C. B. Visitando a 'madame' Sarkozy
La espera transcurre en la cocina de la primera dama mientras su hijo, Aur¨¦lien, de siete a?os, corretea por el jard¨ªn entre rosas rociadas de gotas de lluvia de un chaparr¨®n de verano, y Teresa, la ni?era peruana, rezonga en castellano: "Mi hijito, ap¨²rate". Carla Bruni, madame Sarkozy, habita en una burbuja en el coraz¨®n del exclusivo distrito XVI de Par¨ªs. Un rinc¨®n secreto al fondo de un callej¨®n con nombre de cardenal, empedrado y sin salida, donde dos miembros del Grupo de Seguridad del Presidente, j¨®venes y rapados, con vaqueros y pistolas al cinto, descienden a la carrera de la furgoneta en la que est¨¢n apostados en cuanto detectan la presencia de un extra?o y le exigen sin ceremonia la documentaci¨®n. Tras el muro blanco y la puerta a?il surge el secreto mejor guardado de la Rep¨²blica: el refugio de la pareja presidencial. Un hotelito blanco, vetusto, peque?o y luminoso, que podr¨ªa estar en la Provenza o Normand¨ªa, enmarcado en un peque?o rect¨¢ngulo de hierba. La entrada natural a la casa atraviesa la cocina. Es el alma de la casa. All¨ª el silencio es absoluto. Apenas los p¨¢jaros. Sobre una mesa, la correspondencia personal del presidente, una arm¨®nica abrasada y una caja para cigarros puros decorada con la imagen del Che en esmalte rojo y negro y una vistosa leyenda aut¨®grafa: "Hasta la victoria siempre". Regalo del Comandante.
Es la casa de Carla Bruni; su refugio; en el extremo opuesto del palacio del El¨ªseo, la Jefatura del Estado, donde su marido, Nicolas Sarkozy, atesora el gatillo nuclear de la fuerza de choque francesa en plena calle del lujo parisiense. M¨¢s all¨¢ de la distancia geogr¨¢fica, la residencia de Madame (como se refieren a ella los escoltas; o la artista, como la denomina su compa?¨ªa de discos) est¨¢ en las ant¨ªpodas del suntuoso estilo de vida bling bling del Faubourg Saint-Honor¨¦ y toda la pompa sarkozyana. Esta casa es discreta, sobria, c¨¢lida y c¨®moda. Sin obras de arte ni muebles intocables. Con suelos de madera sin barnizar y techos infinitos. Troncos a medio consumir en la chimenea, una l¨¢mpara desvencijada para leer y To me, el perro de la anfitriona, dormitando entre el machacado terciopelo ocre de un sof¨¢. Una casa de millonaria sin aspavientos. Su castillo.
Lo curioso es que Carla Bruni, ex top model planetaria, ex amante de Jagger, Trump y Clapton; cantante y compositora de ¨¦xito, mujer anuncio y, desde el pasado 2 de febrero (tras un noviazgo rel¨¢mpago con Sarkozy retransmitido en directo), primera dama de Francia, no oculta ese coto cerrado al periodista. Lo abre de par en par. "Nunca me escondo; no s¨¦ c¨®mo se hace".
Bruni no recibe en la suite de un hotel del centro de la ciudad a raz¨®n de 15 minutos por medio de comunicaci¨®n rodeada de una corte de asesores para cumplir la penosa obligaci¨®n de promocionar su tercer disco, que sale en estos d¨ªas al mercado. Madame Sarkozy, de 39 a?os, recibe sola. En casa. Sin condiciones. Ni cuestionarios previos. Ni llamadas telef¨®nicas intempestivas. Ni una cuenta atr¨¢s para concluir la entrevista cuando deja de interesarle.
Madame Sarkozy recibe y despide con un beso y una sonrisa. Las ¨²nicas interrupciones durante la entrevista ser¨¢n las quejas de Aur¨¦lien, exigiendo a su madre que le preste atenci¨®n. Madame le despacha firme.
Carla Bruni aparece en la cocina por sorpresa. Abre el frigor¨ªfico (abarrotado de yogures, agua Perrier y comida para ni?os), atrapa una cerveza y ofrece otra. La apura a morro. Enciende un cigarrillo apoyada sobre la encimera. Conserva el porte et¨¦reo de aquella maniqu¨ª que desfil¨® entre 1988 y finales de los noventa para todos los grandes de la moda. Lleva un peque?o jersey de cashmere gris de manga corta de Dior, un amplio pantal¨®n azul y mocasines de Gucci. La ¨²nica joya es la m¨ªnima alianza de brillantes en el anular izquierdo de unas manos grandes, como sus pies. Es alta y atl¨¦tica. Con un f¨ªsico de nadadora con curvas. Tiene una piel blanca y pecosa. Que se pliega en algunos rincones. Ya no es una ni?a. Pero cuando se desliza ondulante por el pulido m¨¢rmol ajedrezado del pasillo d¨¦co, con la cabeza alta, la mirada perdida y el pitillo entre los dedos, uno tiene la sensaci¨®n de verla surcando de nuevo las grandes pasarelas del mundo.
