad Social con el que no contaban. Pero los familiares de prematuros pusieron de acuerdo a todos los dem¨¢s grupos, y los socialistas, aislados, se vieron forzados a aceptarlo.
Agust¨ªn de Uribe-Salazar lleva 40 a?os en el mundo de las relaciones p¨²blicas profesionales. Alfonso L¨®pez, periodista de formaci¨®n, dirige Reti en Espa?a desde hace tres a?os. Ambos definen el lobby de forma parecida: "Lobby es la actuaci¨®n transparente ante el legislativo o el ejecutivo para defender un sector o una empresa de aquellas legislaciones que pueden ser nocivas para ese sector o empresa", dice Uribe. "Lobby es toda actuaci¨®n transparente encaminada a influir en la toma de decisiones o formulaci¨®n de pol¨ªticas por parte de la Administraci¨®n y los poderes p¨²blicos", dice L¨®pez. "El logro del lobby es conseguir una actuaci¨®n pol¨ªtica a favor de tu cliente".
Muchos actores entran en esta definici¨®n. Desde la industria farmac¨¦utica hasta Greenpeace, desde el departamento de Relaciones Institucionales de cualquier empresa hasta una asociaci¨®n de familias numerosas. Y, por supuesto, cualquiera que contrata los servicios de profesionales como Uribe o L¨®pez. Ambos se definen abiertamente como lobbistas, algo que no es habitual debido a las connotaciones negativas de esta palabra. Lo normal es esconderse como asesor de comunicaci¨®n o, m¨¢s moderno, political advisor.
La Real Academia Espa?ola acepta lobby y lo define como "grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor de determinados intereses". En su segunda acepci¨®n es "vest¨ªbulo". ?se es el origen de la palabra en ingl¨¦s. Los lobbistas eran, literalmente, los del lobby, es decir, los que esperaban en el vest¨ªbulo del Parlamento para abordar a los pol¨ªticos.
Los dos profesionales consultados insisten mucho en una palabra: transparencia. Sin embargo, para la sociedad son invisibles. En Estados Unidos, su actividad se entremezcla p¨²blicamente con la parlamentaria. Los medios informan con naturalidad de qui¨¦n se re¨²ne con qui¨¦n y para qu¨¦. Pero en Espa?a no hay ninguna regulaci¨®n de esta actividad. S¨®lo se puede hablar de una regulaci¨®n negativa, en tanto que est¨¢n tipificadas como delito situaciones extremas como las amenazas, los sobornos o el tr¨¢fico de influencias. Pero la actividad como tal, que nada tiene que ver con estos supuestos, no est¨¢ regulada.
?Por qu¨¦ existen esas connotaciones de corrupci¨®n, incluso en la definici¨®n acad¨¦mica de cabildeo? "Hist¨®ricamente, ha habido un error de confundir la compraventa de voluntades con la actividad de lobby, transparente y profesional", asegura Uribe. Para L¨®pez, el problema es que "en Espa?a ha funcionado mucho la figura del conseguidor. Es el tipo que, por haber ocupado un cargo pol¨ªtico, tiene ciertos accesos y amistades, y llama en plan 'hola Pepe, oye, te mando un amigo, lo tienes ah¨ª en la puerta del Congreso, ati¨¦ndele, por favor". L¨®pez se pone del h¨ªgado cuando los describe -"Acaban en la c¨¢rcel por tr¨¢fico de influencias"-. Es exactamente el perfil con el que los lobbistas no quieren ser confundidos para nada.
En Espa?a no es extra?o que antiguos pol¨ªticos, por su conocimiento de los resortes del sistema, acaben trabajando para estos despachos de influencia. El caso reciente m¨¢s conocido es el de David Taguas, ex director de la Oficina Econ¨®mica de La Moncloa, que ha fichado como presidente de Seopan, el lobby de los constructores. Taguas defender¨¢ a este sector sentado frente a personas que hace seis meses eran sus colaboradores o subordinados. La ex directora general de Seguros, Pilar Gonz¨¢lez de Frutos, pas¨® directamente de ese puesto a dirigir la patronal de las aseguradoras, Unespa.
La Comisi¨®n Europea ha puesto en marcha este a?o un registro voluntario de lobbistas en Bruselas, para que pongan por escrito qui¨¦nes son y a qui¨¦n representan. Para dar una idea de la amplitud de la palabra, el primero en inscribirse fue Telef¨®nica.
Uribe est¨¢ inscrito en el registro de Bruselas. En la sede de la UE cualquiera puede saber qui¨¦n es ¨¦l y qu¨¦ pinta all¨ª. Pero en el Congreso de los Diputados o en el Parlamento de Catalu?a tiene que entrar como "visita" del diputado al que va a ver, con una pegatina an¨®nima en la solapa. "Yo lo que quiero es un registro y una acreditaci¨®n, como los periodistas", dice Uribe.
En el Congreso, los cronistas acreditados est¨¢n en una base de datos. Se mueven por el edificio identificados con una tarjeta donde pone su nombre y el medio para el que trabajan. El sue?o de los lobbistas espa?oles. Ellos tambi¨¦n est¨¢n all¨ª, pero son invisibles. Eso, opinan, contribuye a hacerlos sospechosos. Uribe insiste en que "el lobbista es otro profesional m¨¢s en las Cortes. El objetivo de los periodistas es informar al p¨²blico de lo que pasa all¨ª, y el nuestro informar a los pol¨ªticos de los efectos de las leyes para su cliente".
Los grupos de presi¨®n existen. Influyen en los Gobiernos y en las leyes. Admitido esto, cuanta m¨¢s transparencia y m¨¢s profesionalidad, mejor. Alfonso L¨®pez lo expone as¨ª de crudo: "La actividad de lobby es un intangible de las empresas, pero b¨¢sico en la gesti¨®n. Si alguien lo rechaza o le parece algo negativo, debe saber que al otro lado hay competidores suyos que lo est¨¢n haciendo".
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