Detenido por esclavizar a inmigrantes en Huelva
La Guardia Civil detuvo ayer en Cartaya (Huelva) a un ciudadano marroqu¨ª por mantener en condiciones infrahumanas a siete compatriotas. M .A., de 38 a?os, fue arrestado en el taller de confecci¨®n donde obligaba a los trabajadores inmigrantes a cumplir, hacinados, jornadas laborales de hasta 18 horas diarias. El local, de s¨®lo 43 metros cuadrados, carec¨ªa de ventilaci¨®n y apenas estaba iluminado. Por todo ello el detenido est¨¢ acusado de un presunto delito contra el derecho de los trabajadores y ha sido puesto a disposici¨®n del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero dos de Ayamonte.
En el momento de su arresto, que se produjo a las 8.15 de ayer, M. A. se encontraba en el taller, situado en la calle Almedral del municipio costero. All¨ª se api?aban los siete trabajadores, junto a numeroso material textil y m¨¢quinas de coser.
Trato vejatorio
Los inmigrantes viv¨ªan en condiciones de "semiesclavitud", seg¨²n afirm¨® la Guardia Civil. Los investigadores se?alaron que el detenido inflig¨ªa constantes tratos vejatorios, humillaciones, insultos, amenazas e, incluso, agresiones f¨ªsicas a las personas a las que explotaba.
En los dos meses que ha durado el suceso, el detenido pag¨® a sus empleados s¨®lo 200 euros, que ¨¦stos deb¨ªan repartir entre ellos. Al parecer, el acusado les hab¨ªa dicho que les hab¨ªa descontado de sus sueldos el alquiler de la vivienda en las que resid¨ªan. Los trabajadores le hab¨ªan pagado presuntamente 7.500 euros cada uno bajo la promesa de que el detenido les garantizaba unas condiciones laborales dignas, as¨ª como regularizar su situaci¨®n administrativa. De los siete trabajadores, cinco ten¨ªan su documentaci¨®n en regla, mientras que dos se encontraban en situaci¨®n irregular.
Las v¨ªctimas que pose¨ªan autorizaci¨®n de residencia y trabajo ten¨ªan limitada su licencia a un a?o, y siempre con contrato a tiempo parcial. Aun as¨ª, realizaban jornadas de trabajo diarias desde las ocho de la ma?ana hasta la hora que designaba el empresario, entre las once de la noche y las dos de la madrugada. Los trabajadores gozaban s¨®lo de un descanso de hora y media para comer y sus d¨ªas libres se limitaban a algunos domingos. El patr¨®n los ten¨ªa atemorizados.
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