"He visto un ovni, y de chiquil¨ªn o¨ª un fantasma"
Tras arrasar con El laberinto del fauno (7 goyas, 3 oscars) y ganar prestigio como productor con El orfanato, de J. A. Bayona (7 goyas), el mexicano Guillermo del Toro regresa con Hellboy II, continuaci¨®n de su trepidante adaptaci¨®n de este personaje de c¨®mic creado por Mike Mignola, la historia de un demonio con debilidades y coraz¨®n. ?l se toma su estatus, como tantas cosas, con una mezcla de fantas¨ªa y sentido del humor, rematada por una media risita: ?Hay ese dicho tan m¨ªtico que recuerda que es m¨¢s f¨¢cil recuperarse de un fracaso que de un triunfo. Es verdad, infinitamente m¨¢s f¨¢cil? Pues con un triunfo habr¨¢ amplias oportunidades para cagarla?.
?Qu¨¦ le atrae de este diablillo? De Hellboy me gusta que es un tipo com¨²n y corriente, de andar por casa, pero en un trabajo realmente extraordinario. Es un tipo que no tiene idea de lo especial que es su trabajo, que reacciona como cualquier otro profesional, trabaja un poco a rega?adientes, no es el superh¨¦roe imbuido del sue?o americano, que lucha por la justicia, que no comete errores y es siempre recto. ?ste es un poco tontorr¨®n, de muy buen coraz¨®n, un poco una bestia noble, que comete errores frecuentemente. Su t¨¦cnica es poco sofisticada. Me encanta la idea de un tipo as¨ª.
?Hellboy I? terminaba con una frase lapidaria: ??Qu¨¦ hace realmente hombre a un hombre? Las decisiones. No es c¨®mo uno empieza, sino c¨®mo termina?. ?Qu¨¦ quer¨ªa decir? Como ex cat¨®lico, me plante¨¦ mi fascinaci¨®n por la idea de d¨®nde est¨¢ el alma. Y, bueno, creo que el asiento del alma es el libre albedr¨ªo. Lo que hace humano al humano es la decisi¨®n. Cuando decimos ?no tuve otra opci¨®n? es una gran mentira, excepto si son circunstancias exclusivamente del mundo f¨ªsico; si no, creo que siempre hay alguna opci¨®n.
Lo importante no es c¨®mo uno empieza, sino c¨®mo termina? Guillermo del Toro ha convocado a El Pa¨ªs Semanal en el barrio del Soho, en Londres, donde se encuentra montando la pel¨ªcula a marchas forzadas, ya que la distribuidora decidi¨® adelantar su estreno en Estados Unidos de agosto a julio. A Espa?a llegar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 22. El trabajo se las trae. Como ejemplo, decir que cuenta con 1.050 efectos especiales. Hellboy II ha sido rodada entera en Budapest durante 130 d¨ªas, pero el equipo tuvo que construir un decorado enorme de Manhattan. ?Ten¨ªa la misi¨®n y la ambici¨®n de hacer una pel¨ªcula gigantesca?, explica Del Toro, ?pero el presupuesto era poco mayor que la primera parte. Hellboy cost¨® 66 millones de d¨®lares. Para la segunda nos dieron un presupuesto de 85 millones. Pero la ambici¨®n era infinita. As¨ª que, en vez de rodar en Am¨¦rica, nos fuimos a Europa del Este para que el dinero diera m¨¢s de s¨ª. La primera parte la hicimos en Praga, pero Praga ahora est¨¢ ya tambi¨¦n muy cara para rodar?. ?Y qu¨¦ aporta esta secuela? ?En la segunda me he dado permiso para crear un imaginario m¨¢s propio, m¨¢s barroco; la manera de abordar el asunto es m¨¢s libre. Creativamente me he divertido infinitamente m¨¢s. Hay personajes nuevos. En la primera hab¨ªa cinco dise?os de monstruo, y del que m¨¢s sal¨ªan eran seis o siete individuos. En ¨¦sta los dise?os son 32. Y la cantidad, mucho mayor, en algunos casos hay cientos de ellos. Es una pel¨ªcula infinitamente m¨¢s compleja?.
