Tras la Brigada de la Muerte
Un libro dibuja la sangrienta ruta de los anarquistas de la matanza de Falset
El 13 de septiembre de 1936, un ¨®mnibus de f¨²nebre color, con calaveras pintadas, llega a Falset (Priorat). Cuando se marche al d¨ªa siguiente, 27 vecinos habr¨¢n sido fusilados por la Brigada de la Muerte, formada por miembros de la FAI recalcitrantes dipuestos a "hacer limpieza" de los poco adeptos a la revoluci¨®n de la CNT-FAI iniciada en julio tras vencer la revuelta fascista en Barcelona, de los que se oponen a la colectivizaci¨®n de tierras, miembros del rancio somat¨¦n, afiliados al sindicato vertical, gentes de cirio y misa diaria. ?Qui¨¦nes formaban la Brigada de la Muerte? ?Qui¨¦n dio los nombres de los vecinos a los que ejecutar contra la tapia del cementerio? ?Qui¨¦n era un tal Fresquet, su cabecilla? ?Es verdad que vivi¨® despu¨¦s de la guerra en la cercana Vinebre? Estas preguntas iniciaron una investigaci¨®n de seis a?os del periodista Toni Orensanz, vecino de Falset, cuyos resultados conforman el estudio L'¨°mnibus de la mort: parada a Falset (Ara Llibres). "Pensaba que me llover¨ªan cr¨ªticas de izquierda y derecha, porque no es un libro de condena ni de homenaje, es un esfuerzo de comprensi¨®n", explica Orensanz, sorprendido por esa acogida a un ensayo que aborda uno de los episodios m¨¢s delicados de la Guerra Civil en Catalu?a.
Fresquet result¨® no ser el vecino de Vinebre: "Lo mantuve en el libro porque form¨® parte de la investigaci¨®n, pero tambi¨¦n para aclarar el rumor". Y para dar cuenta de la cantidad de chismes creados en torno a los hechos. Durante a?os, en Falset se culp¨® al alcalde Joaquim Llorens, que proclam¨® la Rep¨²blica, de haber confeccionado la relaci¨®n. Una acusaci¨®n que tambi¨¦n pes¨® sobre miembros del comit¨¦ local, antifascistas de pro, obligados por las armas de Fresquet a indicar d¨®nde viv¨ªan los de la lista.
Fresquet result¨® ser Pascual Fresquet Llopis, alba?il de Sants, de 31 a?os, al que Orensanz presenta como un personaje "al que hoy no dudar¨ªamos en calificar de criminal de guerra", un pistolero de la FAI de gatillo f¨¢cil, de conquistas sexuales hiperb¨®licas, un narcisista con ansias de poder. Pero tambi¨¦n, y por el testimonio del primog¨¦nito de Fresquet -ahora en los ochenta-, es retratado como un gran luchador. "He aprendido a huir del bien y del mal como absolutos. El momento hist¨®rico pesa. Y ese verano la legitimaci¨®n de la violencia era m¨¢s amplia de lo que creemos", dice el periodista. "Fresquet cre¨ªa estar haciendo lo que se ten¨ªa que hacer" y para ello, con su infame ¨®mnibus y 40 hombres, sigui¨® un sanguinario periplo por una veintena de poblaciones de Catalu?a y Arag¨®n: m¨¢s de 200 fusilados. Hasta que los dirigentes de la CNT condenaron las atrocidades de Fresquet y otros "incontrolados" como ¨¦l como contrarias al esp¨ªritu revolucionario.
Durante la investigaci¨®n, alguna sorpresa para el autor: su t¨ªo abuelo, libertario, no s¨®lo conoci¨® a Fresquet, sino que la ma?ana del 14 de septiembre comparti¨® con ¨¦l el balc¨®n del Ayuntamiento donde se pronunci¨® un discurso. La familia lo sab¨ªa, pero de eso no se hablaba, como en muchas casas. Una amnesia forzada, 40 a?os de propaganda franquista, "una amnesia que s¨®lo sirve para seguir ensuciando los nombres de gente honesta como Llu¨ªs Mart¨ª, del comit¨¦ local, fusilado por los franquistas en 1939".
Pero ?qui¨¦n de Falset hizo la lista? Y aqu¨ª el autor guarda un silencio: "Si lo digo, me parten la cara". Un silencio prudente, pero justo para con los descendientes del que Orensanz ha bautizado como "innombrable". "La guerra y su antepasado han sido y son a¨²n una herida honda mal cerrada", dice. No aportar¨ªa nada hurgar en la herida. Pero s¨ª explica qui¨¦nes eran los innombrables: jornaleros la mayor¨ªa, parias de la tierra, invisibles para los sectores de ley y orden, "invisibles como ahora lo ser¨ªan los inmigrantes, de los que no sabemos nada. Aquel verano, los parias se hallaron con el poder en las manos con una din¨¢mica nueva". Fue el verano de la anarqu¨ªa, tan corto como sangriento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.