Conspiraci¨®n balc¨¢nica

Siempre corri¨® el rumor que Radovan Karadzic hab¨ªa obtenido inmunidad a cambio de esfumarse. La informaci¨®n sobre el pacto secreto parti¨® de la oficina de Slobodan Milosevic, el gran manipulador, un hombre capaz de hacer la guerra y sentarse despu¨¦s en la mesa de la paz sin perder respetabilidad internacional hasta que de tanto jugar al p¨®ker se equivoc¨® en Kosovo.

La idea de una componenda fue alimentada por la OTAN, desplegada en Bosnia-Herzegovina tras la paz de Dayton en enero de 1996. Durante dos a?os nadie detuvo ni se preocup¨® por los criminales de guerra, que se pasearon impunes por la Rep¨²blica Srpska. Los Gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia rechazaron la idea holandesa de formar una fuerza especial capaz de apresar el mayor n¨²mero de criminales de guerra en una operaci¨®n rel¨¢mpago. Fue, sobre todo, un c¨¢lculo pol¨ªtico: sin detenciones no habr¨ªa problemas para las tropas de la OTAN. Esto y la tendencia balc¨¢nica al mito y a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n han hecho el resto. Karadzic ya no es un genocida, solo la v¨ªctima de una traici¨®n.