Invita al almuerzo en el Soho, en Lindsay House, un restaurante muy tranquilo y enmoquetado, donde hay que llamar al timbre para entrar. Como es moda en prensa ¨²ltimamente, habr¨¢ que hacer alguna referencia del almuerzo. No da mucho de s¨ª; come poco el director porque dice que ha engordado en los ¨²ltimos meses y en alg¨²n momento hay que poner l¨ªmites; se abstiene del postre. Se muestra campechano. Habla de su infancia, de ovnis, ciencia y religi¨®n, y de la avalancha de derechizaci¨®n que, dice, est¨¢ sufriendo el mundo.
Se define usted como ex cat¨®lico? He sido muy cat¨®lico. Pero la pubertad y las experiencias tr¨¢gicas que vives en la calle en M¨¦xico te hacen pensar?
Religi¨®n y ciencia marcan tramas en sus pel¨ªculas. ?C¨®mo encaja la ciencia en su vida, le da miedo hasta d¨®nde pueden llegar los avances o le dan seguridad? ?Le inquietan o le dan confianza? Me dan miedo todos los absolutos. Creo que la belleza del conocimiento humano es que es interdisciplinario, que hay un momento en que la m¨²sica, las matem¨¢ticas, la poes¨ªa se mezclan, hay un momento en que las ecuaciones pueden tener una est¨¦tica po¨¦tica y la ciencia puede sonar como concepto religioso, sonar como magia. Cuando hay alguien fundamentalista que defiende s¨®lo una bandera me da un poco de miedo. La belleza del conocimiento humano es que cabe todo. Hay gente que dice que en El laberinto del fauno la fantas¨ªa vale m¨¢s que la realidad; no lo creo. La fantas¨ªa es la ¨²nica herramienta que la ni?a tiene para entender su realidad. Yo de ninguna manera digo que la imaginaci¨®n es la fuerza suprema del universo; de la misma manera, la ciencia es fascinante, pero no puede ser un absoluto.
?Cree en los fen¨®menos paranormales? Yo s¨ª creo, pero porque los he experimentado alguna vez. Me definir¨ªa como un esc¨¦ptico, pero me han pasado cosas? En su momento, de joven, con un amigo, por una carretera de M¨¦xico, hemos visto lo que creemos muy a ciencia cierta que era un ovni, por c¨®mo se mov¨ªa, c¨®mo se acerc¨® a nosotros, por el tama?o que ten¨ªa, por la forma, c¨®mo se movi¨® de manera no lineal en el cielo, al punto de que estaba lejos y, de repente, en un abrir y cerrar de ojos, a s¨®lo tres kil¨®metros de nosotros. La forma era la tradicional y aburrid¨ªsima de dos platos invertidos con luz, uno encima del otro. Lo vimos algunos minutos. Pero es que ¨¦ramos unos inconscientes; paramos, usamos el claxon, echamos las luces, y aquello de repente se movi¨®. Cuando se acerc¨®, nos cagamos de miedo, nos subimos al auto y aceleramos todo lo que pudimos, volteaba yo hacia atr¨¢s y ah¨ª estaba, sigui¨¦ndonos. Los dos vimos absolutamente lo mismo.
?Y no se hab¨ªan excedido con el tequila o los peyotes? La gente cree que uno porque hace esto es un cr¨¦dulo total. Yo no, yo me defino como un esc¨¦ptico convencido. S¨¦ que tiene que existir una explicaci¨®n profundamente aburrida y cient¨ªfica para todo esto. Yo vi un ovni. Eso es as¨ª. Y no hab¨ªamos bebido absolutamente nada. S¨ª, s¨¦ que he visto cosas raras? Tambi¨¦n o¨ª un fantasma cuando era yo chiquil¨ªn. Ten¨ªa unos 12 a?os y o¨ª la voz de un t¨ªo muerto, un hermano de mi madre, lo o¨ª suspirar. Cuando ¨¦ramos chicos vimos a mi madre desdoblarse astralmente. Son cosas muy bizarras, que vienen de vivir en M¨¦xico, yo creo. Otra cosa que presenci¨¦, experiment¨¦, comprob¨¦ en su momento, fue que la ni?a de mi primera pel¨ªcula, Cronos, pod¨ªa ver a trav¨¦s de las manos, con los ojos vendados; pod¨ªa ver a trav¨¦s de las paredes. Ella me dijo que lo hac¨ªa, y yo, siendo un esc¨¦ptico, cog¨ª y le hice una prueba absolutamente brutal. Yo viv¨ªa en Guadalajara, ella en el DF. Qued¨¦ en que la siguiente vez que nos vi¨¦ramos para una sesi¨®n de trabajo yo traer¨ªa algo que ella proceder¨ªa a leer con las manos. En Guadalajara ten¨ªa revistas de mil novecientos treinta y tantos, de una revista que se llamaba Cuentos Asombrosos, met¨ª un n¨²mero en un portafolios, lo cerr¨¦, puse la combinaci¨®n, estaba en Guadalajara, viaj¨¦ en el avi¨®n; nadie, ni mi mujer ni mi madre ni nadie, supo qu¨¦ revista hab¨ªa metido, llegu¨¦ a la oficina, vend¨¦ a la ni?a, me fui a la oficina de al lado, cerr¨¦ la puerta, cerr¨¦ las ventanas, baj¨¦ las persianas, golpe¨¦ en la pared, la ni?a puso sus manos al otro lado, en la pared de la otra oficina, saqu¨¦ la revista, no hab¨ªa nadie en la oficina conmigo, devolv¨ª la revista al portafolio, volv¨ª a poner la combinaci¨®n, pas¨¦ a la habitaci¨®n de al lado? Y la ni?a me dijo exactamente cu¨¢l era la portada.
