El rostro de la limpieza ¨¦tnica
El psiquiatra dirigi¨® las peores matanzas en Europa desde la II Guerra Mundial
"Si este a?o no capturamos a Karadzic y Mladic, ir¨¦ yo misma a buscarlos". Carla del Ponte, la combativa fiscal del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, lo dec¨ªa en 2000 y nunca pudo cumplir su prop¨®sito. Dej¨® el cargo en diciembre pasado, agotada de tanto pedir una colaboraci¨®n que nunca fue completa. Pero, finalmente, al menos Radovan Karadzic (Petnica, Montenegro, 1945) ha sido detenido. El jefe pol¨ªtico que organiz¨® las peores matanzas en Europa desde la II Guerra Mundial est¨¢ ya entre rejas.
Karadzic fue la cara del nacionalismo serbio en la terrible guerra de Bosnia (1992-1995), el gran aliado de Slobodan Milosevic en el objetivo de romper la rep¨²blica y entregar sus restos a Belgrado. En su ¨¦poca de gloria, cuando recib¨ªa a pol¨ªticos y vasallos en su cuartel general de Pale, su larga melena blanca ondeaba siempre al viento. Se le hubiera podido confundir con un apacible profesor rural o un entra?able fil¨®sofo. Pero ten¨ªa las manos manchadas de sangre: era el pol¨ªtico que ordenaba el asedio a Sarajevo mientras le¨ªa poes¨ªa. O daba luz verde al genocidio de Srebrenica, donde fueron asesinados m¨¢s de 8.000 musulmanes.
Era el pol¨ªtico que ordenaba el asedio a Sarajevo mientras le¨ªa poes¨ªa en Pale
Naci¨® en las monta?as de Montenegro, un pa¨ªs que se independiz¨® en 2006 y que Karadzic siempre vio como parte de Serbia. No de Yugoslavia. Su proyecto siempre fue el de la Gran Serbia, que se resum¨ªa en un principio: "Es Serbia all¨ª donde hay serbios". El axioma serv¨ªa para Kosovo, para Montenegro, y, por supuesto, para Bosnia-Herzegovina, donde le pill¨® el combate final. En Sarajevo trabajaba como psiquiatra en los a?os en que vol¨® Yugoslavia. Cuando las autoridades decidieron seguir el camino de otras rep¨²blicas y proclamar la independencia, ¨¦l cogi¨® el fusil. Y fue a buscar la munici¨®n a Belgrado.
La paz de Dayton (1995), avalada por Occidente, bendijo tambi¨¦n la pol¨ªtica etnicista y las conquistas de la guerra. Parec¨ªa que nadie iba a hurgar debajo de la manta y el carnicero Karadzic bien hubiera podido haber pasado a la posteridad como el estadista que pacific¨® los Balcanes. Pero Belgrado sigui¨® empu?ando el fusil hasta la derrota final. Y en el camino hacia el precipicio arrastr¨® a los h¨¦roes que ya en 1995 eran reclamados por La Haya por delitos de genocidio y cr¨ªmenes contra la humanidad. Un a?o despu¨¦s se vio obligado a ceder el poder de su Rep¨²blica Serbia de Bosnia (Srpska). Y luego, a desaparecer en los montes de su regi¨®n natal.
Karadzic encontr¨® cobijo en buc¨®licos monasterios, donde escrib¨ªa poes¨ªa y cuentos para ni?os. Pero el cerco se fue estrechando, de forma lenta pero implacable. En 2000 cay¨® Milosevic y Serbia empez¨® a cambiar para siempre. El viejo aparato ha mantenido durante todos estos a?os muchos resortes ocultos de poder, pero Karadzic perdi¨® al padre. En 2006, Montenegro -?su Montenegro!- vot¨® poner fin al matrimonio con Belgrado. Durante la campa?a electoral, algunas casas en enclaves de mayor¨ªa serbia a¨²n exhib¨ªan sonrientes retratos del psiquiatra en el comedor. "Es nuestro h¨¦roe", dec¨ªan incluso algunos. Pero perdieron, y nadie se levant¨® en armas para defender el honor del h¨¦roe.
El golpe definitivo ha llegado en 2008. En las elecciones generales no s¨®lo han ganado los europe¨ªstas, sino que el Partido Socialista de Milosevic ha sido clave para formar un Gobierno que mira a Europa y que empieza a enfrentar sus demonios. Incluso este partido empieza a mirar al pasado con horror: el h¨¦roe era en realidad un criminal que adem¨¢s hizo saltar por los aires un pa¨ªs.
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