Esa complicada inmigraci¨®n
Los flujos migratorios responden a la globalizaci¨®n laboral
Los movimientos migratorios no siempre se han visto como un problema econ¨®mico o social, pero casi siempre han tropezado con la hostilidad de una parte de la poblaci¨®n nativa, sea por racismo, sea porque se percibe a los inmigrantes como una amenaza laboral. Ser¨ªa una ingenuidad -socr¨¢tica, desde luego- suponer que esa hostilidad se debe fundamentalmente a la ignorancia de las causas y consecuencias del fen¨®meno. Pero tambi¨¦n hay que contar con esa ignorancia. El desconocimiento suele estar te?ido de una visceralidad tal que elimina de entrada cualquier posibilidad de entendimiento entre interlocutores pol¨ªticos o incluso la capacidad para entender el fen¨®meno en toda su amplitud.
COMPRENDER LA INMIGRACI?N
Guillermo de la Dehesa Alianza Editorial ISBN 978-84-206-6277-O
Guillermo de la Dehesa, ex secretario general de Comercio, ex secretario de Estado de Econom¨ªa (al menos), se propone remediar ese desconocimiento. El plan para conseguirlo es met¨®dico, as¨¦ptico y, hasta cierto punto, abrumador, puesto que pretende agotar todos los enfoques de la cuesti¨®n, incluso a costa de algunas repeticiones de ideas o conceptos que deber¨ªan haber sido editadas. El enfoque -ya se sabe que toda descripci¨®n socioecon¨®mica necesita uno- consiste en entender la inmigraci¨®n como un aspecto m¨¢s de la globalizaci¨®n del trabajo. El enfoque es correcto, puesto que la globalizaci¨®n laboral se manifiesta indirectamente a trav¨¦s de los flujos de comercio o a trav¨¦s de las inversiones de capital. La versi¨®n m¨¢s directa de esa globalizaci¨®n del trabajo es el flujo migratorio.
Despu¨¦s, el discurso planea sobre las grandes emigraciones hist¨®ricas, incluida una comparaci¨®n entre la oleada de 1850-1913, que moviliz¨® al 8,5% de la poblaci¨®n mundial, y la actual, que "tan s¨®lo" ha movido hasta ahora el 3,5% de dicha poblaci¨®n. Detr¨¢s de estas enormes corrientes migratorias laten causas distintas, que De la Dehesa detalla con cierta fruici¨®n. En el primer caso, los movimientos ten¨ªan por objeto ocupar ofertas inconmensurables de tierra vac¨ªa -modelo conquista del Oeste, pero aplicado tambi¨¦n en ?frica, Asia y Ocean¨ªa-, necesitada de cultivo. Hoy, la inmigraci¨®n se mueve por la oferta laboral decreciente en los pa¨ªses de la OCDE, causada por el envejecimiento de la poblaci¨®n y la baja tasa de fecundidad y, como es obvio, por las diferencias de renta entre pa¨ªses de emigraci¨®n y de inmigraci¨®n.
Pero hay otra causa que explica la facilidad con que se conciben los desplazamientos de inmigrantes: los precios relativamente bajos del transporte. Aunque las im¨¢genes, con frecuencia tr¨¢gicas, de pateras cruzando el Estrecho favorecen la sensaci¨®n de traslados dif¨ªciles y peligrosos, conviene recordar que la abrumadora mayor¨ªa de inmigrantes utiliza medios de transporte convencionales. Sobre todo, el avi¨®n.
Tiene especial inter¨¦s el cap¨ªtulo sobre las remesas que env¨ªan los emigrantes a sus familias. Con demasiada frecuencia, la literatura sobre emigraci¨®n se limita a describir o cuantificar los efectos de la llegada de extranjeros a las comunidades de prosperidad relativa m¨¢s alta, pero se olvida el provecho directo que produce en el origen. La motivaci¨®n de las remesas no est¨¢ bien definida en el an¨¢lisis sociol¨®gico o, mejor, antropol¨®gico, pero de los an¨¢lisis que De la Dehesa transmite con puntillosidad de erudito de los papers parece que no se deben tanto al altruismo, que tambi¨¦n, como a contratos intrafamiliares para compensar los gastos del viaje, considerados casi como una inversi¨®n.
Con la informaci¨®n y las explicaciones que facilita el autor, apenas se entiende que los pa¨ªses desarrollados, es decir, aquellos que ejercen un supuesto efecto llamada -otro clich¨¦ para justificar cualquier tropel¨ªa apenas encubiertamente racista- sobre los desempleados africanos, asi¨¢ticos o de Europa del Este, carecen no ya de pol¨ªticas eficaces para encauzar e integrar la inmigraci¨®n sino de una m¨ªnima coordinaci¨®n para impedir que problemas asumibles se conviertan en un caos. V¨¦ase un ejemplo: despu¨¦s de los discursos nebulosos de Schengen, de las promesas de intercambio de informaci¨®n entre estados y de cientos de declaraciones altisonantes sobre el mercado laboral, resulta que a nadie se le ocurri¨® algo tan simple como que un inmigrante que llega a un pa¨ªs europeo puede circular libremente desde all¨ª a todo el resto de Europa.
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