?Le gustar¨ªa tener alg¨²n poder extraordinario, como ser invisible ?a ratos, a voluntad?, volar, poseer una fuerza descomunal? Me gustar¨ªa tener acceso a una m¨¢quina del tiempo para no cagarla tan frecuentemente. Cuando dices: si pudiera cambiar esto o lo otro? Eso s¨ª me da curiosidad. Una moviola. He procurado no arrepentirme nunca, pero estar¨ªa perfectamente feliz con una m¨¢quina del tiempo que me diera cinco minutos, simplemente cinco minutos? Pero no es cuesti¨®n de arrepentirse, sino de curiosidad, ?eh?
No acabo de entender muy bien esa m¨¢quina de los cinco minutos. ?Qu¨¦ pasa, que es usted muy impulsivo y a veces dice cosas que hacen da?o? S¨ª, s¨ª, s¨ª, s¨ª. Simplemente es una curiosidad; decir: ?y si pruebo otra salida?, ?y si?? Es curiosidad, no arrepentimiento, el arrepentimiento no conduce a nada. Hasta el momento he procurado no arrepentirme, aunque hay cosas que hubiera querido evitar. Hay una frase muy bella en Espa?a que dice: ?Es lo que hay?. Con todas las cagadas que ha tenido mi vida, pero ?es lo que hay! [r¨ªe].
?Y la caga en su vida privada o en la profesional? En las dos.
No se sabe mucho de usted. Est¨¢ casado, tiene dos hijas, de 6 y 12 a?os. Pero ?d¨®nde vive? Viv¨ªa en Austin (Estados Unidos) hasta hace poco. Pero en los ¨²ltimos cuatro a?os no he vivido en un solo lugar fijo. Estuve en Madrid dos a?os, cerca del Retiro. Pero el ¨²ltimo a?o y medio, en Budapest. Ahora me voy tres a?os o cuatro a Nueva Zelanda a hacer El Hobbit. Tengo ganas de hacer el libro de Tolkien, que me quedaba muy cercano al coraz¨®n cuando ten¨ªa 11 a?os. Tambi¨¦n he vivido en Los ?ngeles, y en Praga, donde rodamos Hellboy.
?Y no le gustar¨ªa asentarse? Me encantar¨ªa. Pero creo que es dif¨ªcil porque el g¨¦nero que me gusta requiere recursos t¨¦cnicos y econ¨®micos que me obligan a moverme. Cuando veo a Almod¨®var o a Alex de la Iglesia que tienen el lujo de rodar y volver a casa esa noche siento envidia. Pero no puedo descansar entre pel¨ªcula y pel¨ªcula; siempre que termino una, ya trato de encadenarla con la siguiente. Porque entre Cronos y Mimic y entre Mimic y El espinazo pasaron cuatro y cuatro a?os?
?Y su familia va de un lado para otro con usted? Viajan conmigo. Sabemos perfectamente que, si no viajamos juntos, es absolutamente letal. Las ni?as est¨¢n en crecimiento. Si las dejas de ver un mes, cambian enormemente. Despu¨¦s de El laberinto asumimos completamente que somos una familia de cirqueros.
