Mondadori Espa?a distribuye el e-Reader entre todos sus editores

Claudio L¨®pez debe cerrar su despacho con llave para que los libros no se le escurran bajo la puerta. Libros por las paredes, por las mesas, por las sillas, por los suelos. Libros por todas partes, "y todas esas cajas de cart¨®n, llenas de manuscritos que no s¨¦ d¨®nde colocar ya", dice.

El problema no es tecnol¨®gico, sino m¨¢s bien log¨ªstico. "Y si tenemos convocado un concurso nos llegan hasta 200 obras, a una media de 400 folios, y por duplicado o triplicado, y luego hay que devolverlos".

A Claudio L¨®pez el problema le supera, pero hace un a?o vio la luz. "Estaba en Nueva York y junto a las librer¨ªas Borders, Sony vend¨ªa su e-Reader. Me cost¨® unos 300 d¨®lares, el libro electr¨®nico".

Sony lanz¨® hace dos a?os este ordenador con la finalidad de que la gente se descargara libros y los leyera en este formato. M¨¢s que su utilidad ociosa, L¨®pez vio su aplicaci¨®n profesional. "Yo realmente, por placer, leo en papel y seguir¨¦ haci¨¦ndolo. Eso ya no lo voy a cambiar. Quiz¨¢ mis hijos; pero e-Reader me era muy ¨²til para mi trabajo y el de cualquier editor. Nosotros vamos a ferias o viajamos con carpetas de manuscritos bajo el brazo; muchos de ellos, adem¨¢s, se desechan a los 15 minutos de lectura, pero debes cargar con esos kilos de letras".

L¨®pez no ve de momento m¨¢s aplicaciones pr¨¢cticas para su trabajo. "Lo empleamos para leer, pero no para editar. El e-Reader s¨®lo deja subrayar frases o se?alar una p¨¢gina, pero nada m¨¢s. Parte de nuestro trabajo consiste en incluir anotaciones, tachaduras, por no hablar de los s¨ªmbolos de edici¨®n. A eso no llega".

La casa matriz de Random House tambi¨¦n ha extendido el libro electr¨®nico a sus editores. El gasto se amortiz¨® r¨¢pidamente. S¨®lo hay que pensar en el papel, la tinta, los sellos de correos o el espacio de almac¨¦n que se ahorran. Sin embargo, para que los manuscritos lleguen por el e-Reader antes hay que transformar el manuscrito en texto de ordenador. "Eso no es problema; el 90% de los escritores escriben ya en el ordenador; sus agentes son los que todav¨ªa presentan las obras en carpetas de folios".

Aunque s¨®lo la lectura por el e-Reader parezca un peque?o avance, para los editores es un gran paso. "Yo ahora me llevar¨¦ de vacaciones tres manuscritos. Varios kilos de peso para arriba y para abajo". Fuera de vacaciones, L¨®pez maneja unos siete manuscritos mensuales, y el resto del equipo de editores de Mondadori, el doble. Todo eso se ha acabado con el e-Reader, un ordenador de 250 gramos del tama?o de una libreta.

Con la pr¨¢ctica, los editores de Mondadori han ido superando los l¨ªmites de la tecnolog¨ªa. "Los PDF no se pod¨ªan leer con el programa de Sony, pero encontramos en Internet uno gratuito, llamado Kalibre, que los reconvierte y tambi¨¦n se ha incorporado al programa inform¨¢tico de cada editor".

Junto al e-Reader, L¨®pez ha descubierto otro avance fundamental para ¨¦l, que se encarga de manuscritos en ingl¨¦s. "El diccionario que lleva mi m¨®vil es perfecto".

Al director editorial de Mondadori leer en el libro electr¨®nico no le cansa m¨¢s que en el ordenador o el papel, pero de momento no ve que atraiga al gran p¨²blico. "El audiobook s¨ª ha triunfado en largos desplazamientos, como Estados Unidos, M¨¦xico o Alemania, pero el libro electr¨®nico no triunfar¨¢ hasta que entre en los colegios, cuando a los ni?os les sustituyan la pesada mochila por esta libreta, capaz de almacenar todos los libros y deberes del curso".