El p¨²blico es la estrella
A un lado de la penumbra un actor joven mira al frente. Est¨¢ pensativo... Dos segundos, tres segundos, cuatro segundos; gira a su izquierda y se dirige hacia una puerta en medio de la oscuridad. Intenta abrirla, duda, y cuando finalmente la abre, de la habitaci¨®n escapa una luminosa ventisca de objetos, personas, ideas y recuerdos virtuales que quedan flotando como fantasmas entre las sombras.
El silencio de la sala se hace abisal, hasta que empieza a emerger una corriente de aplausos que amainan en seco cuando el actor sale de su asombro y empieza a interactuar con esos hologramas de sue?os y recuerdos que danzan a su alrededor. Y ninguno de los espectadores del teatro La Castellana de Bogot¨¢ parpadea con este Norman de los canadienses de 4D Art que quieren mostrar la atemporalidad de la belleza y la importancia de recordar. Y de actuar y conectar con el p¨²blico como se hace tambi¨¦n en los escenarios en Espa?a y el resto del mundo. Aunque no hay cifras recientes, todos hablan de la afluencia de p¨²blico a los espect¨¢culos. Entre otras razones "debido al aumento de la actividad esc¨¦nica en todo el territorio nacional, aunque no igualitariamente. El reto del sector es conseguir un intercambio entre las comunidades, porque ahora prevalece una protecci¨®n de los productos propios que deber¨ªan abrirse para fomentar el intercambio teatral y cultural", reflexiona Daniel Mart¨ªnez, presidente de FAETEDA (Federaci¨®n de Asociaci¨®n de Empresas de Teatro y Danza).
Helena Pimenta: "Hay hartazgo de la virtualidad. La gente busca actuaciones en directo, la experiencia humana"
Jos¨¦ Carlos Plaza, director espa?ol de obras como Yo, Claudio y Solas, comenta: "La gente est¨¢ un poco harta de la imagen formal, del arte por el arte. Hay una sobresaturaci¨®n del sistema de imagen y la gente necesita ver algo vivo, que le transmita. Lo que percibo es que buscan el contacto con los sentimientos, un reencuentro con las emociones m¨¢s humanas, buscan sentir y estremecerse. Es decir, que ahora vuelve a primar el contenido sobre la forma".
Un retorno que surge como contrapeso, o respuesta, al acoso de las nuevas tecnolog¨ªas, de la pol¨ªtica, del enorme acceso a la informaci¨®n, del aumento de la individualidad y de la progresiva p¨¦rdida de comunicaci¨®n e incapacidad de relacionarse con el otro cara a cara.
Helena Pimenta, directora y fundadora de la compa?¨ªa Ur con obras como El chico de la ¨²ltima fila, de Juan Mayorga, no est¨¢ segura de si la gente va m¨¢s al teatro, pero s¨ª ha comprobado el inter¨¦s por los encuentros y festivales que convierten el teatro en una gran fiesta. "Y es un triunfo que no se haya perdido p¨²blico tras una ¨¦poca de deslumbramiento y descubrimiento de nuevas tecnolog¨ªas y un periodo en que la gente en Espa?a ten¨ªa temor tras el 11-M. Lo que es claro es que hay un inter¨¦s renovado por las artes esc¨¦nicas, debido entre otras cosas a la resistencia de mucha gente del teatro durante periodos no muy buenos, y que se ha conquistado a las nuevas generaciones, que es lo dif¨ªcil porque se supone que son las que est¨¢n m¨¢s conectadas a los avances t¨¦cnicos. Hay hartazgo de la virtualidad y la deshumanizaci¨®n. La gente busca actuaciones en directo, la experiencia humana. Se sienten atra¨ªdos por el manejo que se hace en el teatro de la palabra, del lenguaje, el mestizaje con otras manifestaciones y el contenido. La palabra ha recuperado su papel. Se ha perdido la idea del actor estrella en beneficio del equipo humano. El teatro emergente es clave en todo este proceso porque sigue tratando de sorprender y mantener el entusiasmo y cierta idea ut¨®pica que es importante junto con la preparaci¨®n de los actores. Me preocupa la tentaci¨®n paternalista y eso puede confundir porque la gente debe asimilar las obras, no hay que darle todo masticado. De lo contrario, las ideas innovadoras van a ser devoradas por falta de aire y suministro".
Omar Porras, director del Teatro Malandro de Suiza, est¨¢ convencido de que nuestra sociedad perdi¨® la fe. Ha perdido la esperanza. "El desarrollo de los ¨²ltimos a?os ha llevado al ser humano a aislarse, y a ver el mundo de manera lisa, plana. Y el teatro ofrece una visi¨®n tridimensional que traspasa del escenario al p¨²blico. Es un lugar en el cual se descubren o redescubren sensaciones o placeres como el de la melancol¨ªa; donde el actor ha vuelto al centro de la escena porque es ¨¦l quien transmite ideas y sentimientos. Adem¨¢s, hasta hace poco hubo una confusi¨®n y abuso en la racionalizaci¨®n de la palabra. Ahora hay una b¨²squeda que tiene que ver con su descentralizaci¨®n y con el hecho de contar historias y hacerlas m¨¢s atractivas. Estamos de vuelta y sentimos la necesidad de encarnar el ritual de una comuni¨®n colectiva a trav¨¦s del teatro".
Silencio. Ruido. Pero seres humanos vivificando el teatro, trenzando las diversas expresiones esc¨¦nicas y art¨ªsticas. Encuentro de sensibilidades que insuflan frescura.