Sin embargo, su rostro despista. Es dif¨ªcil de describir. Bello, pero irreal. Luminoso, pero del tono y la tersura inm¨®vil de la cera. Lleva la cara lavada y una media melena con reflejos cobrizos que cae sobre su cara y la oculta en parte. Tiene unos ojos bailarines azul gris¨¢ceo ligeramente achinados. La nariz est¨¢ perfectamente esculpida. La boca es peque?a y cuando r¨ªe descubre unos dientes tallados a mano. La voz es suave aunque firme. Con una leve ronquera de fumadora. Salta del ingl¨¦s al franc¨¦s y al italiano. Acepta y practica el tuteo. Cosa rara en un franc¨¦s. Menos a¨²n si se trata de la primera dama de la naci¨®n. "No se olvide que soy italiana. Bueno, ya no lo soy? soy francesa? ya no s¨¦ ni lo que soy".
Me ha dejado entrar en su casa para hablar de su tercer disco, 'Comme si de rien n'¨¦tait'. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa que la gente supiera sobre ¨¦l? Lo que realmente me gustar¨ªa explicar es que hacer un disco, escribir y plasmar lo que quieres, es siempre una suerte; un refugio frente a la realidad de la vida. Pero hacer este disco al mismo tiempo que me estaba casando y con toda la sobrecarga medi¨¢tica que ten¨ªamos encima, me ha proporcionado un refugio a¨²n mayor; un refugio indestructible. Hacer este disco ha supuesto una de las ¨¦pocas m¨¢s agradables y m¨¢s c¨¢lidas de mi vida. Porque a medida que mi vida se ha hecho m¨¢s p¨²blica hacia el exterior, m¨¢s he tenido que proteger mi interior. Me he desdoblado. Me he metido en una burbuja. Y la m¨²sica y escribir canciones se han convertido para m¨ª en algo m¨¢s esencial de lo que era antes. En mi refugio frente a un exterior que me sobrepasaba.
?Cu¨¢ndo empez¨® a trabajar en ¨¦l? Empec¨¦ a escribir hace un a?o y termin¨¦ de grabarlo en febrero. El mes que nos casamos.
El t¨ªtulo del disco, 'Comme si de rien n'etait', ('C¨®mo si no pasara nada') se ha interpretado como una met¨¢fora de su curiosa situaci¨®n como cantante y, al tiempo, como primera dama de Francia? Ese t¨ªtulo es el de un retrato de mi hermano Virgilio que va dentro del ¨¢lbum; pero, efectivamente, es algo m¨¢s, describe muy bien c¨®mo hicimos el disco. Lo hicimos como si no hubiera pasado nada, aislados. Libres. Eso es importante para m¨ª y por eso escog¨ª ese t¨ªtulo.
?Es un homenaje a su hermano? Un poco. Muri¨® de VIH hace tres a?os. Ten¨ªa 45. Le quer¨ªa mucho. Era mi hermano mayor. Su vida era navegar. Hay una canci¨®n dedicada a ¨¦l, un vals, Salut marin, en que le deseo una buena singladura.
?Por qu¨¦ un disco ahora? Muchos pensaban que no iba a volver a cantar? Que tras su boda con el presidente de Francia entraba en una nueva etapa de su vida. Tuve mucha suerte con mi compa?¨ªa discogr¨¢fica al publicar mi primer disco, porque tuvo ¨¦xito y vendimos, y entonces tuve la oportunidad de hacer un segundo disco, Promises, y un tercero, que es ¨¦ste. Todo viene del primero, no es una idea que nos haya surgido ahora? No es nada forzado. ?Por qu¨¦ he hecho este disco? Porque es mi trabajo y tengo la suerte de poder hacerlo.
?Le dio muchas vueltas? ?Se cuestion¨® si era bueno para la carrera pol¨ªtica de su marido? No le di ninguna vuelta. No gast¨¦ ni un minuto en pensarlo. Escrib¨ª todas las canciones y ten¨ªamos fecha para la grabaci¨®n antes de todo el l¨ªo, y nunca, en la medida de lo posible, rompo un compromiso.
?Nadie la presion¨® desde el palacio del El¨ªseo? ?Nadie le dijo que no era el momento? Nadie ha interferido en mis decisiones. A nadie le importan.
