Zapatero, segunda etapa
Pintan bastos. El segundo mandato de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero va a desarrollarse en un clima econ¨®mico radicalmente opuesto al del periodo anterior, aun cuando el presidente todav¨ªa se niegue a reconocerlo. Al celebrar en el Ateneo de Madrid el 120 aniversario de la UGT, volvi¨® con otras palabras a su coartada de siempre: un gobernante no debe expresar valoraciones pesimistas sobre la situaci¨®n econ¨®mica. "Yo no me subir¨ªa, dijo m¨¢s o menos, a un barco cuyo capit¨¢n anunciara peligros en la traves¨ªa". La refutaci¨®n es f¨¢cil: ning¨²n capit¨¢n sensato ocultar¨ªa a los posibles pasajeros los riesgos que se corren al emprender la traves¨ªa con una inminente tormenta tropical.
El libro de cabecera de nuestros gestores debiera ser hoy el cl¨¢sico La crisis del 29, de John K. Galbraith. Ante todo, para entender la fragilidad que siempre encierran los procesos de crecimiento basados sobre una pir¨¢mide del cr¨¦dito f¨¢cil y sectores econ¨®micos inseguros, con un alto componente de especulaci¨®n. Las referencias a la burbuja fueron frecuentes a¨²n antes de que el boom del ladrillo iniciara su declive. Al coincidir con el inicio de la subida del precio del crudo, la variable exterior decisiva, hubiera sido el momento para preparar el cambio de pol¨ªtica econ¨®mica, no para aprovechar la bonanza y jugar a Papa Noel de cara con regalos neocaciquiles del tipo 400 euros. Por fin, al ponerse en marcha la creciente bola de nieve hacia la recesi¨®n, la peor receta fue conjugar inactividad con la expresi¨®n de buenos deseos sobre una pr¨®xima salida del t¨²nel. En una crisis, el diagn¨®stico realista y las medidas claras, con socialdemocracia si se quiere, pero sin populismo, que es otra cosa, constituyen el ¨²nico cauce susceptible de aminorar los enormes costes sociales por llegar.
La actitud de Zapatero y el catastrofismo de Rajoy dificultan un diagn¨®stico correcto de la crisis econ¨®mica
Zapatero est¨¢ respondiendo de manera ejemplar al desaf¨ªo de Ibarretxe
Gracias al viraje del PP, se disipa la nube de la movilizaci¨®n ultramontana
En descargo de Zapatero, hay que decir que el pesimismo no menos electoralista del PP tampoco contribuy¨® a que se adoptara una elecci¨®n racional. En los debates a dos, Rajoy no pas¨® de trazar un panorama apocal¨ªptico, carente de an¨¢lisis, a no ser que llamemos an¨¢lisis a las citas sobre la bolsa de la compra. Y en el apocalipsis seguimos, si bien con el importante matiz de que la crispaci¨®n en gran medida ya se ha disipado. Ser¨ªa el momento de una reflexi¨®n sobre la amplia gama de problemas que van desde los efectos sobre el ingreso y el gasto p¨²blicos hasta el econ¨®mico, y tambi¨¦n humano, de la bolsa de inmigraci¨®n ilegal. Sin olvidar que en tiempos de vacas flacas estallan literalmente las presiones de las comunidades aut¨®nomas sobre el Estado. Ah¨ª est¨¢n las palabras de Montilla en el Parlamento catal¨¢n, listo para causar problemas.
Toca, pues, rectificaci¨®n en acciones y en palabras, del mismo modo que antes toc¨® rectifi-caci¨®n de los errores salvados por poco en la cuesti¨®n vasca. Gracias al maximalismo de ETA en las negociaciones de Loyola, y a la consiguiente ruptura de la baraja, el Gobierno ha podido exhibir con un m¨ªnimo coste su ejecutoria de buena voluntad y de llevar hasta el l¨ªmite de lo legal el prop¨®sito de resolver pol¨ªticamente el problema, con la extinci¨®n pactada del terrorismo.
