Toros para recordar

La corrida de Ana Romero puso ayer un digno colof¨®n a unos Sanignacios 2008, que pasar¨¢n a la historia por el gran comportamiento del ganado lidiado.

Pese a que el resultado art¨ªstico de la tarde qued¨® reducido a la oreja que cort¨® Alejandro Talavante al quinto de la tarde, el comportamiento de los toros de Ana Romero, origen Santa Coloma, debe de calificarse de excelente, acumulando como ¨²nico debe la desigualdad de hechuras de los toros lidiados en la primera mitad de la corrida con relaci¨®n a los tres ¨²ltimos.

Sobre todos destac¨® 'Reques¨®n', toro lidiado en cuarto lugar por parte de Antonio Ferrera, toro de nota, con el trap¨ªo protot¨ªpico de Azpeitia, al que el diestro extreme?o no termin¨® de exprimir y que, en justicia debiera de hacerse acreedor de los galardones ganaderos programados para esta edici¨®n.

Tambi¨¦n Ferrera se vio superado por el ejemplar que abri¨® plaza, toro anovillado, dotado de muy buen son y con una chispa de bravura superior a la de sus hermanos.

Alejando Talavante, en su ¨²nica comparecencia en ruedos vascos, pech¨® con un primer astado noble y manejable. Desarroll¨® su faena ¨ªntegramente por la izquierda, aprovechando la calidad de su oponente para enjaretarle, en peque?as dosis, naturales de calidad. Como suele ser habitual, finiquit¨® su actuaci¨®n con su habitual mitin con la espada.

En el quinto toro, aprovech¨® la inercia del animal, con una flagrante querencia a chiqueros, para plantear una faena pegada a las tablas, donde, sin terminar de cuajar el toro, peg¨® muletazos sueltos de calidad. Como quiera que la suerte dictamin¨® en esta ocasi¨®n que su heterodoxo espadazo culminase con una estocada tendida se cobr¨® el ¨²nico trofeo de la tarde.

A una gran altura ray¨® un Daniel Luque, al que correspondi¨® el peor lote. Supo sobreponerse al car¨¢cter incierto del tercero, mientras que en la faena del sexto, compuso una sinfon¨ªa de poder¨ªo, en el que a base de tirar del toro y de atornillar los pies en la arena cuajo dos series de naturales sin enmendarse.