Del 'todos ricos' al 'esto se hunde'
El concurso de Martinsa es la puntilla para un sector ahogado por la falta de liquidez y el derrumbe en ventas y en la Bolsa
Dos escenas con un a?o de diferencia resumen la crisis que viven las inmobiliarias. Al entonces presidente de Astroc, Enrique Ba?uelos, le preguntaban en abril de 2007 por la fenomenal revalorizaci¨®n de su empresa en Bolsa, cuyo valor hab¨ªa aumentado un 972% en nueve meses. "Algo tendr¨¢ el agua cuando la bendicen", se limitaba a responder. Un a?o m¨¢s tarde, los carteles de se vende estaban agotados en un gran centro comercial de Madrid. Porque el desplome del sector ha provocado que lo ¨²nico que se vende ahora en el mundo inmobiliario sean los anuncios de se vende.
Tras la euforia de un negocio que lleg¨® a presenciar aumentos en el precio de la vivienda del 18%, en los ¨²ltimos meses se han agolpado los malos augurios. El primero fue el derrumbe burs¨¢til de Astroc. El pinchazo del buque insignia de la era dorada del ladrillo arrastr¨® el 24 de abril del a?o pasado al resto de inmobiliarias cotizadas. Muchos dijeron que se trataba de un simple ajuste de la Bolsa, sin ninguna relaci¨®n con el mercado real. Pero la historia no ha dado la raz¨®n a estos optimistas.
A una disminuci¨®n en el ritmo de ventas ya palpable a mediados del a?o pasado se unieron los problemas financieros llegados en agosto de EE UU por la crisis de las hipotecas locas.
El cambio de ciclo lleg¨® justo cuando algunas empresas del sector estaban en plena digesti¨®n de las compras gigantescas en que se hab¨ªan embarcado en los momentos m¨¢s dulces. La absorci¨®n de Urbis por Reyal, la de Colonial por Inmocaral y la de Fadesa por Martinsa supuso la irrupci¨®n de unos empresarios (Rafael Santamar¨ªa, Luis Portillo, Fernando Mart¨ªn) a los que se alab¨® por el mismo motivo por el que ahora se les critica: por una ambici¨®n desmesurada. Empresarios ajenos al stablishment se tragaban grupos hist¨®ricos con la arrogancia del reci¨¦n llegado.
Estas empresas han tenido que renegociar una deuda desmesurada -6.000 millones de Reyal-Urbis, casi 9.000 de Colonial, 5.200 de Martinsa...- con bancos que se hab¨ªan olvidado de las alegr¨ªas de a?os anteriores y que ahora tienen dificultades para captar fondos en los mercados internacionales.
Llanera fue la primera inmobiliaria mediana en caer. Declar¨® la suspensi¨®n de pagos en octubre de 2007. Le sigui¨® L¨¢baro. Habitat estuvo a punto, pero las presiones de la Generalitat contribuyeron a que la inmobiliaria catalana lograra en febrero un pacto 15 minutos antes de que venciera el plazo fijado por los acreedores para refinanciar su deuda de 1.500 millones. Parec¨ªa que Fernando Mart¨ªn tambi¨¦n lo hab¨ªa logrado. Hace s¨®lo dos meses cerr¨® un acuerdo con los 45 bancos acreedores que supuestamente le aseguraba tres a?os de supervivencia. Pero la imposibilidad de obtener unos insignificantes 150 millones de euros en comparaci¨®n con su deuda total ha precipitado la ca¨ªda de la mayor promotora de Espa?a.
Todos en el sector creen que Martinsa no estar¨¢ sola en el infierno. "Muchas compa?¨ªas deber¨ªan estar pidiendo el concurso voluntario y no lo hacen por una cuesti¨®n de imagen. Puede que cuando lo hagan ya sea demasiado tarde. La principal repercusi¨®n de este concurso de acreedores es la penalizaci¨®n de la imagen del sector inmobiliario espa?ol frente al cliente nacional e internacional", opina el director general de Aguirre Newman, ?ngel Serrano. -
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