Algunos medios de comunicaci¨®n dicen que su disco favorece la carrera pol¨ªtica del presidente en unos momentos en que su imagen p¨²blica est¨¢ muy deteriorada; otros, por el contrario, piensan que le perjudica. El diputado socialista Pierre Moscovici ha llegado a afirmar que su presencia medi¨¢tica como cantante "es, sin duda, parte de una operaci¨®n de reconquista de la opini¨®n p¨²blica por el jefe del Estado". ?Piensa que su carrera musical influye en la vida pol¨ªtica del presidente? Tengo muy poca influencia en la vida pol¨ªtica de mi marido, que es una cosa muy seria, un trabajo muy serio que tiene que ver con asuntos muy serios y no tiene nada que ver conmigo. De lo que estoy segura es de que al ser su mujer, mi vida puede enriquecerse m¨¢s porque puedo aprender mucho y ayudar a la gente.
La popularidad de su marido en su primer a?o de mandato ha ca¨ªdo en picado. ?Cree que esa bajada en las encuestas tiene algo que ver con usted? Tiene que ver con los tiempos dif¨ªciles que corren para la gente en Francia. Tiene que ver con el hecho de que ¨¦l quiere cambiar muchas cosas y a la gente no le gusta cambiar tanto. Hay mucho inmovilismo. Tiene que ver con la econom¨ªa, que est¨¢ en una situaci¨®n dif¨ªcil. Tiene que ver con los combustibles, que son muy caros? Pero, desde luego, no tiene que ver conmigo. No soy tan importante.
?El presidente ha apoyado su decisi¨®n de lanzar este disco? Todo el tiempo. Es dif¨ªcil para ¨¦l, porque tiene un trabajo muy duro y necesita una esposa que est¨¦ a su lado, pero tambi¨¦n sabe que me tiene incondicionalmente y me apoya.
?C¨®mo? Dej¨¢ndome tranquila cuando necesito tiempo; estando conmigo cuando pierdo la confianza; anim¨¢ndome cuando me deprimo (porque cuando escribo me vuelvo loca); empuj¨¢ndome cuando me vuelvo perezosa. En todo, como cualquier esposo. Mi marido y yo no somos diferentes de otras parejas.
Usted firm¨® con su compa?¨ªa por tres discos. ?Ser¨¢ ¨¦ste el ¨²ltimo? No.
Sin embargo, he le¨ªdo que durante el tiempo en que el presidente Sarkozy est¨¦ en el cargo, es decir, al menos durante este quinquenio, no piensa hacer m¨¢s discos? Si me llega la inspiraci¨®n, har¨¦ otro disco. Si a la gente le importa lo que hago; si no le choca a la opini¨®n p¨²blica, si no les molesta a los ciudadanos, har¨¦ discos hasta que me muera.
?No le molesta que el juicio de la cr¨ªtica sobre su trabajo, para bien o para mal, sea todo menos musical? Lo que m¨¢s me preocupa en la vida es la indiferencia. Quiero que guste o que no guste, con may¨²sculas, pero que no deje a nadie indiferente.
El problema es que llegue a saber si es bueno o malo por su calidad art¨ªstica, no porque sea la esposa del presidente de la Rep¨²blica. Tiene raz¨®n, pero yo hac¨ªa discos antes de conocer a mi marido y ya me juzgaron antes de conocer a mi marido. Escrib¨ªa canciones antes de conocer a mi marido y espero poder seguir haci¨¦ndolo hasta que me muera.
Carla Bruni sopesa sus palabras con una balanza de precisi¨®n. Cuenta y no cuenta. Responde a las preguntas comprometidas con frases cortas. Se refiere a Sarkozy como "mi marido", nunca como Nicolas o el presidente. No levanta la voz. No se agita. Es de una calma zen. Juega a la ambig¨¹edad. Como si estuviera relatando la vida de otra persona. Como si la primera dama no fuera ella. Como si todo fuera un juego. Una aventura. El sal¨®n donde transcurre la entrevista est¨¢ abierto al jard¨ªn y repleto de discos. Clash, los Stones, Lou Reed, Bob Dylan, Gainsbourg, Brassens, Antony and the Johnsons, Cat Power, Portishead. Y de libros. Borges, Proust, Maupassant, Balzac, Ibsen, Joyce, Proust, Verlaine. Sobre la mesa, entre un revoltijo de papeles, un libro a medio leer del fil¨®sofo R¨¢pha?l Enthoven, padre de su hijo. Y el ca¨®tico viejo cuaderno azul de colegiala donde escribe sus canciones: "Preferiblemente de noche, sola, aqu¨ª y con una cervecita". En una esquina, el viejo piano Steinway de sus padres: ¨¦l, Alberto Bruni Tedeschi, rico industrial turin¨¦s y compositor de ¨®peras; ella, la bailarina y pianista Marisa Borini. Las ra¨ªces de su pasi¨®n por el arte y, sobre todo, por la m¨²sica.