Takao Kawaguchi, actor de la compa?¨ªa japonesa Dumb Type, que lleva hasta sus l¨ªmites el performance en el teatro, asegura: "Es dif¨ªcil saber d¨®nde estamos. Sabemos que viajamos pero no sabemos hacia d¨®nde. Y el teatro contribuye a encontrar esas respuestas a trav¨¦s de obras que tambi¨¦n est¨¢n redefiniendo sus propuestas esc¨¦nicas. La tecnolog¨ªa ayuda a mirar otras cosas, y esas experiencias nuevas interesan a la gente".
Farooq Chaudhry, productor de la obra Bahok, de la compa?¨ªa de danza brit¨¢nica de Akram Kahn, que trabaja con actores de diferentes pa¨ªses, advierte de los riesgos: "El mundo se hace m¨¢s tecnol¨®gico y el acceso m¨¢s r¨¢pido, con lo cual la gente est¨¢ perdiendo la oportunidad de tener experiencias m¨¢s largas y se da paso a las virtuales. El teatro se ha convertido en el contrapeso a ese v¨¦rtigo del desarrollo y la individualidad. La gente quiere experiencias m¨¢s profundas, m¨¢s sinceras, menos virtuales, porque estamos abocados a la frialdad de la tecnolog¨ªa".
Salas nuevas y de siempre y festivales en Espa?a y todo el planeta han recuperado su capacidad de foro y ritual narrativo, reflexivo y de emociones. Teatro y teatros convertidos en festivales de voz, imagen y sensaciones.
Fanny Mikey, actriz y directora del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogot¨¢, sabe de eso. Lo viene confirmando desde 1988 con esta cita mundial que le ha dado claves: "Cuando uno se sienta a ver a un actor en carne y hueso, y ver c¨®mo plantea problemas o asuntos que a uno tambi¨¦n le interesan e inquietan, no tiene comparaci¨®n. Esa sensaci¨®n de verdad se ha recuperado. Hab¨ªa sido eclipsada por aspectos como la tecnolog¨ªa. La gente se hab¨ªa extraviado. Ahora la tecnolog¨ªa est¨¢ al servicio del teatro y no al rev¨¦s. Esas manifestaciones que traemos a Bogot¨¢ de circos y teatros callejeros hacen que la gente cambie la idea de un teatro incomprensible o elitista y descubran que es un arte f¨¢cil que los puede emocionar y orientar. ?El actor es el rey del teatro!".
No importa que el actor deba enfrentarse a im¨¢genes virtuales como las de Norman o que est¨¦ rodeado de marionetas; que su voz se abra paso entre la m¨²sica y las canciones que invaden el escenario; que baile, cante, recite y hable. O todo a la vez.
Kerfalla Camara, int¨¦rprete musical y actriz guineana de obras como El mono Saudieu, de la compa?¨ªa Circo Baobab, no duda: "Todo el mundo entiende ahora m¨¢s el teatro y otras artes como el circo contempor¨¢neo. Se han recuperado tradiciones y se ha revitalizado el patrimonio cultural al presentarlo en un mestizaje cultural, t¨¦cnico y esc¨¦nico. El circo y el teatro ofrecen nuevas posibilidades art¨ªsticas".
Luis Jim¨¦nez, director del festival de teatro Don Quijote de Francia, est¨¢ contento de que hayan aumentado las propuestas de nuevos riesgos. "Se cuentan cosas de otra manera y los mismos medios de comunicaci¨®n hablan del teatro de otra manera. Se ha renovado el lenguaje teatral. Todo eso despierta el inter¨¦s del p¨²blico, y el p¨²blico siente el deseo de estar all¨ª. Adem¨¢s hay autores nuevos".
Jonas Bidault, director franc¨¦s de Groupe F, cuyo trabajo con fuego y juegos pirot¨¦cnicos como los de la clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas 2004 a¨²n se recuerda, va m¨¢s all¨¢: "La alquimia entre el espect¨¢culo y el p¨²blico se ha visto reforzada por la manera de convertir el teatro en una fiesta para todos los niveles. Los artistas quieren jugar con nuevos medios y eso atrae al p¨²blico ante las perspectivas de nuevas formas de contar historias".
Juan Carlos Zagal, actor, dramaturgo y director chileno del experimental Teatro Cinema, lo tiene claro: "La gente requiere volver al acto ¨²nico, irrepetible. Necesita el rito colectivo y social. Despu¨¦s de un gran desarrollo de las tecnolog¨ªas, el cine, el consumo ilimitado y el f¨¢cil acceso a la informaci¨®n, la gente ha descubierto que necesita intimidad, una conexi¨®n profunda con algo que se ha preparado para ¨¦l. Ese acto de individualidad es lo que la gente valora. El teatro tiene la capacidad de descubrir algo, y que la gente salga conmocionada o pensativa al ver la obra".
Paolo Magelli, dramaturgo italiano que trabaja con el Teatro Nacional Esloveno de Nueva Gorica, traza un mapa del presente teatral: "La gente ha vuelto a dar al teatro la categor¨ªa de foro que ten¨ªa con los griegos. Ese lugar de b¨²squeda y encuentro con la verdad. Todo surge porque estamos acosados por la pol¨ªtica, la tecnolog¨ªa, los medios de comunicaci¨®n y los conflictos, y la gente no tiene las cosas claras. Ahora se ha empezado a redescubrir en el teatro ese espacio de orientaci¨®n, y tambi¨¦n de lugar para la libertad del so?ar y del pensar; un lugar de resistencia intelectual ante el bombardeo de informaci¨®n que nos aprisiona. Es una respuesta al mundo light que se fragu¨® en las ¨²ltimas d¨¦cadas y que ha hecho la vida insoportable y que, a su vez, nos estaba aislando". -
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