?Y M¨¦xico, d¨®nde queda en sus viajes y en su coraz¨®n?, ?va mucho? Cuando puedo. Desde el secuestro de mi padre, menos. Estuvo secuestrado 72 d¨ªas. Porque existe el lamentable error de creer que los directores ganamos un porcentaje importante de nuestras pel¨ªculas, que lamentablemente no es verdad. Me gustar¨ªa que lo fuera para tener, por ejemplo, un puto apartamento en Par¨ªs. Pero existe ese mito, y es un mito muy peligroso. Voy con cuidado, menos de lo que quisiera. La realidad es que si yo no tuviera hijos, ir¨ªa m¨¢s. Con las ni?as, tengo un compromiso de existencia mucho m¨¢s fuerte.
?C¨®mo ve su pa¨ªs? Las superestructuras de M¨¦xico est¨¢n en un nivel de corrupci¨®n que resulta pr¨¢cticamente imparable. Es un v¨®rtice; y creo que estamos en el centro del v¨®rtice. En tanto que un Gobierno favorece a las clases privilegiadas y los medios de comunicaci¨®n, puede tener una imagen exterior mejor. Es impresionante; cuando se habla de una crisis social o econ¨®mica en un pa¨ªs siempre hay una proporci¨®n. Pero lo que hay en M¨¦xico ahorita es una descomposici¨®n social, exactamente id¨¦ntica al proceso de putrefacci¨®n, de las estructuras sociales. Por ejemplo, lo que sucede en Ciudad Ju¨¢rez con los asesinatos de mujeres. Hay momentos en que se siente la vida un poco como en el Lejano Oeste. Aunque es verdad que es un pa¨ªs donde hay mucha muerte, porque hay much¨ªsima vida, aunque suene a clich¨¦. Se vive mucho y se muere mucho. Es pura pasi¨®n. Pero he descubierto un pa¨ªs a¨²n mucho m¨¢s apasionado, Brasil. Al lado de Brasil, M¨¦xico es Suiza. Yo creo que todas las grandes estructuras son corruptas y horripilantes, la legal, la Iglesia, la del Ej¨¦rcito. A m¨ª me apasiona M¨¦xico, y tengo la sensaci¨®n de que me voy a morir sin contar las historias que tengo de M¨¦xico, pero?
?Tiene miedo? Lamento, no me arrepentir¨¦, pero lamento, que haya pel¨ªculas que me hubiera gustado filmar en M¨¦xico, no las que he hecho, sino otras, contar historias. Y creo que no voy a poder, porque mis circunstancias no me lo permiten, no me permiten existir de manera cotidiana en una atm¨®sfera de rodaje donde diariamente se publica a qu¨¦ hora voy a salir de mi casa, en qu¨¦ coche voy, a qu¨¦ horas vuelvo, cosas que est¨¢n en las hojas de llamado de una pel¨ªcula? Ser¨ªa una imprudencia may¨²scula.
Los ni?os son muy importantes en sus pel¨ªculas, en las que escribe y dirige, tambi¨¦n en las que produce. Adem¨¢s, suelen estar bastante solos y sufrir mucho. Ah¨ª est¨¢ ?El laberinto del fauno?, ?El espinazo del diablo? o ?El orfanato?. El semillero de toda la mitolog¨ªa est¨¢ en la infancia. La mayor¨ªa de los mitos se forjan en la infancia, si hablas de Borges, de Hitchcock?
?En su caso? Yo digo de broma que he pasado 36 a?os tratando de recuperarme de los primeros siete. Siempre pudo ser peor. Me llevaba bien con mis padres, pero estuvieron muy ausentes en mi infancia. Criado en casa de mi abuela, en un instituto jesuita, muy cat¨®lico, f¨ªsicamente en ri?as todo el tiempo? Cuando eres un rubiecito de clase media en M¨¦xico te la tienes que liar a hostias continuamente, autom¨¢ticamente tienes que demostrar que no eres un ni?ato.
?Por qu¨¦ es usted un rubito de ojos azules? Mi padre es de un pueblo de M¨¦xico donde hubo bastante alegr¨ªa por parte de los alemanes e irlandeses, est¨¢ claro. Mi bisabuelo por parte de madre es irland¨¦s. Hay esa herencia.
Y la ten¨ªa que defender a leches continuamente? S¨ª. (R¨ªe). Y estaba el miedo al infierno que te viene con la vertiente mexicana de la educaci¨®n cat¨®lica. Toda mi educaci¨®n fue con los jesuitas. Mi primaria fue de esas de la letra con sangre entra; cada profesor ten¨ªa una vara de madera y te pod¨ªa dar en los nudillos o en las palmas, o directamente en el culo. Hab¨ªa personajes s¨¢dicos, totalmente bu?uelescos, en esas escuelas. No era escuela mixta, sino s¨®lo para ni?os, y eran escuelas muy violentas. Yo vi ni?os apu?alarse con los compases, o darse en la cabeza con una madera con un clavo, nos romp¨ªamos los dientes, literalmente.
