La gran familia danesa
Sastre se queda sin el 'maillot' amarillo, aunque en el CSC afirman que tienen dos l¨ªderes: el espa?ol y Frank Schleck
Mientras a Frank Schleck le entregaban el maillot amarillo en la pradera de Prato Nevoso, en los Alpes italianos, llenos de pinos y abetos, con olor a resina, Carlos Sastre se tomaba una coca cola sentado tranquilamente en uno de los coches del CSC. Gorra, m¨®vil y manos al volante. Era el ¨²nico mando del que pod¨ªa presumir ayer porque su ataque final s¨®lo le vali¨® para recortar distancias con Menchov y Evans. Nada m¨¢s. All¨ª se qued¨®, mirando por la ventanilla empapada de agua.
Parece que en su equipo, por mucho que se nieguen a reconocerlo, se ha abierto una guerra de sangre y con hermanos de por medio. Todos dicen que son una gran familia, que todos son amigos, que los unos ayudan a los otros, que eso de tener dos hombres-l¨ªder es una ventaja. Pero Andy, el menor de los Schleck, el m¨¢s despistado, el que va pidiendo a diario el aparato para controlar las pulsaciones porque dice que lo ha perdido y luego resulta que tiene dos guardados en la maleta, no se lo pens¨® dos veces y ayer hizo un trabajo fundamental para Frank.
"El Tour lo ganar¨¢ Sastre, es el m¨¢s fuerte", afirma el padre de Schleck
"Tienen total libertad; cuando ataque Carlos, Frank vigilar¨¢ y viceversa", dice Riis
As¨ª lo reconoci¨® su padre Johnny, ex ciclista, y ahora ch¨®fer de visitantes vip en el Tour: "Andy ha sido fundamental, ha estado animando a su hermano todo el tiempo dici¨¦ndole que aguantara y que no se viniera abajo". A ¨¦l, al peque?o con cara de ni?o bueno, le produce algo parecido a la urticaria que le pregunten para qui¨¦n trabaja, si para su hermano o para Carlos Sastre, el que en teor¨ªa es el l¨ªder del equipo. "Yo trabajo para el CSC. Primero lo hice para Carlos y cuando ¨¦ste atac¨®, para Frank", explic¨® ayer con su eterna sonrisa en la cara y una toalla azul en el cuello. Los dos hermanos lo comparten todo: zapatillas, camisetas, incluso los calcetines. Mientras el resto de sus compa?eros van rot¨¢ndose de habitaci¨®n, ellos siempre duermen juntos.
La tragedia danesa, aunque lejos del castillo de Kronborg, est¨¢ servida: el m¨¢s activo fue Sastre, pero el que se visti¨® de amarillo fue el mayor de los Schleck. "S¨ª, pero el Tour lo ganar¨¢ Sastre, es el m¨¢s fuerte", concedi¨® Johnny mirando a su hijo Frank de 28 a?os en lo m¨¢s alto del podio. Al bajar, ¨¦ste le regal¨® el ramo de flores y el le¨®n, mascota de la que nunca se ha separado Cadel Evans estos ¨²ltimos d¨ªas -en el descanso en Pau, la semana pasada, organiz¨® una rueda de prensa en el jard¨ªn del hotel y, al lado de la tumbona y de la mesa de playa, descansaba el dichoso le¨®n de peluche-.
Frank fue el ¨²nico que desvel¨® cuales hab¨ªan sido los planes para el primer duelo en los Alpes. Los desvel¨® como si estuviera viviendo un cuento, con los mofletes todav¨ªa muy rojos por el esfuerzo y deseando irse al hotel a celebrarlo con una copa de champa?a. "Somos un grupo muy homog¨¦neo que se encuentra bien en todos los terrenos: llanura y monta?a. Y ayer el plan que hab¨ªa dibujado el equipo ha funcionado como estaba previsto: Andy ha ido marcando los tiempos, Carlos ha recuperado segundos importantes en la general y yo me he vestido de amarillo", explic¨®. El ataque a tres es la misma t¨¢ctica que el equipo utiliz¨® en Hautacam.
"Los l¨ªderes son ambos porque ambos est¨¢n en unas posiciones ¨®ptimas. As¨ª que esperaremos y esperaremos", coment¨® Kim Andersen, director deportivo del equipo dan¨¦s. Bjarne Riis, el team manager, enton¨® la misma cantinela. "Tienen total libertad: cuando ataque Carlos, Frank se quedar¨¢ a vigilar a los favoritos y cuando ataque Frank, el que har¨¢ de vigilante ser¨¢ Carlos", dijo, convencido de que es una t¨¢ctica que nunca falla. Al festival de la amistad y de la vida color de rosa se uni¨® tambi¨¦n Carlos Sastre: "Jugamos con dos bazas y es una ventaja que no tienen otros equipos", dijo el espa?ol, que se aprendi¨® el discurso en los Pirineos y ayer lo recicl¨® en los Alpes. Como si de las mismas monta?as se tratara. Pero, como dir¨ªa Flecha, los Pirineos son como ver un dvd en casa, y los Alpes, una pel¨ªcula en el Imax, el cine de tres dimensiones.
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