Sin tetas no hay para¨ªso
?ste es el t¨ªtulo de un libro del colombiano Gustavo Bol¨ªvar que, transformado en telenovela, ha logrado un gran ¨¦xito internacional. Cuenta la historia de Catalina, una muchacha pobre que decide hacer cualquier cosa con tal de tener con qu¨¦ pagarse la cirug¨ªa pl¨¢stica que le dote de senos m¨¢s grandes. Para muchos, la conducta de Catalina es de una frivolidad que raya en lo irracional. Para otros, no hay nada m¨¢s racional. Sustentan su opini¨®n en serias investigaciones cient¨ªficas que demuestran que la apariencia f¨ªsica tiene importantes consecuencias sobre el salario. Adem¨¢s, desgraciada pero inevitablemente, en muchas sociedades la cirug¨ªa pl¨¢stica se ha convertido en el principal acelerador del progreso econ¨®mico, especialmente para las mujeres.
Serios trabajos cient¨ªficos demuestran que la apariencia f¨ªsica tiene consecuencias en el salario
En un buen n¨²mero de pa¨ªses, las ganancias que produce una inversi¨®n en la mejora del aspecto f¨ªsico superan las que se obtienen de una inversi¨®n en un t¨ªtulo universitario. Para una joven rusa, china o argentina, por ejemplo, resulta m¨¢s rentable ser bella que ser graduada universitaria. Sin que ello implique que se prostituyan. M¨¢s bien se trata de que, en general, la gente bella gana m¨¢s que la fea. Esta afirmaci¨®n va en contra de la presunci¨®n de que las apariencias no importan, de que la belleza es relativa y que los patrones de qui¨¦n es bonito o feo dependen de la cultura. Pues resulta que nada de esto es as¨ª.
Daniel Hamermesh, de la Universidad de Tejas, entrevist¨® a una muestra aleatoria de individuos entre los 7 y los 50 a?os en varios pa¨ªses y a cada entrevistado le ped¨ªa que clasificara a las personas cuyas fotos le mostraba de acuerdo a su atractivo f¨ªsico. La primera sorpresa fue que en todas partes del mundo, y sin importar edad, sexo, educaci¨®n, religi¨®n o nivel de ingresos, los entrevistados coincidieron en sus opiniones acerca de qui¨¦nes eran las personas m¨¢s o menos atractivas en las fotos. La segunda sorpresa es que Hamermesh ten¨ªa la informaci¨®n sobre los salarios de cada uno de los fotografiados y descubri¨® que las personas clasificadas como m¨¢s atractivas ganaban m¨¢s que el promedio, y las "feas", menos. As¨ª, en Estados Unidos los hombres "feos" ganan un 9% menos que quienes tienen un atractivo promedio; en Inglaterra, el 18% y en China (Shanghai), el 25% menos. Las mujeres menos agraciadas que el promedio ganan 6% menos en Estados Unidos, 11% en Inglaterra y un enorme 31% en Shanghai, donde las mujeres m¨¢s atractivas ganan 10% m¨¢s que el promedio, lo que arroja una diferencia de 41% entre los ingresos de las chinas bonitas y los de las feas.
Hamermesh hizo el mismo estudio en la Asociaci¨®n Americana de Economistas, donde encontr¨® que los m¨¢s atractivos eran elegidos con m¨¢s frecuencia para las posiciones de liderazgo del gremio que agrupa a los m¨¢s fervorosos creyentes en los mercados, la meritocracia y la racionalidad en las decisiones.
Los resultados de Hamermesh tambi¨¦n encuentran eco en estudios que demuestran que, en todas partes, la estatura aumenta el ingreso. En Estados Unidos, el 25% de la poblaci¨®n que es m¨¢s alta gana 10% m¨¢s que el 25% m¨¢s bajo. Se han dado muchas explicaciones para esta tendencia: psicol¨®gicas, sociales, nutricionales, etc. Pero la m¨¢s reciente es la m¨¢s explosiva: los m¨¢s altos ganan m¨¢s porque son m¨¢s inteligentes. Esto es lo que concluyen Anne Case y Christina Paxson, quienes al estudiar muestras de ni?os de tres a?os de edad encontraron que los m¨¢s altos ten¨ªan resultados sustancialmente superiores en pruebas cognitivas que los ni?os m¨¢s bajos. "Encontramos que la ventaja en ingresos asociada con la mayor estatura est¨¢ estad¨ªsticamente asociada con los mejores resultados de los test durante la ni?ez. Adem¨¢s, demostramos que las personas m¨¢s altas escogen ocupaciones que requieren destrezas cognitivas superiores y menores exigencias f¨ªsicas", escriben Case y Paxson. Queda por verse si esta conclusi¨®n sobrevive al escrutinio de otros investigadores.
Pero, volviendo a Catalina, vale la pena mencionar que los senos no son el ¨²nico billete al para¨ªso econ¨®mico. Los dientes tambi¨¦n. As¨ª es: quienes tienen mejores dientes ganan m¨¢s. El valor econ¨®mico de los dientes es el t¨ªtulo del trabajo donde Sherry Glied y Matthew Neidell demuestran que las mujeres que tienen mejor dentadura ganan un 4% m¨¢s que quienes la tienen peor. Esta es una buena noticia: cepillarse los dientes con frecuencia es m¨¢s f¨¢cil que someterse a la cirug¨ªa pl¨¢stica.
mnaim@elpais.es
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