Balanzas
No comprendo la intenci¨®n del Gobierno a la hora de hacer y publicar las denominadas balanzas fiscales. El resultado estaba cantado y su utilizaci¨®n por los nacionalistas catalanes y por la Generalidad, tambi¨¦n. Es cierto que ni Catalu?a aporta tanto ni Andaluc¨ªa est¨¢ tan subsidiada. Pero era obvio que las comunidades con mayor renta per c¨¢pita tendr¨ªan un saldo negativo y las de menor renta uno positivo. ?Alguien pensaba otra cosa? Ahora bien ?qu¨¦ quer¨ªa el Gobierno con esto? Por mucho que se diga, le ha regalado al nacionalismo catal¨¢n una estaca con la que atizar al Gobierno y para reiterar la monserga de los subsidios. Publicar esas balanzas habr¨¢ tenido un coste econ¨®mico. Ya que al Gobierno le ha dado un ataque de transparencia nos podr¨ªan decir cu¨¢nto ha costado hacer los dichosos informes. Luego que nos digan por qu¨¦ se publican. Y ya puestos, se podr¨ªan hacer las balanzas por municipios para saber si la ciudad de Barcelona recibe m¨¢s que la de Tarragona o si Sevilla tiene m¨¢s que M¨¢laga. Por este camino podemos llegar por el camino infinito hasta el absurdo y m¨¢s all¨¢. Est¨¢ tambi¨¦n el asunto de d¨®nde pagan el impuesto de sociedades empresas que desarrollan su actividad por toda Espa?a ?D¨®nde lo hacen el BBVA, La Caixa, Gas Natural y tantas otras??Se ha tenido en cuenta esta singularidad? La publicaci¨®n de las balanzas nos ha tra¨ªdo a la antiguamente moderada Convergencia a hablar del expolio de Catalu?a. Y, por supuesto, hasta entre los socialistas catalanes se usa como argumento para aportar menos a la caja del Estado. Merecer¨ªa cap¨ªtulo aparte debatir si los socialistas catalanes son primero socialistas o primero catalanes, porque a veces es complicado se?alar una distinci¨®n. Su estrategia, como la de todo nacionalista, conduce a la insolidaridad por la v¨ªa del ego¨ªsmo. Todas esas patra?as de la "desafecci¨®n" y dem¨¢s monsergas tienen como ¨²nico fin conseguir m¨¢s recursos, algunos destinados a la noble tarea de que se rotulen comercios y espacios p¨²blicos en catal¨¢n, por mucho que luego se diga que hay no s¨¦ cu¨¢ntos pobres en Catalu?a. Hay veces que da la sensaci¨®n de que el principal inter¨¦s de la Generalidad es hacer un pa¨ªs monoling¨¹e y uniforme. Qu¨¦ tiempos aquellos de la cosmopolita Barcelona hoy camino de convertirse en ciudad aldeana. En muchos aspectos Andaluc¨ªa est¨¢ por delante de Catalu?a: en innovaci¨®n, en esfuerzo y, desde luego, en trabajo. Por mucho que se empe?en fuera de Andaluc¨ªa en ofrecer una imagen hedonista e indolente Andaluc¨ªa es trabajadora y emprendedora. Menos de lo que quisi¨¦ramos, pero no andamos todo el d¨ªa llorando cada vez que hay un problema, ni lo achacamos a Madrid o a Bruselas, que tanto da. Luego llegar¨¢n los problemas de infraestructuras, que al parecer s¨®lo preocupan cuando se producen. El resto del tiempo el empe?o p¨²blico catal¨¢n parece otro.
Las famosas balanzas nos llevan a la financiaci¨®n. En este asunto, como en tantos otros, la pol¨ªtica de la Junta parece m¨¢s efectiva que efectista. En vez de andar dando voces se negocia con propuestas sensatas que puedan ser aceptadas por todos. No se busca la bilateralidad ni la soberan¨ªa ni otras tonter¨ªas por el estilo. Se buscan recursos para ofrecer servicios p¨²blicos a los ciudadanos, lo que conduce a ofertas basadas en la poblaci¨®n. Los servicios se prestan a las personas y ¨¦stas deben ser el primer elemento para el c¨¢lculo. Luego se le podr¨¢ a?adir la dispersi¨®n, la insularidad, la periferia e incluso la renta, por qu¨¦ no. Cuadrar la financiaci¨®n sobre la base de que nadie pierda y algunos ganen en momentos de crisis parece complicado. Los ingresos fiscales del Estado se reducen a la misma velocidad que lo hace el PIB, con lo cual hay menos a repartir, por mucho expolio que se haya producido en Catalu?a. Lo primero es garantizar id¨¦nticas prestaciones de servicios en toda Espa?a y luego cohesionar la naci¨®n a base de reducir las diferencias entre ricos y pobres. Eso es solidaridad. Ser¨ªa urgente que alguien lo explicara en Barcelona.
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