La noche de los conciertos a mansalva

La guerra de los festivales alcanz¨® ayer su cenit con el cuerpo a cuerpo mesetario entre el Summercase, en Boadilla del Monte, y esa delegaci¨®n flotante que Benic¨¤ssim ha trasladado hasta Madrid bajo la denominaci¨®n de Saturday Night Fiber. La confrontaci¨®n promet¨ªa morbo, adem¨¢s de m¨²sica a raudales, pero en el apartado num¨¦rico la cita boadillense se impuso por goleada: a la ca¨ªda de la tarde cerca de 20.000 almas pululaban por sus instalaciones, mientras que apenas 2.500 aficionados se arremolinaban en el desangelado auditorio del Campo de las Naciones.

A pesar de la afluencia, el ambiente entre uno y otro escenario dista poco. Litros de cerveza alzados por j¨®venes indies en camiseta. Los festivales de m¨²sica alternativa tienen un trasfondo comercial. Y replican arquetipos sociol¨®gicos entre sus asistentes.

Los amigos de los negocios ilegales ten¨ªan claro cu¨¢l de las dos citas se llevar¨ªa el gato al agua. La polic¨ªa se incaut¨® de 120.000 pastillas de ¨¦xtasis rumbo al Summercase, el mayor alijo de este tipo del que se ten¨ªa noticia en la regi¨®n. Por fortuna, los estimulantes qu¨ªmicos distan de ser indispensables para disfrutar de una buena raci¨®n de rock al aire libre (¨ªbamos a escribir "al fresco", pero mentir¨ªamos).

El abrumador men¨² permit¨ªa escoger entre una rubia m¨ªtica (Blondie, en Boadilla) y una no menos volc¨¢nica morena (Siouxsie, en el Fiber), entre el guitarreo incendiario de Interpol o el de los Babyshambles, o entre dos oscuros gentlemen como el muy carnal Nick Cave y el vegetariano Morrissey. Para los muy noct¨¢mbulos, quedaban las opciones de los revividos The Verve y Primal Scream, al oeste de la regi¨®n, y My Bloody Valentine o el florido Mika. En este cap¨ªtulo, el de la excelencia art¨ªstica, la batalla de los indies estuvo mucho m¨¢s igualada a lo largo de toda la jornada.