Se impuso la mirada al pasado
La zarzuela dec¨ªa que los tiempos adelantan que es una barbaridad, y Dylan, que los tiempos est¨¢n cambiando. En breve alguien hablar¨¢ de que los tiempos actuales usan retrovisor, cosa que resulta palpable asistiendo a un festival de verano. El Summercase sin ir m¨¢s lejos. Buena parte de los grupos que actuaron en la primera jornada barcelonesa o han reaparecido -es el caso de Blondie-, o miran hacia el pasado con extremada delectaci¨®n -Interpol-, o directamente est¨¢n pasados de moda -?tienne de Cr¨¦cy- o no se entiende a¨²n por qu¨¦ no lo est¨¢n -Max?mo Park-. La cuesti¨®n es que parece que los tiempos pasados fueron mejores.
Y resulta evidente que no es as¨ª, pues la m¨²sica popular contin¨²a regener¨¢ndose y ofreciendo excelentes ejemplos de grupos con un discurso actual, pero esos grupos no estuvieron presentes en el Summercase. Se puede rescatar a Primal Scream, una especie de Stones atolondrados que al menos ofrecieron en el parque del F¨®rum una actuaci¨®n intensa. Incluso haciendo en esfuerzo a The Verve, grupo que fue hoguera y del que hoy a¨²n calienta alg¨²n rescoldo, pero los ejemplos se agotan aqu¨ª. La raz¨®n no ser¨ªa otra que la crisis de la m¨²sica pop inglesa, caladero en el que pescan casi todos nuestros grandes festivales.
Se puede rescatar a Primal Scream, que ofreci¨® una actuaci¨®n intensa
Para buscar excepciones a esta norma habr¨ªa que marchar a Jap¨®n, pa¨ªs de origen de Cornelius, una excentricidad muy nipona. La banda ofreci¨® un concierto vistos¨ªsimo, con unos efectos visuales preciosos, pero es un grupo que a medida que se le conoce en directo se le acaban por ver las costuras. Con todo, resulta muy japon¨¦s eso de jugar a todas las cartas -pop, rock, heavy, psicodelia- en un intento de apropiaci¨®n pasado en este caso por la enfermiza batidora de Cornelius. M¨²sica desquiciada, canciones de ritmos dislocados y una intenci¨®n pop de fondo que result¨® lo que enganch¨® a los espectadores de su actuaci¨®n, quiz¨¢ la m¨¢s destacable de la jornada. Y para olvidar, por lo rid¨ªculo del planteamiento esc¨¦nico, destac¨® ?tienne de Cr¨¨cy, situado en el centro de una estructura c¨²bica a varios metros por encima del escenario como diciendo que los disc-jockeys son los nuevos Jesucristo. S¨®lo le falt¨® arrojar al p¨²blico panes y peces en medio de su tediosa sesi¨®n de techno y house.
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