Strand, paso a paso
A pesar de estar considerado conceptualmente como el primer fot¨®grafo moderno de Estados Unidos, Paul Strand (Nueva York, 1890-Par¨ªs, 1976) es, para muchos, el gran desconocido. Ahora, la Fundaci¨®n Pedro Barri¨¦ de la Maza (A Coru?a) en colaboraci¨®n con Aperture Foundation (Nueva York) y el Philadelphia Museum of Art, de esta misma ciudad, organiza una completa exposici¨®n compuesta de 114 fotos, todas ellas vintages. Hasta la fecha, en Espa?a, solamente se hab¨ªa realizado una muestra de este autor en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa, titulada Paul Strand. El mundo a mi puerta, 1950-1976, que se hizo en 1996 y estuvo organizada por la Fundaci¨®n Aperture.
Con el fin de llenar esta laguna en nuestro pa¨ªs, la fundaci¨®n de A Coru?a ha organizado esta muestra con im¨¢genes fechadas entre 1915 y 1976.
Paul Strand. Retrospectiva 1915-1976
Fundaci¨®n Pedro Barri¨¦ de la Maza
Cant¨®n Grande, 9. A Coru?a
Hasta el 14 de septiembre
La exposici¨®n que nos ocupa, comisariada por el profesor Rafael Llano (Universidad Complutense de Madrid), se estructura en 10 secciones denominadas: En el principio fue Manhattan; La m¨¢quina investiga la naturaleza; La m¨¢quina investiga la cultura: M¨¦xico; Historia y tradiciones de Norteam¨¦rica; Pueblos y culturas europeas: Francia, Italia, Escocia; Trabajadores de nuestro tiempo; La democracia a escala global; Ciencias asociadas al progreso; Ra¨ªces familiares; La vida infinita en mi jard¨ªn. Adem¨¢s, el montaje, cuadros aparte, a?adir¨¢ im¨¢genes seleccionadas de pel¨ªculas dirigidas por el mismo Paul Strand como: Manhattan (1921), Redes (1934) y Native Land (1942).
Esta retrospectiva muestra lo mejor de ¨¦l mismo, con los mismos principios de honestidad que sostuvo durante toda su vida. No hay que olvidar que en sus comienzos fue disc¨ªpulo del fot¨®grafo Hine, autor de todas las im¨¢genes de la revoluci¨®n industrial y sus efectos devastadores en la infancia explotada en las minas por unos caciques que apenas les ofrec¨ªan un m¨ªsero contrato basura, ello lo dej¨® marcado hasta su muerte. Ya en 1909, ingres¨® en el Camera Club de Nueva York. Esta antol¨®gica, y las 114 tomas que la estructuran, conforman un relato autobiogr¨¢fico, por ello insistimos tanto en el perfil vital de un genio que pas¨® por la vida de puntillas (es preciso tener en cuenta estos datos para entender de antemano de qu¨¦ va el gui¨®n de la muestra).
Un viaje a Europa en 1912 lo dej¨® marcado. Despu¨¦s, y desde su nuevo estudio, se especializ¨® en retratos, escenas de calle y sobre todo de arquitectura -tem¨¢tica que fue su gran pasi¨®n-, adem¨¢s de las series documentales de los Estados del sur de Estados Unidos y las fotos seriadas de Nueva York (muchas de las escenas de la pel¨ªcula Manhattan, de Woody Allen, comenzando por el lujoso blanco y negro del filme, y terminando por las escenas de exteriores, est¨¢n inspiradas/copiadas de Strand).
Hemos omitido su momento m¨¢s rico en creaci¨®n: el europeo. En 1935, viaj¨® a Rusia, donde conoci¨® a Serg¨¦i M. Eisenst¨¦in, quien le dio un giro de 180 grados a su carrera y le hizo apostar por la l¨ªnea de abstracci¨®n por la que se hab¨ªa inclinado con anterioridad a trav¨¦s del montaje, que supo hacer con singularidad -de hecho fabric¨® a base de esta modalidad fotogr¨¢fica la campa?a presidencial/electoral de F. D. Roosevelt-. En Par¨ªs, donde muri¨® (quer¨ªa acabar sus d¨ªas en Europa), retrat¨® principalmente a los intelectuales de la ¨¦poca.
Es una exposici¨®n recomendada y de amplio espectro -como todas las buenas-. Su mayor m¨¦rito fue el querer siempre democratizar la imagen. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.