La fuerza del viento

Hace nueve meses a Fernando Blanco lo rond¨® la Parca. "Que te digan con 48 a?os que tienes una grave enfermedad no es un trago f¨¢cil de asimilar, pero hay que enfrentarse a los problemas". El conselleiro de Industria e Innovaci¨®n, avezado bailar¨ªn de m¨²sica tradicional en sus a?os mozos, se neg¨® a seguir los pasos que marcaba la funesta pieza. En los mentideros pol¨ªticos se propag¨® la noticia de que el conselleiro estaba "muy malito", pero ¨¦l contradec¨ªa los malos presagios apareciendo en un acto tras otro. "Segu¨ª un tratamiento muy duro, pero intentando mantener la agenda". "La familia es una parte muy importante para superarlo".

Han pasado nueve meses y de la enfermedad diagnosticada en su fase inicial s¨®lo queda el poso de un trago amargo. La cantinela de que el "conselleiro est¨¢ malito" tambi¨¦n se ha apagado.

"Lo cierto es que la noche me gustaba mucho, no voy a negarlo"

"Soy partidario de legislaturas de cinco a?os y de limitar mandatos"

Fernando Blanco acaba de propinar una rueda de prensa y a los pies de la muralla romana de Lugo, en la que ech¨® el primer pitillo y descorch¨® la aventura del primer amor, charla con una vitalidad pasmosa. Su parlamento es fluido, su aspecto no desentona con la ma?ana veraniega. La econom¨ªa, en cambio, est¨¢ muy venteada. "S¨ª, corren tiempos dif¨ªciles. El a?o que viene y 2010 van a ser duros". "Nosotros ya reconocimos en enero, antes de las elecciones, que iba a venir una crisis y nos pusimos a trabajar". "Los gobiernos ahora est¨¢n m¨¢s atados para afrontar estas situaciones".

El se?or del viento, en cambio, juega con dos herramientas que podr¨¢n ayudar a esta tierra a capear el temporal. "Quiz¨¢ con el Decreto E¨®lico, que supondr¨¢ una inversi¨®n de 5.500 millones y la creaci¨®n de 3.000 puestos de trabajo directos, y la influencia del A?o Santo del 2010, con una incidencia entre el 0,3% y el 0,5% sobre el PIB, a nosotros nos pueda ir algo mejor".

Durante su exposici¨®n, no ha cesado de apretar manos y de saludar con cari?o a sus vecinos. "No estaba preparado", advierte con sorna. Hijo de un trabajador de Telef¨®nica, al poco tiempo de nacer se traslad¨® con sus padres a Bilbao. Luego a Barcelona, Le¨®n, Burgos. El trasiego familiar concluy¨® a los 7 a?os, cuando la familia regres¨® para asentarse definitivamente en Lugo. Pero ¨¦l continu¨® viajando. Estudi¨® en San Sebasti¨¢n y empez¨® Empresariales, carrera que abandon¨® al ganar una plaza en Telef¨®nica. Para progresar tuvo que mudarse a Barcelona y a Vigo, donde se zambull¨® de lleno en la movida. "Lo cierto es que la noche me gustaba mucho". "Viv¨ª all¨ª dos a?os estupendos, no voy a negarlo", reconoce con nostalgia. Y vuelta a Lugo, pero ya como supervisor de log¨ªstica, donde vivi¨® diez a?os de fren¨¦tica actividad pol¨ªtica. Su trabajo como teniente de alcalde, en coalici¨®n con el socialista L¨®pez Orozco, lo catapult¨® a la Xunta. "De verdad que fui el ¨²ltimo en enterarme". "Yo soy partidario de legislaturas de cinco a?os, porque las campa?as empiezan a?o y medio antes de las elecciones, y de limitar a dos los mandatos para que la gente no cometa el error de creerse imprescindible". "Me iba al Parlamento de diputado y me acababa de comprar un BMW de segunda mano por los muchos kil¨®metros que tendr¨ªa que hacer cuando me llam¨® Quintana". El BMW contin¨²a en el garaje y es su ¨²nica posesi¨®n. Vive en Lugo, en el piso de su segunda mujer, con la que ha alumbrado a Alma, una ni?a de 18 meses. "Al menos no tengo hipoteca y es mucho", se apresura a comentar. Del primer matrimonio es padre de Alexandre, que ya tiene 18 a?os.

Nada m¨¢s producirse su nombramiento, la clase empresarial gallega telefone¨® con preocupaci¨®n a los compa?eros de Lugo para interesarse por este dirigente de la UPG. "Me consta que lo hicieron y que se tranquilizaron cuando les dijeron que no habr¨ªa problemas". Se encontraron con un pol¨ªtico duro de o¨ªdo para la m¨²sica, algo que lamenta y eso que lo intent¨®, pero con una gran oreja para escuchar la problem¨¢tica del pa¨ªs. "La clave es escuchar a todo el mundo para encontrar una soluci¨®n". Tambi¨¦n puede estar en el viento, como dir¨ªa Bob Dylan.