Una fiesta sobre ruedas
Getxo celebr¨® con normalidad el d¨ªa de San Ignacio, el mismo en que ETA planeaba atentar contra la Ertzaintza
Al contemplar la escena que se presentaba ante sus ojos en el paseo de Ereaga, m¨¢s propia de Palm Beach que de una playa del Pa¨ªs Vasco (j¨®venes patinando, familias enteras montando en bicicleta, hombres y mujeres corriendo a pie y paseando, chavales jugando al voley-playa), ni Luis, ni Clari, ni Nemesio, ni Dori, dos matrimonios de Las Palmas de Gran Canaria, conceb¨ªan que ETA pretendiera cubrir en un manto de oscuridad y horror una ma?ana tan calurosa, tan soleada, tan id¨ªlica. "La verdad, no ten¨ªamos ni idea de que ETA tratara de atentar hoy en Getxo. Llevamos diez d¨ªas en Euskadi y hemos desconectado por completo", reconoce Luis. Alojados en Santurtzi, han visitado Ir¨²n, San Sebasti¨¢n, Santander, Bilbao y Portugalete, y si hoy han cruzado la R¨ªa en barca para disfrutar de las ¨²ltimas horas de sus vacaciones en Getxo no es porque sea festividad de San Ignacio, pues tambi¨¦n lo ignoraban, sino porque as¨ª lo ha querido el destino. "Pero habr¨ªamos venido de todos modos. Si piensas en negativo, si vives con miedo, no sales de casa", sostiene Clari. "Adem¨¢s", corrobora Luis, "con esta gente, lo mismo te puede tocar aqu¨ª, en el Pa¨ªs Vasco, que en Andaluc¨ªa".
La gente paseaba, corr¨ªa, patinaba, poteaba y animaba a los ciclistas
La imagen de Getxo que Luis, Clari, Nemesio y Dori se llevar¨¢n a Canarias nada tiene que ver con el estereotipo de otros muchos pueblos vascos. Las ¨²nicas pintadas que vieron fueron las dedicadas al ciclista local Jonathan Castroviejo, que ayer tom¨® parte en la 63? edici¨®n del Circuito de Getxo; y la ¨²nica p¨®lvora que pudieron intuir fue la de los fuegos artificiales que unos operarios instalaban en la playa, que poco a poco se llenaba de j¨®venes que hab¨ªan dejado en la ducha la mitad de su resaca. Las pintadas a favor de Castroviejo se localizaban en el asfalto del repecho de Txomintxu, la empinada y serpenteante carretera que lleva desde la playa hasta el Ayuntamiento. En sus rampas se congrega el mayor n¨²mero de espectadores. Casi todos buscan la sombra que proporcionan se?oriales casas de la burgues¨ªa vizca¨ªna, tantas veces hostigada por ETA. All¨ª se cobijan Carlos y Leandro, buenos amigos que han quedado para ver la carrera. "Y para comer unos pinchos en el Tamarises", apuntan. "S¨ª, sab¨ªamos lo del atentado, pero no podemos consentir que alteren nuestro modo de vida", afirma Carlos, quien detecta una menor presencia de p¨²blico en las cunetas que en ediciones previas. "M¨¢s que por el atentado, ser¨¢ porque la gente ha hecho puente y por el calor. Estar¨¢n en la playa".
En lo alto de la cuesta, cerca del Ayuntamiento y de la parroquia de San Ignacio, en cuyo interior escuchaba misa el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti; all¨ª, en un soportal, parapetados a la sombra, Gorka, Marti?e y el resacoso y ojeroso Alain aguardan al paso de los corredores y a la llegada de los dos preciosos hijos del primero. "Yo s¨ª me he acordado a la ma?ana de lo del atentado, y la verdad es que ha sido una sensaci¨®n muy extra?a", explica Maita?e, que vive en Bilbao, trabaja en Santurtzi y cada 31 de julio se acerca hasta Getxo para seguir la carrera ciclista. "Aunque hubiesen consumado el atentado, no creo que habr¨ªan cometido una masacre. Pienso que s¨®lo habr¨ªan provocado da?os materiales, pero aun as¨ª sent¨ª un escalofr¨ªo cuando supe que quer¨ªan atentar el d¨ªa 31 en Getxo", a?ade. "?Iba a ser hoy?", pregunta extra?ado Gorka. "Por lo que he le¨ªdo, s¨¦ que ten¨ªan pensado atentar a finales de mes, pero no expresamente hoy. En cualquier caso, lo incre¨ªble es que haya una serie de locos que est¨¦n dispuestos a cualquier cosa. No hay nada que no nos haga pensar que muchos de los que vivimos en este pueblo pod¨ªamos habernos visto involucrados en esa locura", protesta Gorka, cuyo enfado aumenta con su argumentaci¨®n. "No han conseguido alterar mis planes, que era ver la carrera y pasar la ma?ana con mis hijos. Eso s¨ª, no quiero ni pensar en lo que ser¨ªa capaz de hacer si ese atentado les hubiera causado alg¨²n da?o", dice, y el pelot¨®n pasa por ¨²ltima vez frente al Ayuntamiento, y la gente, feliz, tranquila, aplaude a los ciclistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.