?Su disco est¨¢ hecho con la cabeza o con el coraz¨®n? No hay discos hechos con la cabeza. En mi caso ser¨ªa imposible. La cabeza no es importante en la m¨²sica.
?C¨®mo es su proceso de creaci¨®n? Cuando escribo una canci¨®n, lo hago desde la confusi¨®n que rige un momento de mi existencia; navego en ese desconcierto hasta que necesito precisar algo y entonces escribo la canci¨®n. Cada canci¨®n pone palabras a una confusi¨®n; despu¨¦s me siento aliviada.
?Un disco es algo m¨¢s que un producto? Puede que sea un producto para la discogr¨¢fica; para m¨ª no lo es. Para m¨ª es lo que da sentido a mi vida, la expresi¨®n de lo que siento? el mejor trabajo que podr¨ªa tener.
?Ha sido libre al hacerlo? ?Ha hecho el disco que ha querido? Soy totalmente libre cuando canto y cuando compongo. Quiz¨¢ dema?sia??do libre?
?No se han quedado canciones en el tintero porque no les han parecido convenientes a sus asesores? Nunca tengo en cuenta esas consideraciones, nunca pienso en la opini¨®n de otra gente. En lo que conviene y lo que no conviene. Puedo cometer un error, pero es como soy. Si considerara todo en profundidad, si le diera muchas vueltas, nunca har¨ªa nada de nada.
?Se puede adivinar c¨®mo es 'madame' Sarkozy a trav¨¦s de su disco? Probablemente, pero no es una elecci¨®n deliberada. Creo que todo lo que se hace, todo lo que se escribe, es un autorretrato. Incluso cuando usted escribe sobre m¨ª, est¨¢ haciendo su autorretrato. As¨ª es el ser humano.
Pero en cuanto las pol¨¦micas letras de sus canciones se han filtrado a la prensa, todo el mundo las ha interpretado en clave autobiogr¨¢fica. ?Hay que escucharlo como una confesi¨®n? Todo lo que puedo decir sobre m¨ª, lo m¨¢s profundo, lo digo en mis canciones y me alegro de que las interpreten del modo que sea; no me quejo. Que cada uno las interprete como quiera. No puedo controlarlo; adem¨¢s, no me gusta controlarlo. No soy controladora. Lo que me gusta es que la gente interprete mis canciones. Y en ese sentido tengo mucha suerte.
?Esa mujer enamorada, apasionada, infantil, divertida, buc¨®lica y un poco fr¨ªvola que dibuja en sus letras es o no es usted? No es exacto que escriba sobre m¨ª; m¨¢s bien escribo a trav¨¦s de m¨ª, a trav¨¦s de lo que siento. Escribo sobre usted, o sobre aqu¨¦l, pero siempre soy yo, porque soy la que escribo. No es que intente dibujarme, intento escribir sobre lo que siento, y sale de m¨ª como un chorro.
Hay otro ejercicio que han hecho los medios de comunicaci¨®n que es averiguar si cada canci¨®n de amor est¨¢ escrita 'antes' o 'despu¨¦s' de que apareciera Sarkozy en su vida. ?Le molesta? Mis canciones tienen mucha suerte de conseguir toda esta atenci¨®n. Me encanta.
La cuesti¨®n es que conocemos todas sus conquistas desde que ten¨ªa 20 a?os por los medios de comunicaci¨®n. ?No le molesta? Para nada, he tenido una vida y ah¨ª est¨¢.
Pero hay famosos que lo ocultan todo? Que se esconden, que lo niegan? Es cierto, pero yo no puedo hacerlo. Y como no puedo ni s¨¦ hacerlo, pues no me oculto y lo llevo bien. Incluso estoy contenta de no haber ocultado la historia de amor con mi marido. Estamos contentos. No podr¨ªa ser de otra forma.
?Podemos repasar algunas canciones para que me indique qu¨¦ parte es la autobiogr¨¢fica? Claro.
?En 'Ma jeunesse' se refiere a su juventud perdida? S¨ª, se?or, Ma jeunesse se refiere a mi propia juventud.
?Es una canci¨®n nost¨¢lgica? La juventud es una p¨¢gina que se pasa. No es triste pasar p¨¢gina, es necesario; no se puede estar toda la vida en la misma p¨¢gina.
Otro tema que ha dado mucho que hablar es 'Je suis une enfant' ('Soy una ni?a'), en el que habla de sus cuarenta a?os y sus treinta amantes? Y es cierto, soy una ni?a; una ni?a vieja? Y no lo puedo evitar. Hay amigos que se han hecho mayores y son sabios y ministros. Pero yo no soy sabia. Soy ignorante.