?Pero no lleg¨® a estar interno? No, pero siempre hubo esa amenaza. El miedo al internado era tremendo; yo me salv¨¦ por milagro, porque en algunas asignaturas era muy bueno, en artes, en literatura, historia.
Por lo menos, supongo que tuvo una buena educaci¨®n, en cuanto a administraci¨®n de conocimientos? En mi caso, el conocimiento in¨²til en mi vida ha sido lo m¨¢s ¨²til, saber qui¨¦n era Christopher Lee, Meter Cushing, James Whale, Lovecraft.
Usted ha dicho que los adultos suelen perder la capacidad de imaginaci¨®n, la fantas¨ªa. Est¨¢ claro que no es su caso. Yo tengo la misma avidez cultural a los 43 que a los 8 o 9. Aunque todav¨ªa tengo ese viejo sue?o de crisis de la edad mediana, de querer ir al T¨ªbet, mis intereses var¨ªan poco; sigo igualmente interesado en la alquimia, en el universo of¨¦rico, en la mitolog¨ªa escandinava, en la mitolog¨ªa en general, en los troncos comunes de las diversas mitolog¨ªas. Mi retenci¨®n de los casos concretos se hace cada vez m¨¢s vaga, pero la manera en que puedo asimilar y manipular el conocimiento d¨²ctil, las historias e im¨¢genes, es m¨¢s fluido? Pero yo puedo decir que soy m¨¢s feliz a los 43 que lo que era de ni?o. Hay una edad que a m¨ª me pareci¨® jodid¨ªsima, que es de los 13 a los 22, que es dificil¨ªsima de sacar.
?C¨®mo es su relaci¨®n con sus hijas? Ser padre es bien dif¨ªcil, pero a los ni?os hay que tratarles como embajadores de una civilizaci¨®n m¨¢s avanzada, en vez de tratarles como a seres inferiores. Y habr¨ªa que ver qu¨¦ tanto nos podemos callar para no amargarles la vida. Y uno lo intenta, pero frecuentemente te descubres hablando como lo hac¨ªa tu padre o tu madre. Y cuesta trabajo refrenarse. Creo que hay que observar mucho, aprender mucho y ser amigo de los ni?os. Creo que ¨¦se es el deber del padre, pero fallamos. Espero no llegar nunca al extremo de decir: ?Mientras est¨¦s bajo mi techo, haces lo que yo te digo! S¨ª, te descubres diciendo frases lapidarias de ¨¦sas. Ahora yo creo que lo pasamos bien, pero es que tus hijos te empiezan a decir d¨®nde la has cagado cuando pasan de los 20, o los 15. Te empiezan a decir: hiciste esto mal, t¨² siempre me est¨¢s? Y t¨²: joder, no me hab¨ªa dado cuenta? Aunque mi hija peque?a ya lo hace; cuando est¨¢ sentada a la mesa suelta de repente unas verdades horripilantemente fuertes. Tiene seis a?os y suelta unas cosas que pegan como un martillo en el entrecejo. Y luego dice: ?Pero es broma?, o ?No lo digo en serio??. Y t¨² dices: ?Bueno, joder, pero lo has soltado ya?.
?Usted hizo con sus padres esa confesi¨®n-venganza? Por supuesto. Yo se lo dije a mis padres. El deber de un hijo es romper con el padre en alg¨²n momento, por evoluci¨®n natural. Y te reencuentras luego. O no. Yo creo que los ni?os son seres infinitamente m¨¢s puros, no como inocentes, sino puros, en el sentido de sin adulterar.
