Paradojas
Este pa¨ªs necesita unas buenas vacaciones. Esperemos que el mar azul y la tranquilidad de las siestas veraniegas sirvan para poner las cosas en su sitio. El silencio y la b¨²squeda de retiro son una alternativa razonable cuando uno se ve sobrepasado por la cambiante realidad. ?C¨®mo opinar en el v¨¦rtigo de las tierras movedizas? Un mundo del rev¨¦s llena de paradojas los recuerdos, las profec¨ªas, los testimonios del presente. Te acercas a un viejecito de barba blanca, dedicado a cultivar su figura humilde de m¨ªstico y la medicina alternativa, le pides un remedio para la artrosis y resulta que se trata de Radovan Karadzic, un genocida buscado por la justicia internacional. Otros genocidas m¨¢s vistosos y sin disfraz siguen sentados en sus despachos de gobierno o disfrutando con mejor o peor car¨¢cter de la jubilaci¨®n. Sufres al ver que Europa se disuelve a s¨ª misma para acatar el neocapitalismo devorador al que llamamos Estados Unidos, pero se presenta en Europa el candidato negro a la presidencia norteamericana, que tardar¨¢ muy poco en aprender a comportarse con los indios como un verdadero hombre blanco, y nos pide a los europeos m¨¢s protagonismo en la construcci¨®n de un mundo nuevo.
Ves las fotograf¨ªas de dos amantes bellos, ¨¦l con barba recortada de un poeta rom¨¢ntico, ella con unos ojos capaces de demostrar que la belleza y la verdad son inseparables, y resulta que se llaman Arkaitz Goikoetxea y Maialen Zuazo. Son miembros principales de un comando terrorista que se dedica, seg¨²n una vieja paradoja patri¨®tica, a llenar de sangre y dolor la tierra que dicen adorar. En la cama o en la hacienda, la pasi¨®n nacionalista acaba devor¨¢ndolo todo. Los socialistas catalanes, invocando su derecho a mantener relaciones bilaterales en la cama del Estado, est¨¢n dispuestos a liquidar los principios de la fiscalidad socialdem¨®crata. No quieren que se distribuya la riqueza, que pague m¨¢s el que m¨¢s tiene y que reciba m¨¢s el que m¨¢s lo necesite. Mezclar socialismo, nacionalismo y fronteras fiscales supone una paradoja que clama al cielo incluso en este reino democr¨¢tico de la paradoja.
Claro que los socialistas catalanes est¨¢n que se salen. No es ya que se asombren ante el malestar de los socialistas andaluces, que pretenden distribuir el dinero del Estado seg¨²n criterios demogr¨¢ficos y sociales, es que desembarcan en el Gobierno de Espa?a con una chuler¨ªa espa?olista envidiable. Celestino Corbacho, el ministro socialista de Trabajo e Inmigraci¨®n, no se corta un pelo a la hora de defender pol¨ªticas inhumanas contra la inmigraci¨®n. En nombre del socialismo, y del nacionalismo catalano-espa?olista, quiere recortar el derecho a la reagrupaci¨®n familiar en la Ley de Extranjer¨ªa. No tiembla al decidir sobre la vida de las criaturas. Rajoy, por supuesto, que tambi¨¦n va a lo suyo, profundiza en el nuevo clima de entendimiento con el PSOE y ofrece su apoyo p¨²blico a don Celestino. Los partidarios del voto ¨²til tendr¨¢n un panorama parad¨®jico y complicado en las pr¨®ximas elecciones. Igual acaban votando a Rajoy para que no gobierne la derecha.
Ni la belleza es la verdad, ni las barbas blancas son bondadosas, ni la crispaci¨®n ocultaba diferencias notables de pol¨ªtica y de gobierno. Al pa¨ªs le hacen falta unas buenas vacaciones, y a este servidor de ustedes tambi¨¦n. Quiero que mis paradojas descansen y se vayan a pasear por la costa granadina de la infancia, ante el mediterr¨¢neo azul y cristalino, o por la Bah¨ªa de C¨¢diz, junto a un atl¨¢ntico lleno de pleamares y bajamares. Pero hasta los paisajes de la felicidad son parad¨®jicos. Uno puede huir de las contradicciones, buscar descanso en las arenas doradas, y encontrarse con el cad¨¢ver de un ahogado, v¨ªctima de una patera que busc¨® el bienestar y hall¨® el infierno. Si dormimos la siesta, tendremos pesadillas.
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