?Y los 30 amantes? ?Es usted una donju¨¢n?; por cierto, he visto las memorias de Giacomo Casanova en su biblioteca? Soy una mujer normal. Y si alguien me compara con Casanova, es que no ha le¨ªdo sus memorias.
Usted siempre ha sido libre y muy sincera en la expresi¨®n de sus relaciones sentimentales. ?Se ha sentido v¨ªctima del machismo durante estos primeros meses como primera dama? Vivimos en una sociedad machista, pero eso est¨¢ cambiando. No s¨¦ qu¨¦ habr¨ªa pasado en el caso contrario: si una presidenta se hubiera casado con un cantante, porque creo que, en general, los hombres son m¨¢s aceptados que las mujeres. Y, sobre todo, que un hombre sea independiente es m¨¢s aceptado por nuestra sociedad que si se trata de una mujer como yo.
Otra canci¨®n, 'La possibilit¨¦ d'une ?le'. La escribi¨® Michel Houllebecq. Me encantan sus novelas, y me encantan sus poemas. Y como es la adaptaci¨®n de un texto suyo, que adoro, es su historia. Yo s¨®lo he puesto la m¨²sica. Pero bueno, tiene algo m¨ªo: es una canci¨®n de amor.
Hablando de amor, vamos a 'L'amoureuse', una de las ¨²ltimas canciones que compuso; de las que, seg¨²n parece, se desarrollaron 'despu¨¦s de' conocer a Sarkozy. ?Esa 'enamorada' es usted? S¨ª. Es una canci¨®n sobre los primeros momentos del amor, cuando todo cambia en torno tuyo, cuando todo se agita. Es un sentimiento que conoce todo el mundo. Quiz¨¢ el amor sea la ¨²nica verdadera raz¨®n de la vida.
'Tu es ma came' ('Eres mi droga'). ?El amor es su droga? Es una canci¨®n bonita que ya hab¨ªa escrito hace bastante tiempo; es una canci¨®n sobre el amor apasionado. Ese amor desesperado de cuando uno necesita a otra persona como si se tratase de una droga; una verdadera adicci¨®n.
?Una adicci¨®n de por vida? Espero que s¨ª.
Por cierto, esta canci¨®n, en la que usted afirma que su amante es m¨¢s mortal y peligroso que la "hero¨ªna afgana" y la "blanca colombiana", ha provocado la queja formal del ministro de Asuntos Exteriores de Colombia, que ha afirmado que esa letra, en la boca de la esposa del presidente de Francia, es muy dolorosa para Colombia? Ohhh, creo que cuando la gente escuche la canci¨®n se dar¨¢ cuenta de que la pol¨¦mica se ha debido a la situaci¨®n en la que me encuentro. Y no tiene nada que ver con la canci¨®n.
No la entiendo? Muy sencillo. La reacci¨®n de esas personas no procede de la canci¨®n en s¨ª. Ni de lo que dice. Y, por tanto, estoy tranquila. Ese jaleo procede de gente que no ha escuchado la canci¨®n. Cuando escuchen la canci¨®n, si son normales, se dar¨¢n cuenta de que no ha sido la canci¨®n, sino esta situaci¨®n de que yo est¨¦ casada con el presidente de la Rep¨²blica francesa, lo que ha provocado su reacci¨®n. Pero eso no me concierne como m¨²sica. No me afecta. Hay que hacer una distinci¨®n clara entre la primera dama y la artista.
Otro tema que puede suscitar la pol¨¦mica es c¨®mo trata usted la religi¨®n en sus canciones: siempre unida al amor. En sus canciones habla de Dios, el pecado de amar, Sat¨¢n, el infierno? y el amor. Pero no son canciones religiosas, hago canciones laicas, muy lejos de la religi¨®n. P¨¦ch¨¦ d'envie [pecado de ganas] es una canci¨®n que habla de un pecado: el pecado de tener ganas de muchas cosas, de comerse el mundo. Y luego digo que espero que Dios o el Diablo me perdonen ese pecado de querer amar y vivir. Es una canci¨®n laica.
?No tiene usted un lado m¨ªstico? Para nada.
?Es religiosa? Totalmente laica.
?Voluble? ?De grandes penas y de alegr¨ªas? Soy muy tranquila. Nunca me llevo malos ratos. Soy como parece que soy. Dejo que las cosas fluyan.
Sigamos con sus canciones. Por ejemplo, 'Le temps perdu'. Es muy hermosa, suena a los a?os cincuenta, pero es un poco triste? Me gusta esa sensaci¨®n de que el tiempo pasa r¨¢pido, me encanta perderlo. Soy una profesional de perder el tiempo.
