Aquellos d¨ªas de 1994
Durante 100 d¨ªas de la primavera de 1994, m¨¢s de 800.000 personas perdieron la vida a machetazos en Ruanda. Fue un genocidio perpetrado por radicales hutus encuadrados en la milicia interhamue (los que matan juntos). Buscaron en casas, iglesias y carreteras. Primero se guiaron por el censo; despu¨¦s, bast¨® la apariencia. La llamada comunidad internacional, la que prometi¨® "Nunca m¨¢s" tras el Holocausto, volvi¨® a fallar, como en Camboya, donde los jemeres rojos asesinaron a dos millones de civiles.
Ruanda es un pa¨ªs peque?o, 10 millones en poco m¨¢s de 26.000 kil¨®metros cuadrados, un territorio monta?oso donde el odio desborda fronteras y generaciones. Los tutsis (ganaderos, un 15% de la poblaci¨®n) lo gobernaron durante siglos como una monarqu¨ªa feudal en la que los hutus (agricultores y el 80%) eran los vasallos. La llegada del colono belga otorg¨® al hutu conciencia de oprimido. La independencia en 1962 y la ley electoral (un hombre, un voto) subvirtieron el poder.
Nadie lo llama a¨²n genocidio, s¨®lo crimen de guerra. La promesa del "nunca m¨¢s" ha vuelto a fallar otra vez m¨¢s. Como en Darfur
Las primeras matanzas datan de 1959. Decenas de miles de tutsis escaparon a Zaire (Congo) y Uganda. Uno de ellos fue Paul Kagame, hoy presidente de Ruanda. Fue l¨ªder del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR), guerrilla que ocup¨® el norte de Ruanda con el apoyo de Ioweri Museveni, su mentor ugand¨¦s. Cuando el presidente hutu ruand¨¦s Juvenal Habyarimana aterrizaba en Kigali tras firmar la paz con Kagame el 6 de abril de 1994, un misterioso misil (a¨²n se discute su procedencia) destruy¨® el avi¨®n. Fue la se?al para la matanza. En junio, el FPR tom¨® Kigali y Francia lanz¨® la Operaci¨®n Turquesa, presentada como acto humanitario cuando era un plan para sacar de Ruanda al Gobierno hutu, al que Par¨ªs hab¨ªa apoyado y armado durante a?os. Dos millones de civiles hutus acompa?aron a sus l¨ªderes hasta Congo. Los que se negaron fueron asesinados.
Desde los gigantescos campos de refugiados, instalados en las provincias congole?as de Kivu, los interhamues realizaron incursiones contra las nuevas autoridades ruandesas aliadas de EE UU. A finales de 1996, Kagame, apoyado en los tutsis de Zaire (banyamulengues), atac¨® los campos. Al frente de una coalici¨®n de guerrillas congole?as colocaron a Laurent Kabila, quien tras una victoriosa campa?a expuls¨® en mayo de 1997 del trono de Kinshasa a Mobutu Sese Seko, aliado de Francia.
En agosto de 1998, los patrocinadores de Kabila (Museveni y Kagame) trataron de reemplazarle. El fracaso del golpe de Estado acab¨® en una guerra que involucr¨® a nueve pa¨ªses africanos. La codicia por las riquezas de Congo enfrent¨® a los amigos. Decenas de guerrillas interpuestas han matado desde entonces directa o indirectamente a m¨¢s de tres millones de personas. Nadie lo llama a¨²n genocidio, s¨®lo crimen de guerra. La promesa del "Nunca m¨¢s" ha vuelto a fallar. Como en Darfur.
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