Las espa?olas vuelven a los prost¨ªbulos
La crisis empuja a muchas mujeres a volver a un oficio copado por extranjeras - Los precios se derrumban y el cliente es m¨¢s vejatorio y exigente
Una madame -o mami, en jerga m¨¢s actual- presenta a la chica como Ana. Es muy joven, guapa, de aspecto poco artificioso. Viste la camiseta de la selecci¨®n nacional de f¨²tbol y un tanga. "Es natural, cercana, es lo que tienen las se?oritas espa?olas", dice su madame. Ana tiene una mirada mortecina y una sonrisa suave cuando da dos besos al cliente. Dice que lleva muy poco en el negocio, que acaba de empezar.
Es de madrugada. Ella ejerce de prostituta en una casa-club de te¨®rico alto nivel, muy conocida en la costa mediterr¨¢nea. Est¨¢ a medio camino entre un local y un bajo. Es un formato en alza. Son espacios personalizados. Algunos cobran unos pocos euros la hora; otros, unos 150 o 200 euros el servicio. Pero unos y otros, en tiempos de mayor bonanza econ¨®mica, habr¨ªan sido mucho m¨¢s caros.
"S¨¦ de compa?eras que cobraban 80.000 pesetas y hoy piden 40 euros"
Algunas espa?olas se prostituyen a tiempo parcial para pagar deudas
Los proxenetas ofrecen j¨®venes a los clientes por lo que lleven en el bolsillo
Los golpes env¨ªan a las chicas a la calle. En los clubes no se admiten las marcas
Al invitado le recibe una mujer madura. Hace sentar al cliente y tomar una copa y empiezan a desfilar mujeres, no demasiadas, las suficientes para que las recuerde. Algunas casas-club tienen horario de 24 horas y despiertan a las chicas cuando hay faena. El horario diurno facilita que el cliente acuda a la hora de almorzar; la discreci¨®n, la atenci¨®n de la madame y diferentes ofertas especiales -a partir de 20 euros- han hecho que se mezclen los tipos con corbata y los que llevan mono de taller. Las casas de citas y locales de este estilo se multiplican sin regulaci¨®n. Las chicas nacionales destacan. Se las muestra como atracci¨®n.
Con el boom de la prostituci¨®n extranjera en a?os pasados, las espa?olas parec¨ªan haber desaparecido del mercado, excepto del m¨¢s marginal, el de los pol¨ªgonos de pueblo. Ahora, en los anuncios de prostituci¨®n en peri¨®dicos y en televisiones locales se grita su presencia. Incluso, la especificidad local: se?oritas catalanas, andaluzas... Seg¨²n Laura, propietaria de una casa de masajes en pleno centro de Valencia, "cada d¨ªa m¨¢s chicas nacionales se ofrecen ahora para trabajar". Por ejemplo, Laura, de mediana edad, que fue prostituta, es espa?ola. "Ca¨ª en esto por falta fuerte de dinero", cuenta. "Hace a?os, las muchachas espa?olas pod¨ªan trabajar de gog¨® de discoteca o de lo que hiciera falta, no necesitaban recurrir a esto, pero hoy la econom¨ªa va muy mal". "Adem¨¢s", insiste, "ahora los mismos clientes pagan m¨¢s por ellas". En su momento sucedi¨® lo mismo con las extranjeras esculturales que llegaban a trav¨¦s de las mafias. Ahora, hasta en webs especializadas se destaca si tal o cual chica ha nacido en Espa?a.
La fundaci¨®n Amaranta, dedicada a la acci¨®n social con mujeres en exclusi¨®n, ha comprobado este aumento de prostituci¨®n espa?ola en pisos particulares. Y tambi¨¦n a trav¨¦s de Internet o el tel¨¦fono. En estos ¨²ltimos casos, el sexo se practica en la calle, en el coche del cliente. "Son chicas que quieren conseguir dinero r¨¢pidamente y de manera concreta. Ven en la prostituci¨®n una posibilidad de hacer que cambie todo", explica Pilar Casas, directora de Amaranta. "En la mayor¨ªa de los casos se trata de casi adolescentes con un panorama familiar y social muy desestructurado". Piensan que el dinero les permitir¨¢ una vida m¨¢s f¨¢cil, diferente de la que conocen. "Tienen un historial variado de abusos, poca cultura y habilidad social, y nula autoestima". Pilar Casas cree que son, de alg¨²n modo, "chicas para las que hoy es muy dif¨ªcil participar del sistema y de sus exigencias, m¨¢s a¨²n en una situaci¨®n de crisis econ¨®mica".
Aunque en clubes y en la calle hay un 85% de extranjeras, las espa?olas ya llegan al 30% en las casas de citas, seg¨²n Amaranta. Ese camino va unido al consumo de alcohol y coca¨ªna. "Cada vez es m¨¢s com¨²n", indica Laura. "La mayor¨ªa de las espa?olas ya tomaban antes de ser prostitutas, y, cuando ejercen, acaban de hundirse", a?ade. Seg¨²n Pilar Casas, "muchas se buscan a traficantes como compa?eros".
Un estudio de Carmen Meneses, de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, constata que las entrevistadas espa?olas hab¨ªan tenido un consumo experimental de coca¨ªna previo al ejercicio de la prostituci¨®n, mientras que el resto no. El alcohol y la coca¨ªna les permiten sobrellevar la actividad que realizan. Algo que, por regla general, aborrecen. "Las consecuencias del consumo pueden llevar a la desprotecci¨®n en las pr¨¢cticas sexuales y a ser v¨ªctimas de agresiones por parte de los clientes". Esto se suma como una condena a todo tipo de deudas, algo que hoy atenaza a muchas j¨®venes meretrices. Desde la hipoteca o alquiler, en el caso espa?ol, al pago a los mafiosos, en los de extranjeras. Desde el reparto de beneficios con proxenetas o due?os de club a la cirug¨ªa est¨¦tica, algo muy com¨²n en las prostitutas del sector medio-alto.