?Una 'top model' que no teme que el tiempo pase? Soy una ex top model. Mi tiempo pas¨®. Una maniqu¨ª es como un deportista de ¨¦lite: a partir de los 30 est¨¢ muerta. Y a partir de los 35 tienes la cara que te mereces. No puedes esconderte. Tengo miedo a envejecer porque quiero correr, porque no quiero morir, porque no quiero enfermar. Porque no quiero ver morir a la gente que amo. Pero no es un problema de ser m¨¢s o menos bella.
Su vida es un ejemplo de reciclaje. Cuando sac¨® su primer disco, 'Quelqu'un m'a dit', en 2002, pens¨¦: "Otra 'top model' en decadencia intentando continuar en el 'show busines", porque las experiencias anteriores de Claudia Schiffer o Naomi Campbell o Kate Moss haciendo de artistas eran muy malas. Sin embargo, su disco era muy bueno. Usted es un ejemplo de reciclaje profesional, de un ¨¦xito a otro ¨¦xito? Los humanos ahora tenemos vidas muy largas. Hace un siglo, la gente mor¨ªa a los treinta, y ahora vivimos hasta los cien. No es que haya reciclado mi vida: simplemente vivo. Y la vida me ha dado esta posibilidad y la acepto encantada.
?Esa evoluci¨®n ha sido un proceso natural? Cuando empiezas en la moda, nadie te enga?a: tienes que tener claro que dejar¨¢s de ser modelo cuando llegues a una edad determinada, as¨ª que simplemente encontr¨¦ otro trabajo. Fue as¨ª de sencillo. No lo forc¨¦. Pas¨®.
Pero en esa profesi¨®n de modelo, que fue la suya durante m¨¢s de diez a?os, es f¨¢cil volverse loca de fama, y luego, m¨¢s loca a¨²n al caer en el olvido? Yo no. La gente ve desde fuera lo que es ser una maniqu¨ª, las fiestas y los viajes y las fotos, y le da envidia, pero no es lo que yo quer¨ªa que fuera mi vida. Yo le¨ªa. Y pensaba en otras cosas. Lo que siempre quise es ser seria.
?C¨®mo era de ni?a? Dicen que era mona e inteligente. Pero yo me recuerdo t¨ªmida y so?adora.
?Ten¨ªa ¨¦xito con los chicos? Uhmm, a partir de los 16. Antes no. En realidad, cuando crec¨ª, intentaba tener ¨¦xito con los chicos y con las chicas. Atraerles. Ser querida por todos.
?Necesidad de autoafirmaci¨®n? Absolutamente.
?Y ahora? Ahora tambi¨¦n. Es lo mismo que entonces. Mi eterna necesidad de estar bien frente a los dem¨¢s, de convencer.
Debe de ser agotador? S¨ª, pero no es culpa m¨ªa. Es como soy, debo admitirlo.
?Lee en la prensa todo lo que se escribe sobre usted? No puedo. Es demasiado. Pero a veces s¨ª lo hago.
?Tiene sentido del humor? Cuando se meten con usted y su marido, ?se r¨ªe, se enfada?? S¨®lo lo leo para re¨ªrme. Si no, me morir¨ªa.
Por ejemplo, el semanario sat¨ªrico 'Le Canard Encha?n¨¦' publica un diario ap¨®crifo suyo, 'Le journal de Carla B', donde usted llama a su marido 'taconcito m¨ªo'? Todo me hace sonre¨ªr. Le Canard Encha?n¨¦ y Le Monde. Todo es muy agradable. Est¨¢n muy bien escritos. Y son muy divertidos. Muy divertidos.
Su marido no parece tener el mismo sentido del humor, a juzgar por algunas salidas de tono? ?l se protege completamente. Yo no; yo no necesito protegerme. No me afecta.
?Y esa confianza? ?De ni?a mimada por la vida? No soy una mimada, soy una luchadora.
Pero le ha ido todo bien: una buena familia, dinero, buenos estudios, unos padres cultos; 'top model', amante de ¨¦xito; cantante de ¨¦xito; primera dama. Es como un cuento de hadas. Tengo mucha suerte, pero eso no ahuyenta los problemas o los desastres. Todo el mundo tiene problemas, todo el mundo tiene desastres. Nadie puede decir desde fuera si eres feliz o no. Parece un cuento de hadas, pero es una vida. Y tus desastres nadie los conoce. S¨®lo t¨².
Pero usted es la imagen del ¨¦xito? No. Soy la imagen del trabajo, porque podr¨ªa haberme conformado con lo que ten¨ªa cuando nac¨ª. Lo que me hace m¨¢s feliz es el trabajo que he hecho desde que ten¨ªa 18 a?os.
?Ha tenido que trabajar mucho para adaptarse a esta nueva situaci¨®n como primera dama? ?A que todo el mundo observe con lupa cada uno de sus actos? Me preocupa mucho no decepcionar a la gente; intento ser muy cuidadosa cuando represento a Francia, sobre todo porque soy italiana. Bueno, ya tengo el pasaporte franc¨¦s, pero siempre he sido italiana. En cualquier caso, no me tomo mi papel como un drama, sino como una aventura.
