Aterrizajes
Las compa?¨ªas de acceso a Internet ven¨ªan prometiendo al usuario una velocidad que luego no le daban. Y no se les ca¨ªa el pelo. Ahora tampoco se les va a caer, aunque Industria las obligar¨¢ a proporcionar como m¨ªnimo el 80% de lo que ofrecen (y de lo que pagamos, se supone). El ardid para estafar al personal consist¨ªa en que por arriba te vend¨ªan 20 megas y por abajo inclu¨ªan el t¨¦rmino "hasta". Es decir, "hasta 20 megas", que eran los que te cobraban. Viene a ser como vender bocadillos "hasta" de jam¨®n de bellota por un euro y darlos de carne de perro. Oiga, que esto no es jam¨®n. Nosotros hemos puesto en el anuncio "hasta de jam¨®n". De hecho, cada cien de mortadela damos uno de Jabugo.
Yo no s¨¦ medir megas, ni siquiera s¨¦ el aspecto que tienen, no los reconocer¨ªa por la calle, pero me fastidia que me cobren 20 y me den 10. Las autoridades deber¨ªan haberlo impedido antes. Claro que tambi¨¦n se estaban vendiendo pisos de 70 a 100 sin que nadie abriera la boca. Lo sab¨ªamos todos: el comprador, el constructor, el banco, el notario, el s¨²rsum corda, pero nos hac¨ªa gracia ese 30% de desfase, ese 30% de delirio, de alucinaci¨®n, de ensue?o. Mira, he comprado este cuchitril por 50 y lo he vendido por 70 en cuatro d¨ªas. Ahora me voy a hipotecar para, con estos 70, adquirir uno de 90 que colocar¨¦ a 120 al mes que viene. Cuando no son megas son metros cuadrados, el caso es vivir con un equis por ciento de ficci¨®n, de aire, de humo, de mentira. "Hasta 20 megas", qu¨¦ listos. Y nosotros hasta las narices (o sea, bastante m¨¢s abajo), pero hemos de dar las gracias porque ahora nos proporcionar¨¢n al menos un 80% de realidad. No es el 100%, pero qui¨¦n aguanta un 100% de realidad a palo seco. Adem¨¢s, conviene hacer una transici¨®n lenta, como en el caso de la burbuja inmobiliaria, un modelo de aterrizaje suave.
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