El mazazo de Glasgow
Quiz¨¢ sea cierto que, como aseguran varios ministros del Gabinete brit¨¢nico (y contradicen algunos peri¨®dicos de las islas), no hay en marcha ninguna conjura para mover del asiento a Gordon Brown, el l¨ªder laborista y jefe del Gobierno; aunque lo cierto es que cada vez m¨¢s diputados del partido gobernante presionan a los ¨ªntimos pol¨ªticos del primer ministro para que le convenzan de que se marche. La improbable ausencia de maquinaciones dentro del laborismo no es necesariamente lo mejor para un partido que, bajo la ¨¦gida de Brown, encadena derrota tras derrota electoral, cuando no una humillaci¨®n tan suprema como la sufrida en Glasgow. All¨ª, el primer ministro, escoc¨¦s ¨¦l, ha perdido ante el Partido Nacionalista Escoc¨¦s, contra todo pron¨®stico, un esca?o hist¨®rico en un distrito obrero que el labour, pr¨¢cticamente desde que existe el partido socialdem¨®crata, consideraba entre los m¨¢s seguros del pa¨ªs.
Gordon Brown, la gran esperanza del laborismo mientras era ministro de Finanzas, sucedi¨® a Tony Blair hace 13 meses. La herencia le ha venido grande. Ha perdido un pu?ado de elecciones parciales, la emblem¨¢tica alcald¨ªa de Londres a manos conservadoras y algunos de sus ministros han protagonizado pifias sonadas. Tambi¨¦n le ha cogido el toro de la crisis econ¨®mica, que el Reino Unido lidia con dificultades crecientes. Su popularidad desciende sin parar y los ¨²ltimos sondeos sobre intenci¨®n de voto sit¨²an a los laboristas m¨¢s de veinte puntos por detr¨¢s de los renacidos conservadores de David Cameron. Un r¨¦cord.
El primer ministro promete que luchar¨¢ por su supervivencia, aunque muchos de sus correligionarios est¨¢n convencidos de que ¨¦sa es la mejor receta para una derrota estrepitosa en las pr¨®ximas elecciones generales, de esas que alejan a un partido del poder durante una d¨¦cada. Otros creen que Brown no tiene la menor probabilidad de llegar hasta esos comicios, que deben celebrarse en 2010. Quiz¨¢ las vacaciones de verano sean un buen momento para que el premier medite sobre el anticipo de unas elecciones que quienes le quieren mal desear¨ªan inmediatas.
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