Centenares de inmigrantes recurren al bistur¨ª para limar rasgos ¨¦tnicos

A Orly Cuzco, de 28 a?os, no le gustaba su nariz: "Me marcaba mucho los rasgos incas". Por eso, este ecuatoriano de Guayaquil que reside en Madrid no dud¨® en destinar los 4.200 euros que ten¨ªa ahorrados para pasar por el quir¨®fano y as¨ª "llamar menos la atenci¨®n" por la calle. Ahora, est¨¢ encantado con el resultado. "Me ha quedado muy bien", comenta Cuzco, que, con la boca peque?a, cita entre los motivos de la intervenci¨®n a la que se someti¨® hace cuatro meses un ligero desplazamiento del tabique nasal.

En EE UU hay cirujanos pl¨¢sticos especializados en 'occidentalizar'

"Yo no pongo a una latina una nariz de alemana", comenta un m¨¦dico

La forma de la nariz es uno de los rasgos que m¨¢s pistas da del origen ¨¦tnico de una persona. De ah¨ª que la rinoplastia se haya convertido en la intervenci¨®n estrella entre los inmigrantes -la mayor¨ªa, suramericanos- que, cada vez en mayor n¨²mero, deciden recurrir al bistur¨ª para occidentalizar su aspecto. Hay casos, como el de Orly, en los que se acude a la consulta para reducir la nariz, aunque lo m¨¢s normal es lo contrario: ganar volumen, estrechar unas fosas excesivas y aumentar el caballete.

"Muchos clientes vienen con la excusa de un tabique desviado cuando lo que pretenden realmente es corregirse narices chatas y suavizar los rasgos que identifican su nacionalidad", comenta Diego Tom¨¢s, el cirujano que oper¨® a Orly y que al a?o atiende una treintena de casos similares, algo menos del 10% del volumen de su clientela. "Se ha notado un importante incremento de este tipo de paciente los ¨²ltimos a?os", apunta.

A la Sociedad Espa?ola de Cirug¨ªa Est¨¦tica, Pl¨¢stica y Reparadora (Secpre) tampoco se le ha pasado por alto este fen¨®meno, que incluso abord¨® en su reuni¨®n del mes pasado celebrada en Zaragoza. Su presidente, Antonio Porcuna, tambi¨¦n reconoce un aumento de este tipo de clientes que buscan "una nariz m¨¢s occidentalizada". "Es una forma de adaptarse al medio en el que viven", comenta Salvador Rodr¨ªguez-Camps, un cirujano de Valencia que opera unos 30 casos de este tipo al a?o.

La nariz es la intervenci¨®n reina, pero no la ¨²nica. Rodr¨ªguez-Camps recuerda haber operado tambi¨¦n a mujeres centroamericanas con el rostro muy redondeado a las que ha implantado una pr¨®tesis en el ment¨®n para estilizar su perfil. Incluso ha intervenido a ciudadanos de origen oriental que buscaban una mirada con rasgos europeos.

En este caso se recurre a la blefaroplastia, una cirug¨ªa de los p¨¢rpados aplicada a redondear el contorno ocular. "Es una intervenci¨®n no demasiado compleja en la que se emplea anestesia local", se?ala. En Espa?a, esta t¨¦cnica no es demasiado com¨²n, pero s¨ª en pa¨ªses con colonias importantes de ciudadanos asi¨¢ticos. "En el ¨²ltimo congreso de la Sociedad Internacional de Cirug¨ªa Est¨¦tica hubo muchas ponencias relacionadas con t¨¦cnicas para occidentalizar los ojos. Algo especialmente frecuente entre inmigrantes chinos y japoneses residentes en Australia y Estados Unidos", relata Antonio Porcuna, responsable de la Secpre. Hasta tal punto que estas intervenciones se han convertido en una subespecialidad de la cirug¨ªa est¨¦tica en estos pa¨ªses, de forma que hay consultas centradas casi exclusivamente en tratar a estos pacientes.

En Espa?a, el fen¨®meno es sensiblemente menos frecuente. La Secpre no tiene datos del volumen que puede suponer este tipo de intervenciones de las 400.000 que se practican al a?o en Espa?a. Cirujanos consultados estiman que pueden ser varios centenares, una cifra que calculan a partir de la pr¨¢ctica cl¨ªnica tanto suya como de su entorno. Igual de complicado es saber el n¨²mero de inmigrantes que aprovechan las vacaciones en sus pa¨ªses para operarse y ahorrarse as¨ª unos euros.

"Yo lo pens¨¦, pero no me compensaba; si sal¨ªa mal no podr¨ªa reclamar desde Espa?a". Orly Cuzco lo descart¨®, pero no otros compatriotas a quienes les compens¨® arriesgarse a un eventual problema en el posoperatorio a cambio de una operaci¨®n mucho m¨¢s barata por 1.200 d¨®lares (unos 770 euros) o incluso 900 (578 euros).

Pero en un quir¨®fano no vale todo. Existe una frontera infranqueable por la mayor¨ªa de los cirujanos que est¨¢ en el buen gusto y la proporci¨®n entre las facciones. "En toda intervenci¨®n hay que respetar los rasgos faciales para que el resultado sea arm¨®nico", dice Antonio Porcuna. Juan Antonio Mira, un cirujano de Valencia, insiste en esta idea. "Las correcciones deben estar siempre dentro de una fidelidad ¨¦tnica". "Si vienen a corregir una nariz ancha, yo la estrecho, pero manteniendo el estilo latino; no pongo a una mujer latina una nariz de alemana", apunta.

Hay especialistas que matizan que la intenci¨®n de los pacientes sea renunciar a sus rasgos ¨¦tnicos. O que exista una motivaci¨®n de integrarse a costa de diluir las trazas que identifican su nacionalidad. M¨¢s bien, como apunta Jos¨¦ Mar¨ªa Palac¨ªn, de la cl¨ªnica Teknon de Barcelona, el deseo de estas personas obedece a corregir partes del rostro con las que no se encuentran a gusto y, de paso, acercarse al modelo de belleza universal, que pasa por el canon occidental forjado por los medios de comunicaci¨®n. Esto es algo que tiene en mente todo aquel que se pone en manos de un cirujano pl¨¢stico, independientemente de su procedencia, comenta Palac¨ªn.

Ahora est¨¢ por ver si la crisis hace mella no s¨®lo en estas intervenciones de cirug¨ªa est¨¦tica, sino en un sector que, en general, ha crecido como la espuma al abrigo de la bonanza econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os y de las facilidades de financiaci¨®n que ofrec¨ªan las entidades bancarias o las propias cl¨ªnicas. Hasta hace pocos meses.