Nueva oportunidad para un pacto educativo
La sociedad catalana necesita m¨¢s que nunca un revulsivo en su sistema educativo. Todos los indicadores confirman que la referencia que un d¨ªa fuimos en materia educativa hoy ya no lo somos y, lo que es peor, no lo volveremos a ser como m¨ªnimo en una d¨¦cada, el tiempo m¨ªnimo para poder evaluar el efecto de los cambios en un sistema educativo.
Saber qu¨¦ nos ha pasado es imprescindible para reconducir escenarios. La mirada comparativa no es el fin ¨²ltimo que nos debe motivar a mejorar nuestro sistema educativo. La p¨¦rdida de posiciones relativas en indicadores educativos es s¨®lo la confirmaci¨®n de una p¨¦rdida m¨¢s importante en t¨¦rminos absolutos, tanto en calidad, o si se prefiere excelencia, como en equidad, o si se prefiere igualdad real de oportunidades, entre todos los alumnos catalanes.
Sin la concertada reconocida y corresponsabilizada con la p¨²blica no mejorar¨¢ el sistema escolar
Alg¨²n lector puede estar pensando que nuestro problema fundamental est¨¢ en la escuela p¨²blica. En primer lugar, hay que afirmar que la escuela p¨²blica puede tener problemas, y de hecho los tiene, y bien visibles, especialmente en las ¨¢reas m¨¢s pobladas del pa¨ªs, pero en ning¨²n caso se puede considerar que la escuela p¨²blica sea el problema. Sin escuela p¨²blica hoy la situaci¨®n educativa ser¨ªa probablemente peor, como peor es la sanidad en aquellos pa¨ªses donde la sanidad p¨²blica es residual y subsidiaria de la sanidad privada. En segundo lugar, hay que romper con algunos apriorismos arraigados en las clases medias que consideran que la escuela privada es ajena a cualquier problema. Lejos de esta imagen, hay que decir que la escuela concertada tambi¨¦n los tiene, y que no son menores. Lamentablemente, tanto nuestra escuela p¨²blica como nuestra escuela concertada ocupan posiciones inferiores a las de las escuelas p¨²blicas y concertadas del conjunto de las comunidades aut¨®nomas, nuestro referente legal y social m¨¢s pr¨®ximo. Los datos est¨¢n ah¨ª, son muy recientes, inequ¨ªvocos y dif¨ªcilmente discutibles. Es indudable que en Catalu?a tenemos centros escolares que son estupendos -tanto p¨²blicos como concertados-, pero nuestro sistema ya no es estupendo. Como dice el dicho popular, una golondrina no hace verano.
Todo esto viene a cuento del debate y la confrontaci¨®n que la tramitaci¨®n gubernamental de la futura Ley de Educaci¨®n de Catalu?a (LEC) est¨¢ suscitando. A¨²n no sabemos si tendremos ley, cabe esperar que s¨ª, pero lo que ya es seguro es que las espadas entre los actores tradicionalmente enfrentados a favor de la escuela p¨²blica, unos, y la concertada, otros, se han alzado. Y esto es una mala noticia, la peor noticia desde la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n del Pacto Nacional por la Educaci¨®n (2004-2006). Lo ¨²nico cierto que hoy podemos afirmar es que sin la confianza entre todos los actores de la comunidad educativa (sindicatos, patronales, profesores y administraci¨®n), dif¨ªcilmente encontraremos el camino de impulso educativo que nuestro pa¨ªs requiere. Y de la misma manera que he afirmado que sin escuela p¨²blica el escenario social de la educaci¨®n ser¨ªa hoy peor, ahora afirmo que sin una escuela concertada reconocida y corresponsabilizada junto a la p¨²blica no hay posibilidad de mejora de nuestro sistema educativo.
El proyecto de ley de educaci¨®n que el martes se someter¨¢ a aprobaci¨®n en el Consell Executiu de la Generalitat ha tenido una tramitaci¨®n manifiestamente mejorable. El departamento, queriendo pactar con todos, se puede quedar con escasos apoyos y un alud de cr¨ªticas y rechazos muy importante. El problema no es haber buscado el consenso con todos, sino la forma como se ha buscado. Ha habido un exceso de reuniones bilaterales, ning¨²n encuentro multilateral para buscar consensos para el proyecto de ley y un n¨²mero de documentos previos (el de base, el del anteproyecto y el del proyecto, sin contar que el martes llegar¨¢ a la mesa del Consell Executiu un nuevo articulado que con toda seguridad ser¨¢ tambi¨¦n distinto al del proyecto de ley conocido p¨²blicamente) a todas luces innecesarios por el cambio de rumbo que en cada uno de esos escritos se aprecia en referencia al anterior.
Ernest Maragall y su equipo han equivocado los tiempos. No siendo ¨¦sta una mala ley si estuviera ya pactada con CiU, puede ser un mal proyecto de ley si el pacto se ha de producir. En poco ha ayudado que el departamento no haya tenido una posici¨®n clara y transparente en temas sensibles del debate. Por ejemplo, el concepto de servicio p¨²blico de educaci¨®n y el de servicio de inter¨¦s p¨²blico (los dos recogidos en el pacto nacional, el segundo en el Estatuto y el primero en la LOE) han entrado y salido de los distintos documentos y articulados en funci¨®n de con qui¨¦n estaban negociando el consejero y su equipo. As¨ª no se crean confianzas.
El departamento ha estado en todo este proceso de elaboraci¨®n del proyecto de ley obsesionado con atraer a los sectores de la concertada a su territorio y dejar a CiU sin un terreno de juego claro en el Parlamento. El problema para Maragall es que su proyecto de ley llega a la mesa del Consell Executiu sin ese apoyo de la concertada -m¨¢s bien al contrario-; con una CiU que, a pesar de tener voluntad de pacto, no est¨¢ dispuesta a regalar nada al Gobierno (como nunca lo est¨¢ ninguna oposici¨®n); con unos sindicatos amenazando movilizaciones y unos socios de Gobierno, como es el caso de ICV, preocupados por lo que consideran una propuesta dif¨ªcilmente asumible por las renuncias que comporta como proyecto de ley del Gobierno.
En ese sentido, tal como est¨¢n las cosas, un voto de reserva de ICV al proyecto de ley de educaci¨®n en el Consell Executiu de ma?ana podr¨ªa ser incluso positivo para visibilizar la puerta a trav¨¦s de la cual sindicatos y otros actores de la comunidad educativa pueden tener la esperanza de volver al consenso. Un consenso que debe aspirar a reconstruir el esp¨ªritu que hizo posible el Pacto Nacional por la Educaci¨®n y a reconocer una vez m¨¢s las razones de la concertada (que las tienen) y lo imprescindible de su aportaci¨®n en el marco del servicio p¨²blico de educaci¨®n para mejorar nuestro sistema educativo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.