Los ara?azos de Bolt
El plusmarquista de los 100m, con escoliosis, dice que todo se lo debe a su entrenador
Usain Bolt mueve r¨ªtmicamente su labio descolorido mientras repite una frase como quien exorciza un demonio. "Es realmente mala", dice el hombre m¨¢s r¨¢pido del mundo en los 100 metros (9,72s). Mientras se queja, una chapa militar rebota contra sus finos pectorales. "Es realmente mala", insiste el gigant¨®n. "S¨ª", termina cuando se le pregunta por la clave de su ¨¦xito; "tengo escoliosis [desviaci¨®n de la columna vertebral] y es realmente mala". "Glen Mills, mi entrenador, me ayud¨® mucho en eso. Cuando me un¨ª a ¨¦l, hace cuatro a?os, nos dedicamos exclusivamente durante dos semanas a asegurarnos de que sab¨ªamos c¨®mo tratar mi problema", a?ade; "Mills me cogi¨® y me aliment¨® como atleta. En aquellos tiempos, era d¨¦bil en todas las partes de mi carrera. Estaba lesionado. Era un atleta ara?ado. Realmente, lo que hizo el entrenador fue reconstruirme desde esos raspones. Y me convirti¨® en lo que soy".
"Era d¨¦bil y Mills me aliment¨® como atleta. Me reconstruy¨®. Me convirti¨® en lo que soy"
"No puedo vivir fuera de Jamaica. Me adoran. Y yo no soy una persona de dinero"
El atletismo en los Juegos |
El jamaicano Bolt, que protagonizar¨¢ con su compatriota Asafa Powell y el estadounidense Tyson Gay uno de los grandes duelos de los Juegos de Pek¨ªn, es muchas cosas. El heredero del gran Don Quarrie. Y pasado, presente y futuro del atletismo. Tiene 21 a?os y las opciones abiertas en los 100 y los 200 metros, adem¨¢s de en el 4x100. Su cuerpo interminable y su amplia zancada anuncian a los velocistas que vendr¨¢n. Sin embargo, todo su ¨¦xito se explica mirando pel¨ªculas en blanco y negro.
Bolt, el chico de los dientes mellados y grises, es todo un mit¨®mano. "Cuando estaba creciendo", cuenta el esprinter mientras la lluvia repiquetea contra una lona de pl¨¢stico, "o¨ªa hablar mucho de Michael Johnson y Herb Mckenley... Pero yo dir¨ªa que Quarrie es uno de los m¨¢s grandes corredores de 200 metros que ha existido. De la curva a la meta, fue uno de los m¨¢s grandes y elegantes de la historia. Observo sus carreras y c¨®mo toma la curva. Es la parte m¨¢s dif¨ªcil de la prueba para m¨ª. Y me digo: 'Si puedes tomar la curva como Quarrie, ser¨¢s maravilloso".
El chico de Trelawny es h¨¦roe por casualidad. Siguiendo el camino marcado por Quarrie, oro en los 200 metros y plata en los 100 de los Juegos de Montreal 1976, Bolt mam¨® la magia del esprint curvado sin dejar de sentirse tentado por el corto. Sus deseos nunca encontraron eco en la mente de su entrenador. Demasiado esfuerzo. Demasiado tiempo invertido en los 200 para abandonarlos. Demasiado gasto en caso de doblar en unos Juegos. Demasiado riesgo de lesi¨®n para un velocista de tranco largo y lenta reacci¨®n, siempre clavado en los tacos e imperial en el ¨²ltimo esfuerzo. Una apuesta ganada permiti¨® que Bolt se saliera con la suya. "El entrenador no quer¨ªa que lo hiciera", reconoce; "me dijo que, si romp¨ªa el r¨¦cord jamaicano de los 200, podr¨ªa correr los 100. Lo primero que hice tras cruzar la meta fue recordarle la apuesta".
Bolt se r¨ªe ante su propia ocurrencia. ?l es as¨ª. Un deportista capaz de romper un r¨¦cord m¨¢s viejo que su propia existencia -rebaj¨® los 19,86s de Quarrie en 1971 hasta los 19,75s- y, al mismo tiempo, alejado de las alturas de la fama. "A m¨ª me gusta salir de fiesta como a cualquier persona", confiesa. "Jamaica no es como el resto de los pa¨ªses. La gente no te arrolla, no te impide salir. Puedes ir a donde quieras. Lo que pasa es que tenemos que dar ejemplo. As¨ª que no podemos hacer todo lo que querr¨ªamos", explica sin descifrar los rumores que cuentan que tanto Powell como ¨¦l son asaltados por decenas de mujeres cuando se pasean por su isla. "Yo no puedo vivir fuera de Jamaica", afirma; "me adoran. Estar ah¨ª funciona para m¨ª. Me divierto todos los d¨ªas. Puedo hacer lo que me d¨¦ la gana. A veces, me entreno sobre hierba, pero no me puedo quejar de las infraestructuras. Creo que est¨¢n bien. Tenemos gimnasio, pistas de hierba que nos ayudan... Todo est¨¢ mejorando. Y yo no soy una persona de dinero".
Habla el jamaicano y con su suave pl¨¢tica toca espinas y algodones: desde que los que se dopan son los estadounidenses hasta su viejo amor por el cricket y el baloncesto -"me encanta", dice; "en cuanto logro esconderme de mi entrenador, juego".
Habla de eso Bolt y tambi¨¦n de Pek¨ªn, claro. Y concluye r¨¢pido y contundente, como si estuviera en una carrera: "Mi meta es ser el campe¨®n y el hombre con el r¨¦cord del mundo".

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