La cara amable de Caetano Veloso
El brasile?o encandila al p¨²blico de Santiago con un repertorio intimista
La belleza, en el sentido pactado del t¨¦rmino, encuentra una de sus encarnaciones en Caetano Veloso. Entre la melancol¨ªa alegre de la bossa nova y una samba te?ida de suavidad, para su concierto en las fiestas del Ap¨®stolo de Santiago Veloso olvid¨® el filo desafiante que a menudo lo ha caracterizado. Ante poco m¨¢s de dos mil personas, y a los pies de la Berenguela, el bahiano entreg¨® el pasado lunes su versi¨®n todos los p¨²blicos, armado apenas de guitarra y voz.
No fue hasta la tercera canci¨®n del recital que el autor de Soy loco por ti Am¨¦rica se dirigi¨® al respetable. Y lo hizo en portugu¨¦s. "Siempre que vengo a Galiza hablo en portugu¨¦s, porque nuestra lengua es el gallego portugu¨¦s. Si alguien no entiende, puedo traducir al castellano, pero poco", dijo divertido. Veloso hab¨ªa arrancado su actuaci¨®n, diez minutos despu¨¦s de las diez, con aquella Minha voz, minha vida que cediera a Gal Costa en 1982.
La figura de Caetano sobre taburete, recortada contra un escenario negro y gigante, y una voz por la que, literalmente, no han pasado 41 a?os de carrera, se hizo enseguida con un p¨²blico ad hoc. La progres¨ªa veterana, los abundantes lus¨®filos o reconocidos integrantes del panorama musical gallego, ya estaban en el bolsillo de Veloso antes de sonar el primer acorde. Pero con la hermosa Terra, que en 1978 comenzaba "Quando eu me encontrava preso / Na cela de uma cadeia", la comuni¨®n, ayudada por la ac¨²stica de la Praza da Quintana, parec¨ªa de misa laica.
Veloso se detuvo en un homenaje a Ary Barroso, el compositor brasile?o por excelencia durante la d¨¦cada de los 40, y record¨® al tot¨¦mico Jo?o Gilberto. "Aprend¨ª a tocar y a cantar gracias a Jo?o", confes¨®, antes de esbozar su tributo "a los 50 a?os de la bossa nova". El m¨²sico bahiano tambi¨¦n par¨® en una susurrada Cucurrucuc¨² paloma -del mexicano Tom¨¢s M¨¦ndez y popularizada por Joan Baez-, la canci¨®n que lo acerc¨® a la popularidad en Castilla de la mano de una pel¨ªcula de Almod¨®var.
Pero cuando asomaba el Caetano libertario, aquel m¨²sico que efectu¨® sobre las m¨²sicas brasileiras una operaci¨®n semejante a la que Bob Dylan realizara sobre las estadounidenses, la intensidad sub¨ªa. Desde la poes¨ªa concreta de Qualquer coisa (1975) -"Belo pelo aterro, pelo desterro / Berro pelo seu berro, pelo seu erro"- al Odara africanista del elep¨¦ Bicho (1977), el Veloso que se aparta de boleros y ortodoxias de bossa nova para juguetear con ritmos y lenguajes contin¨²a siendo el m¨¢s inquietante.
Con 65 a?os de edad, la distancia entre Caetano Veloso y sus distinguidos compa?eros de generaci¨®n (ah¨ª se cuenta un ministro, Gilberto Gil, o a Milton Nascimento) se debe en buena parte a su materia l¨ªrica. Y si el tema que lo despidi¨® del p¨²blico de A Quintana antes del ¨²nico bis, O Le?ozinho, asombra con una sencillez propia de la po¨¦tica de lo popular, en A luz de Tieta, parada final del concierto, se enfrenta a su tiempo: "Futebol e carnaval / Nada muda, ¨¦ t?o escuro / At¨¦ onde eu me lembro / Uma dor que ¨¦ sempre igual".
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