?Se ha desnudado demasiado en este disco? ?Se arrepiente de haber contado demasiadas cosas sobre usted? S¨®lo me averg¨¹enzo de las cosas que no he hecho.
?No la molesta que todos nos hayamos convertido en 'voyeurs' de su vida y la de su marido? Nadie ve mi vida real. Nadie sabe en realidad c¨®mo vivimos.
?Ni siquiera un poco? Tengo much¨ªsima vida privada y, aunque no se lo crea la gente, cada vez es m¨¢s grande. Cada vez vivimos una vida m¨¢s privada.
?C¨®mo se lleva tener dos sombreros tan diferentes, el de cantante bohemia y el de recatada esposa del presidente? ?No es algo esquizofr¨¦nico? ?No se vuelve loca? Es muy sencillo, tengo dos sombreros, pero la cabeza que hay debajo es la misma: la m¨ªa, la de siempre.
Mucha gente no comprende c¨®mo se puede compaginar el oficio de primera dama con el de artista. Ser primera dama consist¨ªa hasta ahora en estar casada con el presidente. Y estar a su lado. ?Hasta ahora! Yo tengo claro que debo representar a mi pa¨ªs en el tiempo p¨²blico. Pero tambi¨¦n tengo claro que el tiempo p¨²blico es muy breve. As¨ª que s¨®lo tengo que portarme bien durante un breve tiempo p¨²blico. Y creo que lo estoy ha??ciendo bien. Hay otra cosa que puede hacer una primera dama, y es ayudar a la gente, porque es una posici¨®n muy privilegiada y puedes pensar en la gente que no tiene tanta suerte. As¨ª que ambas cosas son muy f¨¢ciles de compaginar, porque ser m¨²sico es un trabajo distinto de los otros, porque lo haces de una vez, te pegas un atrac¨®n, y paras. Y lo puedes dejar durante meses o a?os. Por lo que al final no hay ninguna incompatibilidad, s¨®lo es cuesti¨®n de planificaci¨®n, de calendario, de organizarse. Es muy f¨¢cil.
?F¨¢cil? Ser primera dama no es una labor que lleve demasiado tiempo ni mucho trabajo, incluso en el caso de que est¨¦s a jornada completa. M¨¢s o menos consiste en estar con tu marido y ayudar a los dem¨¢s a trav¨¦s de la vida p¨²blica, pero no es un trabajo de verdad, no es como ir a la oficina todos los d¨ªas. Y escribir canciones tampoco es como ir a la oficina todos los d¨ªas. Mi funci¨®n, que es la de ser mujer del presidente, y mi trabajo, que es el de hacer canciones, se pueden compaginar porque no ocupan todo mi tiempo y puedo hacer una cosa y la otra. Ahora estoy con el disco y no tengo demasiado tiempo para ser primera dama, pero voy a ir a Israel de viaje oficial y luego a Jap¨®n al G-8. Hago lo que tengo que hacer, y lo hago con seriedad, y el resto del tiempo hago mi m¨²sica. Y cuando termine de hacer mi m¨²sica, como no voy a ir de gira con el disco, dedicar¨¦ toda mi energ¨ªa a ser una perfecta primera dama.
Y luego est¨¢ su hijo Aur¨¦lien, que vive una situaci¨®n que no debe de ser muy f¨¢cil para un ni?o. ?C¨®mo le va a educar para que esta vor¨¢gine medi¨¢tica no le salpique? Es una pregunta que me hago todos los d¨ªas. Me gustar¨ªa que fuera feliz, que tuviera una moral; me gustar¨ªa inculcarle el sentido del esfuerzo, y que tuviera conciencia de su situaci¨®n privilegiada. Que no se le suba a la cabeza.
Ha dicho que Bono, el cantante de U2, es para usted el referente de c¨®mo alguien famoso puede hacer cosas por la gente. Bono no es s¨®lo una referencia, deber¨ªa ser un ejemplo para todo el mundo porque est¨¢ dedicando mucho tiempo y energ¨ªa a ayudar a los dem¨¢s.
?Qu¨¦ le gustar¨ªa hacer a usted por los dem¨¢s? Me gustar¨ªa utilizar mi posici¨®n para ayudar a la gente; hacer lo que pueda para ayudar a la gente, porque hay mucha gente a la que ayudar.
