"Fue horrible ver que los chimpanc¨¦s son brutales"
Jane Goodall aparece en el lugar de la cita sin el brazo en cabestrillo y pide permiso para acicalarse un poco antes de comenzar la sesi¨®n fotogr¨¢fica. Por la ma?ana, en la presentaci¨®n de los resultados y premios del primer a?o de trabajo en Espa?a del instituto que lleva su nombre, ten¨ªa el brazo recogido en un pa?uelo debido a una dislocaci¨®n del hombro.
A pesar de estos gestos, no hay rasgo de frivolidad en esta et¨®loga (lo prefiere a primat¨®loga) de 74 a?os que se adentr¨® hace 50 en el mundo de la investigaci¨®n para estudiar el comportamiento de los chimpanc¨¦s. Su imagen, esbelta y bella en lo f¨ªsico y amena y cercana en el trato, aparece al segundo de conversaci¨®n, cuando escenifica el motivo de la dislocaci¨®n de su hombro. "Siempre que voy a la reserva de Gombe (Tanzania) busco entre los bosques y las monta?as los mejores lugares para observar a los chimpanc¨¦s, y en una subida por una ladera muy empinada se desprendi¨® una gran roca que me impact¨® en el hombro".
La primat¨®loga lleva medio siglo luchando por la protecci¨®n de los grandes primates
A pesar de estos percances, a Jane Goodall le gustar¨ªa viajar menos y pisar m¨¢s la tierra donde empez¨® todo, donde comenz¨® a poner nombres y definir por su comportamiento a diferentes chimpanc¨¦s y a descubrir costumbres hasta entonces desconocidas, como el uso de hierbas y palos para capturar termitas. Y eso que la primera vez que apareci¨® por Cambridge para describir su forma de trabajo lo cuestionaron. "Mis colegas me dec¨ªan que hac¨ªa todo mal, que c¨®mo se me ocurr¨ªa poner nombres, que se deb¨ªan identificar por n¨²meros, y que no me centrara tanto en emociones, sentimientos e incluso personalidad", explica. El Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y T¨¦cnica o distinciones de la Sociedad Zool¨®gica de Londres y de la Asociaci¨®n de Antropolog¨ªa Americana ayudaron a vencer esas reticencias. La llegaron a llamar "la modelo de National Geographic".
"Ayer mismo nacieron dos gemelos en la reserva que adem¨¢s proceden de una madre y una abuela que tambi¨¦n tuvieron gemelos y para los que buscamos nombres a trav¨¦s de nuestra web", comenta. Y recuerda con cierta tristeza que no queda ning¨²n individuo de los que la vieron aterrizar en Tanzania hace casi medio siglo. "Hace tres a?os muri¨® Fif¨ª, una de las primeras hembras con las que trabaj¨¦". Tampoco vive David Greybeard, el macho que deslumbr¨® a la humanidad al mostrar que era capaz de utilizar herramientas para comer. Pero la saga sigue con Cygan, Flow, Ferdinand... Y mantiene en pie su entusiasmo por protegerlos a todos.
La mujer que, junto a Birute Galdikas y Dian Fossey, puso en el mapa de la conservaci¨®n y protecci¨®n de los animales a los grandes primates echa de menos el contacto con los chimpanc¨¦s, una especie de la que no se cansa de repetir el parentesco gen¨¦tico (compartimos el 99% de nuestro ADN) que tiene con la especie humana.
Tambi¨¦n insiste en la importancia que tiene el coraz¨®n, entendido como fuente de buenos sentimientos, frente a la excesiva racionalizaci¨®n, incluida la de sus colegas: "El cerebro sin una base de compasi¨®n es peligroso, como lo demuestran las guerras y la destrucci¨®n". Algo que no es inherente al ser humano, como se encargaron de mostr¨¢rselo los chimpanc¨¦s. "Fue horrible, recib¨ª un verdadero shock cuando descubr¨ª que son capaces de las luchas m¨¢s cruentas y brutales con tal de defender su territorio", recuerda.
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