Dice usted que es m¨¢s f¨¢cil recuperarse de un fracaso que de un ¨¦xito. Lleva mal camino. Despu¨¦s de ?El Hobbit?, ?qu¨¦? Tendr¨¦ 48, habr¨¦ tenido mi primero o segundo examen de pr¨®stata? No he pensado en el despu¨¦s de? Despu¨¦s de Mimic y del secuestro de mi padre aprend¨ª que realmente es bien in¨²til hacer planes rigurosos sobre lo que sigue. Estamos en un negocio que es arte, y en un arte que es negocio, dependemos de cantidades de dinero tan ingentes que no puedes hacer planes, a no ser que seas multimillonario. Dependo de la bondad de los extra?os, como Blanche DuBois. Si yo dijera que quiero hacer En las monta?as de la locura, de Lovecraft, que es una pel¨ªcula enorme, de g¨¦nero, que est¨¢ escrita, que me interesa desde hace a?os, no podr¨ªa. El laberinto del fauno fueron 13,5 millones de euros, que es much¨ªsimo para una pel¨ªcula espa?ola. Empujar los l¨ªmites siempre es complicado. Siempre te encuentras con que, por alguna raz¨®n, si est¨¢s tratando de hacer algo creativamente diferente, hay l¨ªmites. Pero yo creo que cuando te encuentres c¨®modo es cuando te tienes que preocupar creativamente. El d¨ªa en que despierte y diga: tengo el presupuesto y los medios que necesito, en vez de sentir una gran felicidad, me tendr¨ªa que preguntar qu¨¦ estoy haciendo mal: ?quiere decir que la apuesta es demasiado segura, o qu¨¦ pasa?
Tiene la tercera parte de la Guerra Civil espa?ola pendiente, ?3993?? La ten¨ªa, pero el escritor, Sergio S¨¢nchez, se ha decantado por dirigir, y yo ten¨ªa ganas de escribirla con ¨¦l. Si no, me interesa mucho menos. Est¨¢ pendiente de su decisi¨®n de regresar a la escritura.
?Por qu¨¦ esa atracci¨®n por nuestra Guerra Civil? Me viene desde joven, por amigos; mucha gente que trabajaba en el cine, que estaba en mi c¨ªrculo, proced¨ªa de Espa?a, de padres republicanos, emigraron de ni?os con sus padres. Fue una guerra muy importante, porque no concern¨ªa s¨®lo al pa¨ªs, sino que estaban en juego los grandes movimientos que iban a decidir los destinos de la II Guerra Mundial.
Conoc¨ªa esa Espa?a por referencias. Cuando vino por primera vez, ?qu¨¦ vio? Yo no viaj¨¦ a Espa?a hasta 1987. Llegu¨¦ en los ¨²ltimos aires de la movida, con un corto, al Festival de Gij¨®n. La influencia de Espa?a en mi vida ven¨ªa de la mano de editoriales como Alianza Editorial y Bruguera, que eran verdaderas arcas del g¨¦nero de literatura fant¨¢stica, con traductores m¨ªticos como Llopis, que tradujo a Lovecraft. Para m¨ª, Espa?a era la de los c¨®mics y las revistas underground como Star, que publicaba a El Hortelano y Ceesepe, y art¨ªculos sobre el punk, lo incipiente de Almod¨®var, que republicaban a Robert Crumb. Para m¨ª, Espa?a era ese pa¨ªs iluminado donde hab¨ªa libertad sexual y mental, y grandes traductores de cine de terror. Llegu¨¦ y me encontr¨¦ con que eso era s¨®lo una parte; y que hab¨ªa divisiones muy palpables. Pero es que a m¨ª me parece que el mundo en general ha retrocedido en muchas libertades, en la bendita libertad individual. Se habla mucho de lo pol¨ªticamente correcto y sin embargo hemos retrocedido mucho en la libertad individual, liberadora, rompedora.
?Cu¨¢l cree que es la causa? No s¨¦, quiz¨¢ es un p¨¦ndulo. A tiempos rompedores siguen otros m¨¢s conservadores. Lamentablemente, a m¨ª me parece que ahora los movimientos se hacen cada vez m¨¢s r¨¢pidos y m¨¢s extremos. O es que yo cada vez tengo menos paciencia con los movimientos de derecha. No s¨¦. Pero creo que es alarmante que cada 10 a?os exista una lista muy larga de batallas que hay que librar por mantener la libertad de expresi¨®n, por asuntos que no est¨¢n zanjados, como el aborto; cosas que piensas que ya se han conquistado, y resulta que no.
Tiene usted fama por los completos ?story board? que dibuja de sus pel¨ªculas. ?No se ha planteado m¨¢s en serio el arte de la pintura o la ilustraci¨®n? Me gustar¨ªa mucho aprender a pintar, tener una educaci¨®n formal del asunto. Todo lo que he aprendido lo he aprendido yo solo, con libritos. S¨¦ que habr¨¢ un d¨ªa, que llegar¨¢ antes de lo que yo quiera, en que ya no pueda hacer pel¨ªculas, porque financieramente ya no sea yo una propuesta rentable. En ese momento, felizmente comprar¨¦ un juego de pinturas al ¨®leo, y seguir¨¦ haciendo im¨¢genes.