Algunas plumas se perdieron en el camino, entre ellas las provocadas por los gestos ben¨¦volos hacia ANV y De Juana Chaos, pero como consecuencia el Gobierno aparece cargado de raz¨®n para desarrollar una pol¨ªtica de severidad, que ahora ha de volverse contra el reto de Ibarretxe y su consulta pre-autodeterminaci¨®n. Un refer¨¦ndum encubierto, conviene recordarlo, planteado unilateralmente, y por consiguiente anticonstitucional, con el respaldo de tres partidos que en las ¨²ltimas elecciones no alcanzaron juntos los votos del PSOE y gracias al apoyo parlamentario del brazo pol¨ªtico de ETA. Y con preguntas dise?adas expresamente para confundir a los electores. Todo un signo de que Ibarretxe no va simplemente a ganar unas elecciones, sino a materializar la idea sabiniana de que el destino ineludible del "pueblo vasco" (l¨¦ase nacionalistas) es la independencia. Frente a este asalto a la democracia, Zapatero viene respondiendo de manera ejemplar, con serenidad en palabras y gestos, ausencia de agresividad y firmeza en la defensa del orden constitucional. Cabe augurar que as¨ª seguir¨¢ en el futuro, cuando llegue la doble ofensiva, porque en este partido Ibarretxe y ETA mientras sobreviva se pasan el bal¨®n sin necesidad de mirarse.
La rectificaci¨®n vendr¨ªa bien para que el evidente desencanto ante la gesti¨®n presidencial fuera en buena medida superado, por lo menos entre aquellos que siguen observando claras diferencias entre la filosof¨ªa pol¨ªtica y la concepci¨®n del hombre y de la sociedad del PSOE y las del PP. Gracias al ¨²ltimo viraje de ¨¦ste, se han disipado las nubes de las movilizaciones ultramontanas. Ello no debe impedir el reconocimiento de que la serie de medidas modernizadoras adoptadas por el Gobierno socialista nunca hubieran llegado de la mano popular. Desde la ley de dependencia al nuevo trato de los homosexuales, culminando con el vuelco hacia la igualdad en la condici¨®n femenina. Tiene raz¨®n Laporta en su llamamiento a la cautela: por poner mujeres en puestos de responsabilidad, algunos nombramientos son sencillamente espeluznantes. Pero era un riesgo a asumir y sin duda los efectos positivos del fin de esa injusticia sobre nuestra vida social se sentir¨¢n pronto. Esperemos que alg¨²n d¨ªa lleguen la ley de plazos para el aborto y una pol¨ªtica de laicizaci¨®n, tambi¨¦n respecto del islamismo.
Las dudas surgen ante la previsible resistencia de Zapatero a emprender un cambio que deber¨ªa afectar a aspectos importantes de su estilo de gobierno, cada vez m¨¢s personalizado y reacio a la cr¨ªtica. Resulta rid¨ªculo que ahora Solbes pueda hablar largo y tendido sobre la complejidad de la crisis, desde que el jefe dio permiso para abandonar los eufemismos.
El ¨²ltimo Congreso del PSOE mostr¨® una estructura excepcionalmente s¨®lida bajo su mando. El poder intermedio de los barones ha desaparecido y todas las piezas son peones regidos por ZP. Pero los peones no piensan por s¨ª mismos, y hoy hace falta que el PSOE recupere la condici¨®n de un organismo vital, sin limitarse a ser un sistema de repetidores a distintos niveles de las consignas del Gobierno. Otro tanto cabe decir de la pol¨ªtica de medios, donde ha resurgido aquella declaraci¨®n de Bravo Murillo, de no querer hombres que piensen, sino, en este caso, transmisores al servicio del Gobierno.
Aznar inaugur¨® el m¨¦todo, cuyos efectos pueden hoy valorarse a la vista de la rigidez extrema de los medios de la derecha. La proyecci¨®n del Gobierno sobre Mediapro y otros lugares ser¨ªa el ejemplo de esa voluntad de ahormar nefasta para el dinamismo que en estos momentos dif¨ªciles requiere el pensamiento de la izquierda.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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