Un espacio para la libertad
Asomarse al estudio de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) es como entrar en la chistera de un prestidigitador: magia en estado puro. Sus obras cubren en desorden las blancas paredes del amplio y luminoso espacio que el equipo ?balos & Herreros construy¨® para el artista hace cuatro a?os en una urbanizaci¨®n de Villafranca del Castillo, a unos 30 kil¨®metros de Madrid, en la misma parcela que ocupa su vivienda, tambi¨¦n obra de los arquitectos. El estudio es un gran rect¨¢ngulo, con dos niveles que permiten al visitante otear el magma creativo con la perspectiva suficiente. Papeles, fotograf¨ªas y lienzos toman casi todo el suelo del estudio. No tira nada y trabaja en varias obras a la vez. "Voy introduciendo cambios en grupos de obras, les doy la vuelta, las fotograf¨ªo, las corto, las pego y llega un momento en el que la obra me dice que ya est¨¢ lista".
"Lo que hoy piensas que es horroroso, dentro de tres a?os puedes verlo como lo mejor de ese momento. A veces me obsesiono y no tengo las ideas claras, as¨ª que opto por dejarlo reposar", explica Gordillo, que creci¨® con el informalismo, se convirti¨® en faro para muchos j¨®venes artistas de los ochenta y es due?o de un lenguaje absolutamente libre. Curioso, observador y guas¨®n, aunque su aspecto sea el de un se?or muy serio, este artista se vanagloria de su libertad, aunque algunas veces le pese, como al com¨²n de los mortales. Gordillo acaba de mostrar en el Kunst Museum de Bonn (Alemania) Iceberg tropical, la gran exposici¨®n que pudo verse el a?o pasado en el Reina Sof¨ªa de Madrid; ha tenido una muestra en la galer¨ªa Joan Prats de Barcelona y actualmente expone junto a Manolo Quejido en el MASP de S?o Paulo (Brasil), en un proyecto que ha partido del Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo (CAAC).
Gordillo necesita convivir con su obra, se retroalimenta de ella. En la d¨¦cada de los setenta comenz¨® a usar el sistema de impresi¨®n offset y ahora est¨¢ encantado con el ordenador. Tiene 300 originales serigrafiados, "un material muy vivo", que le sirve de base para sus nuevos trabajos. "Yo estoy all¨ª como un se?orito, el que trabaja es el ser¨ªgrafo. Lo m¨ªo es ser cortijero andaluz", bromea el artista, quien tiene muy claro que es importante "saber mandar" y conocer las posibilidades que te ofrece cada medio. La pieza Cocodrilo (obra en proceso) 2008, un pol¨ªptico de diversas t¨¦cnicas de 3,50 ¡Á 5 metros que pudo verse en Joan Prats, es el camino iniciado por la curiosidad insaciable del artista. El resto podr¨¢ verse en la Marlborough Gallery de Nueva York en febrero del a?o pr¨®ximo.
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