?Puede concretar un poco? Por ejemplo, cuando fuimos a Sur¨¢frica vimos un hospital en Ciudad del Cabo en un barrio segregado que era para tratar a enfermos de sida, y para hacerse las pruebas, porque la gente de esos barrios no quiere hacerse las pruebas. As¨ª que mi marido y yo decidimos abrir 10 hospitales, porque en cada uno de ellos se atiende a 10.000 personas al mes, que es mucha gente. De modo que puedo recaudar dinero para eso; puedo encontrar a gente que lo financie, puedo pedirle a mi marido que me ayude. Y tambi¨¦n voy a ceder todos los beneficios de los derechos de mi disco, todav¨ªa no s¨¦ a qu¨¦ organizaci¨®n, pero me quiero asegurar de que el dinero de este disco vaya a la gente que tiene necesidades. Y apoyar todo tipo de acciones en las que se use mi nombre y mi imagen para abrir puertas. Por supuesto que no voy a hacer nada pol¨ªtico, sino humanitario. No soy pol¨ªtica.
Seg¨²n lo cuenta, con esa calma, da la sensaci¨®n de que su vida no ha cambiado? Mi agenda ha cambiado un poco, pero no mi vida. Es la misma. Mi casa es la misma. Esta casa. Y no la voy a dejar. Nos gusta.
Sin embargo, no va a hacer una gira musical. Porque hay problemas de seguridad; es muy complicado?
He visto a los escoltas cuando entraba en su casa. ?Ha cambiado mucho su vida en cuanto a la seguridad? ?Es inc¨®modo? El d¨ªa a d¨ªa no, apenas influye; pero si hago una gira y conciertos con mucha gente, es muy complicado.
?Por qu¨¦ se ha casado? ?Por qu¨¦ se ha complicado la vida? ?Por qu¨¦, siendo una persona tan libre, ha dado ese paso? Porque estoy enamorada.
Ya, pero usted ya hab¨ªa vivido con otros hombres; hab¨ªa tenido a su hijo, y nunca hab¨ªa dado el paso... En alguna ocasi¨®n coment¨® que era al¨¦rgica al matrimonio. Bueno, Nicolas me pidi¨® que me casara con ¨¦l y adem¨¢s es el presidente de Francia, y a los ciudadanos no les gusta que no est¨¦ casado.
?Se lo pens¨® mucho? No. Quer¨ªamos casarnos enseguida, fue incre¨ªble. En realidad, no pensamos en casarnos, simplemente lo hicimos. Fue autom¨¢tico.
??l tampoco se lo pens¨®? Si eres presidente, lo primero que te planteas seriamente es si te divorcias de tu pareja anterior. Muchos presidentes han evitado divorciarse para no impactar en la gente. Nadie se hab¨ªa divorciado antes y muchos han mantenido una doble vida para no molestar a sus votantes. Nicolas es una persona normal. No miente para ser presidente. Es una forma m¨¢s moderna de enfocar su vida y su carrera. No ha tenido que elegir entre tener una vida y ser presidente, tiene las dos cosas, por eso es tan moderno.
?Moderno? S¨ª. Y totalmente libre. Es libre. Creo que es la palabra que mejor le define. Si no, no se habr¨ªa casado con alguien como yo.
Pero es un pol¨ªtico conservador? Mi marido no es conservador. No corresponde a la idea que yo ten¨ªa de un conservador. Los dem¨¢s en su partido pueden serlo, nosotros no.
Da la sensaci¨®n de que usted s¨ª se ha aburguesado? ?Se ha vuelto m¨¢s conservadora en los ¨²ltimos meses? Para nada. Bueno, cuando me re¨²no con la reina de Inglaterra, no voy a llevar un vestido sexy, eso est¨¢ claro. Si eso es ser conservadora, lo soy. Aunque m¨¢s bien lo veo como una cuesti¨®n de respeto.
Estaba usted fant¨¢stica con la reina vestida a lo Jackie Onassis. ?Le gust¨®? Oh, gracias. Vamos a Espa?a en oto?o. Nos han invitado. ?Otra familia real, Dios m¨ªo!
La de Espa?a es otra cosa? La familia real inglesa tambi¨¦n es muy humana. Pero tienen un protocolo tan estricto? La princesa de Espa?a era periodista, ?no? ?Ha dejado de trabajar? Qu¨¦ pena. Quiero hablar con ella. Parece adorable. Ella y el pr¨ªncipe son de mi generaci¨®n. Tengo muchas ganas de conocerlos. Y a las dos ni?itas.
Usted siempre ha presumido de votar a la izquierda, se ha definido como "epid¨¦rmicamente de izquierdas", incluso apoy¨® a S¨¦gol¨¨ne Royal en las ¨²ltimas presidenciales. ?Seguir¨¢ votando a la izquierda? Siempre he votado en Italia, porque he sido italiana hasta hace dos meses, y ahora votar¨¦ en Francia. Nunca he votado en Francia. Por tanto, cuando llegue el momento, ya ver¨¦ a qui¨¦n voto.
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