?Qu¨¦ artistas le gustan? Me gusta mucho Goya. Los simbolistas. Me gustan mucho tambi¨¦n los acad¨¦micamente m¨¢s asentados, como Rembrandt o Vel¨¢zquez. Encuentro en la pintura figurativa un gran inter¨¦s, incluso en la vertiente menos prestigiosa, la ilustraci¨®n. Me gustan mucho los ilustradores. Desde los que no se sabe bien si son ilustradores o pintores como Edward Hopper, hasta los puros y duros como Arthur Rackham, Howard Pyle? Colecciono libros, y mi ¨²nica extravagancia es coleccionar libros raros, juguetes raros y pinturas originales. Tengo unos 17.000 c¨®mics y unos 7.000 DVD. Libros andar¨¢n por los 3.000. Originales, la ¨²ltima vez que hice el inventario, pasaban de los 250. Dibujos, pinturas, acuarelas.
Me imagino que todo eso no viaja con usted por el mundo, de Los ?ngeles a Madrid, de Budapest a Nueva Zelanda? No, no, finalmente estoy haciendo un edificio en Los ?ngeles, una casa donde estar¨¢ todo puesto, una casa independiente de la casa familiar. Es lo que va a ser mi oficina, estoy termin¨¢ndola. Es curioso, me encanta y quiero que est¨¦ todo muy bien exhibido y limpio, en condiciones. Pero, al mismo tiempo, cuando est¨¢bamos rodando El laberinto, lleg¨® un fuego de esos salvajes en California que estuvo a punto de quemar la casa, y? y? S¨ª, he de confesar que sent¨ªa alivio. Me dec¨ªa: por fin podr¨¦ viajar sin preocuparme de qu¨¦ le pasa a la colecci¨®n. Hab¨ªa una liberaci¨®n enorme en aquel fuego. Te hace pensar seriamente en todo los CD que no has abierto, todos los DVD que siguen en el celof¨¢n, que dices: pero qu¨¦ co?o hago yo comprando un CD si no lo he o¨ªdo, o qu¨¦ hago yo con un original que hace cu¨¢nto no lo miro. Procuro disfrutar de lo que tengo, pero como buen gordo hay un coleccionismo que? Es muy dif¨ªcil, muy, muy dif¨ªcil que yo vaya a una librer¨ªa y salga con las manos vac¨ªas.
?Algo de su colecci¨®n que le guste especialmente? Lo que pasa es que algunos originales los tengo montados para poderlos sacarlos del cristal y verlos, ver la pincelada, o d¨®nde hizo la correcci¨®n del color el autor, porque es como he aprendido a pintar. He aprendido a pintar mirando a los grandes autores. Y hay algunos que son indescifrables. Hay unos ilustradores rusos contempor¨¢neos, de cuentos de hadas, los Dugina, que tienen una t¨¦cnica tan depurada que parecen impresiones, no puedes ver la pincelada por ning¨²n lado, ni con lupa, necesitas verla bajo luz negra para descubrir c¨®mo est¨¢ hecho el cuadro. Me gustan mucho ellos, porque no s¨¦ c¨®mo lo hacen. Todos los cuadros que he comprado son cuadros que me inspiran. Tengo a los Dugina, pintores checos? Hay t¨ªos que me provocan una curiosidad inmediata, que los estudio para luego, en privado, reproducirlos con mi lapicito. Por ejemplo, hay un t¨ªo que me chifla de los setenta, un dibujante de c¨®mics, Richard Corben? Santiago Segura y yo lo coleccionamos.
?Y ya tiene tiempo para mantener todo eso en orden? Lleva un tiempo, pero ah¨ª s¨ª trato de no arrancar la siguiente pel¨ªcula hasta que la biblioteca est¨¦ ordenada. Si t¨² entras a mi biblioteca ma?ana y me dices d¨®nde est¨¢ el n¨²mero tal de la revista tal, en los siguientes tres minutos lo tengo en las manos. Entre pel¨ªcula y pel¨ªcula s¨ª trato de tomarme un tiempo para ordenar mi biblioteca. Es una compulsi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.