Bien lo sabe Alicia, que cuenta a sus clientes que es venezolana, pero naci¨® en Ecuador. Era de las que cobraba "50.000 pesetas antes del euro" en un peque?o y vetusto club de lujo espa?ol. En los ¨²ltimos a?os, el precio no hizo m¨¢s que bajar y el club cerr¨®. Ahora, ha llegado a cobrar 60 euros en un enorme local de carretera, "y menos, si hace falta".
"En el mercado del supuesto lujo, los precios caen", corrobora Roc¨ªo Nieto, de la asociaci¨®n para la reinserci¨®n de mujeres prostituidas APRAMP. Es consecuencia de la econom¨ªa y de la incre¨ªble competencia. Seg¨²n Nieto, "genera una mayor explotaci¨®n, que expone a las mujeres a todo tipo de riesgos". Las prostitutas de lujo "se diferencian del resto en su educaci¨®n y en sus maneras", explica Pilar Casas, de Amaranta, "pero tambi¨¦n suelen provenir de un panorama ¨ªntimo de abusos". Seg¨²n su experiencia, "como el cliente paga m¨¢s, y ahora es una mala ¨¦poca, el trato es a¨²n m¨¢s vejatorio y exigente".
Parece estipulado que hay m¨¢s de 300.000 chicas que alquilan su cuerpo en Espa?a. Se han barajado cifras estratosf¨¦ricas y se ha especulado con la posibilidad de que el sector mueva de 32 a 40 millones de euros diarios. "Antes, la hermosura y la juventud se pagaban con mucho dinero en un club", explica Alex, antiguo propietario de casas de citas. "Ahora todas las se?oritas son hermosas y j¨®venes. La sensaci¨®n es que hay m¨¢s prostitutas regulares que clientes habituales".
Eso parece en El Camin¨¤s, un largo sendero entre huertos castellonenses. Como en otros lugares de Espa?a, all¨ª, ahora mismo, abundan las muchachas rumanas j¨®venes y bellas que a?os atr¨¢s hubieran podido pertenecer al sector del lujo. Ahora, el chulo incluso las lleva del huerto a la casa del cliente en una moto de campo por 10 o 20 euros. Tambi¨¦n recorre esos campos una furgoneta con dos proxenetas, un colch¨®n y varias rumanas. Los tipos le ofrecen la chica a cualquiera por lo que lleve en el bolsillo.
Otras muchachas son transportadas cada d¨ªa en furg¨®n hasta esa zona, donde pasan jornadas de 10 horas o m¨¢s. Llevan sillitas de playa, alg¨²n bocadillo y una botella de agua que les quita la sed y les hace de bid¨¦. Aceptan pr¨¢cticas sexuales extravagantes y de riesgo. "S¨®lo lo normal no suele pedirlo ya casi nadie", explica Sof¨ªa. Dice que es de Jamaica, pero es africana. Decenas de chicas compiten con ella. Sof¨ªa aprieta un m¨®vil con la mano; con ¨¦l avisa a su vigilante -su proxeneta, que de vez en cuando aparece por los naranjos- cuando tiene un cliente.
Chicas moldavas se arrastran por El Camin¨¤s con alg¨²n ojo morado y hasta con se?ales de mordiscos en la cara. Seg¨²n la Unidad Central contra las Redes de Inmigraci¨®n, la prostituci¨®n mafiosa de Europa del Este es la principal en Espa?a. La edad de las chicas oscila entre 18 y 22 a?os. Los golpes de los proxenetas las empujan a los caminos.
Laura no permite la interferencia de mafias. "Vinieron unos rusos a ofrecerme se?oritas, que se pod¨ªan cambiar cada cierto tiempo, y les dije que se fueran". "Si aceptas eso, luego te piden que abras 24 horas, luego que trafiques, va todo unido", expone. Tampoco ha tenido nunca orientales, que ahora se multiplican. "Las hacen pasar por japonesas, pero son chinas", explica.
Un trabajo realizado por investigadores del Instituto de Salud Carlos III (publicado en la revista Sexuality Transmited Infections) cataloga a Espa?a como el territorio desarrollado con mayor prevalencia de relaciones sexuales venales: uno de cada cuatro hombres ha pagado por sexo. La prostituci¨®n est¨¢ asimilada. Especialmente, el moderno club de carretera ha sido el gran dispensador de ella. Pero hoy la discoteca sexual de grandes dimensiones tambi¨¦n pasa por dificultades. El modelo se agota.
"Parece que est¨¢ variando", explica Esperanza Casals, sex¨®loga y directora del grupo de psicolog¨ªa aplicada Espai. "Se ha dado una asimilaci¨®n de la prostituci¨®n como un consumo l¨²dico y masivo desligado de la moral. Y lo ha hecho a trav¨¦s de la propaganda de esos locales, de la vinculaci¨®n de su oferta a las despedidas de soltero y al fin de semana". Ahora, en ¨¦poca de recesi¨®n, intentan vender lo mismo de otro modo. Al igual que las tiendas de precio medio emulan los dise?os de las firmas italianas, estos locales ofrecen clase preferente a precio de calle. El alto standing, sin serlo. Rebajas todo el a?o.
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