Juego de traiciones en el Valencia
Soler ofrece sus acciones a Soriano, su gran enemigo, mientras Villalonga sigue al acecho
El Valencia vive convulsionado. Como siempre. S¨®lo que esta vez, al juego de traiciones que agita la entidad se suma el lastre de una crisis financiera sin precedentes, con una deuda que ronda los 800 millones de euros, seg¨²n algunos de sus gestores.
El juego de traiciones se dirime a tres bandas: Juan Soler, m¨¢ximo accionista; Vicente Soriano, segundo m¨¢ximo accionista y ahora presidente por sorpresa; y Juan Villalonga, financiero madrile?o y ex presidente de Telef¨®nica.
S¨®lo desde el mes de febrero, cuando se iniciaron los contactos entre los tres, la entidad ha conocido a tres presidentes diferentes, el propio Soler, Agust¨ªn Morera y Vicente Soriano. Adem¨¢s de Villalonga, nombrado gestor de la entidad con poderes absolutos, que fue despedido s¨®lo dos semanas despu¨¦s de su nombramiento.
Villalonga, que ha contactado de nuevo con Bautista Soler, a¨²n quiere comprar
Fue en febrero cuando Villalonga se dej¨® ver por primera vez en Valencia. Hab¨ªa iniciado contactos con Soriano. Ambos comprar¨ªan el paquete accionarial de Soler, un 37% del capital social, sobre quien ya hac¨ªan mella las presiones pol¨ªticas y a quien su padre, Bautista Soler, tambi¨¦n trataba de convencer para la venta. Si bien, apenas un par de reuniones despu¨¦s, se rompieron las negociaciones. Bautista Soler llam¨® "sinverg¨¹enza" a Soriano, quien mostr¨® tambi¨¦n su enfado por el comportamiento de su te¨®rico socio, Villalonga, que aseguraba haberse reunido ¨²nicamente para interesarse por la gesti¨®n del club. Al entorno de Soler, el financiero madrile?o le pareci¨® "un broker" que no ten¨ªa inter¨¦s en comprar.
Dos semanas despu¨¦s, Soler abandon¨® la presidencia. El ex mandatario inici¨® una campa?a para divulgar que su participaci¨®n en la entidad no estaba en venta. Pero s¨ª lo est¨¢.
Los contactos entre Villalonga y Soler se retomaron en mayo, con Soriano -a quien el financiero ha ninguneado- al margen de la operaci¨®n. El ex presidente de Telef¨®nica, vinculado al entorno del Partido Popular, ech¨® mano de su agenda. Se reuni¨® con Jos¨¦ Luis Olivas, presidente de Bancaja y ex presidente de la Generalitat valenciana o con Vicente Rambla, vicepresidente del Gobierno auton¨®mico.
Pero hubo una nueva ruptura. Villalonga y Soler estaban a punto de firmar ante notario la compraventa, pero la diferencia de opiniones en torno al precio de los t¨ªtulos fren¨® la operaci¨®n. El culebr¨®n tom¨® impulso este mes de julio. La celebridad de las finanzas regres¨® a Valencia dispuesto a hacerse con el control del club. No lleg¨® a un acuerdo con el accionista prioritario. Pero hubo otro pacto. Y Soler lo convirti¨® en gestor de la entidad con total autonom¨ªa. El matrimonio no dur¨® dos semanas. "Esa relaci¨®n iba a ser imposible", opinan en el entorno de Villalonga. De esa ¨²ltima ruptura nace la oferta de compra del madrile?o. Villalonga ofreci¨® 76,7 millones a Soler. A cambio ¨¦ste le respondi¨® con una nueva remodelaci¨®n del consejo.
El comprador le pidi¨® unos d¨ªas para reunir el dinero y aclarar el asunto con los inversores que le acompa?ar¨¢n. Pero Soler lo despidi¨® haciendo ostentaci¨®n de su fuerza: "Que quede claro que Villalonga no se ha ido. Lo he dejado tirado yo". Soler nombr¨® presidente a Soriano y le concedi¨® una opci¨®n de compra sobre sus acciones que ¨¦ste a¨²n no ha hecho efectiva.
Villalonga volver¨¢ a la carga. Se ha puesto en contacto nuevamente con Bautista Soler, el padre, y conf¨ªa en su palabra. Quiere comprar. Adem¨¢s, asegura que tiene un plan. Llegar¨¢ acompa?ado de inversores extranjeros. "Inversores amigos", dijo; "repartidos por todo el mundo". Pese a que es una de las cr¨ªticas que le hacen, ¨¦l no ve ning¨²n problema pues, asegura, "nunca perder¨ªa el control de la entidad". Su participaci¨®n ser¨ªa, al menos, del 51%. Pone el ejemplo de los clubes ingleses, que conoce bien, pues reside en Londres. El Chelsea, el Liverpool o el Manchester, est¨¢n en manos de inversores for¨¢neos pero tienen una enorme proyecci¨®n y grandes ¨¦xitos deportivos.
El modelo ingl¨¦s es el espejo en el que Villalonga quiere que se mire el Valencia del futuro. Y promete que no cejar¨¢ en su empe?o. El d¨ªa que se fue, dijo: "Nos volveremos a ver".
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