Una mala tarde para la biznieta
Bayreuth abuchea la versi¨®n de Katharina Wagner de 'Los maestros cantores'
Con Katharina Wagner, biznieta m¨¢s joven del compositor y aspirante al trono de Bayreuth, llegaron los abucheos, tras la representaci¨®n de Los maestros cantores, ¨®pera costumbrista de Wagner de la que ella es directora teatral. No se iba a ir de rositas este a?o el festival. Llevaba ya dos triunfos y a¨²n no hab¨ªa llegado Thielemann. Las ruidosas protestas se centraron en la puesta en escena, aunque en cierto modo eran tambi¨¦n un plebiscito sobre Katharina como sucesora al frente de Bayreuth. Algunos espectadores identifican la l¨ªnea est¨¦tica y capacidad de gesti¨®n pr¨®ximas del festival con los criterios esc¨¦nicos de la biznieta rebelde, aunque no tienen por qu¨¦ coincidir. Con esta simb¨®lica producci¨®n, el Festival de Bayreuth baj¨® de la verde colina a las afueras de la ciudad, transmiti¨¦ndose en directo al aire libre en pantalla gigante.
Tengo la impresi¨®n de que Katharina Wagner es mucho mejor directora de escena de lo que demuestra en Los maestros cantores. Es cierto que su espect¨¢culo viene inmediatamente despu¨¦s de dos propuestas teatrales tan s¨®lidas como las de Herheim y Marthaler. El trabajo de la ¨²ltima de los Wagner est¨¢ salpicado de hallazgos, pero no tiene continuidad y su narrativa es confusa. Luego est¨¢ el peso de la historia. Los maestros cantores era la ¨®pera preferida de Hitler, por su reivindicaci¨®n de un nacionalismo alem¨¢n.
Ello influye en la directora que se plantea un ajuste de cuentas no s¨®lo con los valores tradicionales e idealizados del pueblo alem¨¢n, sino que pone en tela de juicio el arte sagrado alem¨¢n, ridiculizando -con gracia- a celebridades de la cultura, desde Goethe, Schiller, Durero, Bach, Beethoven o Lessing hasta el mism¨ªsimo Wagner. En el proceso de poner todo patas arriba hay una inversi¨®n de valores - sustentado en la propia m¨²sica seg¨²n Katharina- de los personajes principales, de tal manera que los mod¨¦licos Sachs y Walter no superan ¨¦ticamente al en otras ocasiones mezquino Beckmesser.
Todo este conglomerado hay que llevarlo adelante con mucho rigor para ser cre¨ªble y Katharina, bien por la presi¨®n, bien por su falta de experiencia tiene momentos de ingenuidad y hasta torpeza que afectan sustancialmente al conjunto. Todo ello sin negar su audacia y su inventiva.
Quien estuvo soberbio fue Sebastian Weigle como director musical, con una limpieza y un estilo camer¨ªstico verdaderamente atractivos. Los triunfadores de la velada fueron, adem¨¢s de la orquesta, el Coro del festival, Michael Volle como Beckmesser y Klaus Florian Vogt como Walther. El perdedor fue Franz Hawlata, oscuro y sin matices en un papel tan importante como el de Hans Sachs.
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