Credibilidad
Dec¨ªa el otro d¨ªa David Millar que en la situaci¨®n actual del ciclismo tenemos que dejar de creer en lo incre¨ªble. Y que la prueba est¨¢ en los pasados acontecimientos. Es decir, que no tenemos que creer en lo que no se puede creer; menudo l¨ªo. Yo estoy de acuerdo con ¨¦l en cierta medida: creo que debemos de dudar de ciertas cosas, sobre todo de las que escapen al sentido com¨²n, pero no se puede dudar de todo por sistema, eso ser¨ªa un grave error. A m¨ª me gusta dejar un resquicio abierto a la genialidad, que circula por ah¨ª y de vez en cuando se manifiesta. La genialidad, donde lo incre¨ªble se hace cre¨ªble, y donde ser¨ªa tremendamente injusto ver fantasmas. Porque sencillamente no los hay. Yo sigo creyendo en el ciclismo y no s¨®lo porque sea parte de ¨¦l. Puedo dudar de ciertas cosas, de ciertos corredores o poner entre comillas ciertas exhibiciones -sobre todo como dec¨ªa antes, guiado por el sentido com¨²n-, pero me sigo emocionando y sigo creyendo en la carrera. Dos, tres, cinco o incluso veinte manzanas podridas no significan que todo el cesto lo est¨¦, como muchos creen ver.
Cuarto sprint victorioso para Cavendish. ?Incre¨ªble? Puede serlo para alguno, quiz¨¢ para el que no le sonase mucho y le vea ganar ahora con tal autoridad. Pero no creo yo que ese adjetivo circule entre el resto de velocistas que ya sab¨ªan con qui¨¦n trataban. No, lo de Cavendish es cre¨ªble. Se llama talento. Es el m¨¢s r¨¢pido y no tiene rival para hacerle frente, es as¨ª de sencillo.
Porque Cavendish llevaba ya tiempo dando fogonazos de clase all¨ª por donde pasaba, pero parece ser que le ha llegado ya el punto de madurez. A pesar de su juventud. Ya explot¨® en el Giro pero parece ser que se mantiene a¨²n en la onda expansiva, que dura, dura y dura. No obstante, despu¨¦s de su frustrada experiencia en el Tour 2007, muchos pensaban que el Tour a¨²n se le quedaba grande: seguro que en un futuro, pero no todav¨ªa.
"Ten¨ªas que haberle visto el a?o pasado", me dec¨ªa un d¨ªa mi compa?ero Flecha. "En la primera etapa -disputada en territorio brit¨¢nico- era incre¨ªble lo nervioso que estaba, iba limando desde la neutralizada; a m¨ª estuvo a punto de tirarme en un par de ocasiones, y ya te digo yo que no fui el ¨²nico". As¨ª describ¨ªa Flecha el (des)encuentro del figura ¨¦ste con el Tour. Claro que era normal; 21 a?os y debutando en el Tour de Francia, nada m¨¢s y nada menos que corriendo en casa. Todas las miradas puestas en el joven velocista, que se postulaba como la gran esperanza anfitriona. Al final no hizo nada. Bueno, en realidad algo s¨ª: un gran fiasco. Por eso que rompi¨® a llorar nada m¨¢s terminar el primer sprint. Le sal¨ªa tant¨ªsima presi¨®n por los poros durante todo el d¨ªa, pero a¨²n le quedaba mucha acumulada para el final; por eso que explot¨® nada m¨¢s cruzar la meta gracias a esa mezcla de frustraci¨®n -por no haber hecho nada-, y alivio -de que todo hubiese terminado-. Menos mal que aquello no fue suficiente para desmoralizarlo.
Aqu¨ª est¨¢ de vuelta Cavendish quit¨¢ndose aquella espina y dando exhibiciones de las de verdad, de esas que a¨²n son cre¨ªbles. Al menos yo as¨ª lo creo, y espero no equivocarme.
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