La campa?a del infortunio
Hace muchos a?os que el Atl¨¦tico decidi¨® que no era buena idea asociar su imagen de marca a la victoria. La cosa ten¨ªa su l¨®gica. El equipo perd¨ªa con obstinada fruici¨®n. Hab¨ªa tocado fondo. Estaba en Segunda Divisi¨®n. Entonces surgi¨® el famoso lema "Pap¨¢, ?por qu¨¦ somos del Atleti?", seguido de un inc¨®modo silencio del progenitor. No hab¨ªa explicaci¨®n racional. El equipo rojiblanco era un desastre. Pero era "especial". Algo es algo. Las campa?as sucesivas de la multipremiada agencia publicitaria Sra. Rushmore, el mayor ¨¦xito rojiblanco de cada temporada desde hace casi 10 a?os, ahondaban en esa l¨ªnea. Gente rebelde. Perdedores, s¨ª. Pero fuera de la c¨®moda senda marcada por el poder. Un modo de mantener a flote, aunque de una manera discutible y discutida, el prestigio del tercer club con m¨¢s t¨ªtulos y seguidores de Espa?a.
Pero muchos, much¨ªsimos de sus aficionados, se tiraban de los pelos. Inc¨®modos por quedar convertidos en un clich¨¦. Una especie de buf¨®n inofensivo y simp¨¢tico abonado a la desgracia. El pupas. Ver c¨®mo la gente asimilaba que el Atl¨¦tico, adem¨¢s de estar regido por un personaje como el fallecido Jes¨²s Gil y su tendencia, en el mejor de los casos, a la caricatura, era adelantado por equipos como el Deportivo o el Valencia. Incluso el Sevilla, o el Villarreal. La nueva campa?a, impactante como todas las de los ¨²ltimos cursos, propone un lento viraje en el discurso: "Vuelve mi Atleti". En efecto, vuelve a Europa. Juega la ronda preliminar de la Liga de Campeones. Toca escurrirse las gotas de victimismo. "?Sufridores?", se pregunta en un s¨²bito arranque de lucidez un soldado espa?ol en Kosovo mientras conversa con un pastor al que han asesinado a toda su familia y "lo ha perdido todo".
La ¨²ltima escena del anuncio es un plano de espaldas y lejano en el que el kosovar junta su reba?o de ovejas con una camiseta a rayas rojas y blancas con el n¨²mero 10 en la espalda. El del argentino Ag¨¹ero (un s¨®lido argumento, Ag¨¹ero, para creer en ese cambio). El pastor no est¨¢ muy de acuerdo con lo de que el Atl¨¦tico sea, precisamente, un foco de todas las desgracias humanas. Y aunque todo es relativo, parece que tiene raz¨®n. Este a?o toca Champions.
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