En la playa con el hijo del novio de mi madre
Las nuevas familias afrontan los problemas de convivencia en verano - En muchas rupturas recientes es la hora de la revancha
La escena sucede en Disneyland Par¨ªs. En una cola esperan un hombre que acaba de inaugurar la cuarentena, una mujer algo m¨¢s joven, un adolescente conectado a unos auriculares que se balancea al ritmo que decreta la m¨²sica, una ni?a de unos 11 a?os y otra de tres sobre los hombros de su padre. La cl¨¢sica familia nuclear espa?ola de vacaciones en un parque tem¨¢tico. Nada es lo que parece: el chico es hijo de un matrimonio anterior de ¨¦l; la ni?a mediana, de uno de ella; y la peque?a, de los dos. He aqu¨ª un ejemplo de los nuevos modelos de familia que avanzan a paso de gigante y a punto est¨¢n de desbancar a la tradicional.
En la jerga sociol¨®gica se llaman familias reconstituidas (parejas con al menos un hijo no com¨²n, fruto de una relaci¨®n previa). Los datos oficiales son escasos y antiguos: el censo de 2001 -el ¨²ltimo del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) que registr¨® los cambios en la composici¨®n de los hogares- contabiliza 233.000 segundas o terceras reagrupaciones, aunque otros estudios privados hablan ya de 460.000 y vaticinan que para 2020 ser¨¢n mayor¨ªa.
Nada es lo que parece. Las familias est¨¢n hechas de retazos de otras
100.000 menores pasan a ser hijos de divorciados cada a?o
En rupturas recientes o conflictivas se incumple aposta el r¨¦gimen de visitas
Juntar a los hijos respectivos a la fuerza es un error, seg¨²n los pedagogos
Lo m¨¢s frecuente en 2020 ser¨¢n las parejas con hijos de varios c¨®nyuges
Las primeras vacaciones marcan las relaciones dentro del nuevo hogar
La revoluci¨®n familiar que ha experimentado Espa?a ha cambiado tambi¨¦n las vacaciones. ?C¨®mo las viven estas familias? ?Qu¨¦ hacen para encajar el rompecabezas de intereses? ?C¨®mo se lo toman los ni?os? ?Qu¨¦ pasa cuando hay rechazo? ?Se va cada padre por su lado con sus hijos?
A decir de los especialistas, en vacaciones hallamos dos tipos de nuevas familias: la que mantiene una relaci¨®n de tiempo, con rodaje y baqueteada, donde el problema est¨¢ m¨¢s en la log¨ªstica -la manera de casar trabajo y disponibilidad de los ni?os- que en la empat¨ªa de sus miembros; y la reciente, que aprovecha los periodos de asueto para experimentar por primera vez la convivencia.
Isabel M., la mujer de la secuencia t¨®pica de Disneyland, pertenece al segundo grupo, y a¨²n recuerda con horror aquel viaje a Par¨ªs. Fue hace dos a?os: los chicos mayores apenas conectaron y, adem¨¢s, el adolescente, cuya incorporaci¨®n al veraneo hab¨ªa sido a trancas y barrancas despu¨¦s de una persistente (y, al final, imperativa) labor del padre, se dedic¨® con ah¨ªnco a dar la tabarra a la madrastra, todav¨ªa enojado por la ruptura de sus progenitores y receloso de la estrenada situaci¨®n.
Porque debajo de la concatenaci¨®n de oraciones subordinadas con las que se suelen definir los flamantes entramados familiares -el hermano del hijo del novio de mi padre, por ejemplo- hay una variada gama de combinaciones y un universo de sentimientos, algunos encontrados.
"Nos pareci¨® un buen plan para que el mayor se integrara de una vez, su hermana peque?a ya hab¨ªa cumplido los tres a?os y a¨²n no hab¨ªamos pasado una temporada todos juntos, s¨®lo hac¨ªa visitas cortas", explica Isabel, m¨¦dico de 39 a?os, que conoci¨® a su segundo marido en el trabajo. "La nueva pareja intenta vivir el patr¨®n de las vacaciones de la familia feliz y comete el error de juntarlos a todos por las buenas. Se dan de bruces contra la realidad porque terminan siendo las peores vacaciones de su vida", opina la pedagoga argentina Nora Rodr¨ªguez, autora de Hermanos cada 15 d¨ªas (Integral, 2008). "Los padres creen que se van a dar una buena oportunidad y que es una ocasi¨®n fant¨¢stica para conocerse todos y crear v¨ªnculos, pero lo hijos puede que vayan en otra direcci¨®n", a?ade.
Para escribir el libro, Rodr¨ªguez, profesora de Formaci¨®n Docente del Campus Universitario de la Mediterr¨¢nea en Barcelona, ha entrevistado a un centenar de personas. De sus p¨¢ginas sale la cifra de 460.000 familias reconstituidas en Espa?a y la proyecci¨®n de que en 2020 es probable que, vivan o no en la misma casa, superen a las nucleares cl¨¢sicas. No es descabellado. Seg¨²n los ¨²ltimos datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el n¨²mero de divorcios registrados a lo largo de 2007 en Espa?a fue de 130.840, y el de separaciones, de 10.210. El INE se?ala que cada a?o m¨¢s de 100.000 menores ingresan en el apartado de hijos de divorciados, lo que significa que estos ni?os se convierten en integrantes de las nuevas familias, ya sea por parte de madre, de padre, o de ambos.
Carmen O., t¨¦cnica de publicidad de 45 a?os, se encuentra en el grupo de parejas consolidadas que ha ido explorando pacientemente la convivencia hasta culminar en unas vacaciones con todas las patas de la familia reunidas. Lo que no le ha evitado horas de c¨¢lculos y un esfuerzo denodado: ella y su novio -que mantienen sus respectivos domicilios- han recurrido al ordenador para confeccionar un cuadrante y que nadie salga perjudicado. Sobre todo Mario, el hijo de Carmen, con 15 a?os y las hormonas enloquecidas. Est¨¢ en una etapa en la que su concentraci¨®n se limita a dos plays, la Play Station y el Playboy, por lo que renunci¨® a un viaje al Caribe si ten¨ªa que aguantar a las ni?as de Federico (el novio de la madre), de 11 y 8 a?os, edades absolutamente fuera de su constelaci¨®n, pese a que la relaci¨®n con sus nuevas hermanas est¨¢ exenta de conflictos.
Tras mil y una vueltas al calendario, a los turnos de sus respectivos trabajos y a los dos ex (que a su vez, han tenido descendencia de sus segundas uniones), el embrollo se ha resuelto a fuerza de aflojar pasta: una semana de crucero con las ni?as, otra todos juntos en el barco de Federico (con la condici¨®n de que Mario pueda llevar a un colega para no aburrirse) y, por ¨²ltimo, la pareja sola en Nueva York. Carmen, adem¨¢s, ha pasado unos d¨ªas con Mario y su madre, que est¨¢ medio impedida, un factor m¨¢s a considerar en la dif¨ªcil ecuaci¨®n cuando se ha cruzado el umbral de los cuarenta. "Podr¨ªa haber optado por que cada uno estuviera con sus ni?os, y luego irnos solos, pero es una relaci¨®n de tiempo y creo que es importante implicarte afectivamente con los hijos de tu pareja", razona la publicista.
Algo as¨ª ocurre poco. Lo com¨²n, y m¨¢s ahora con la cada vez m¨¢s colosal crisis, es que no se disponga de dinero ni tiempo para disfrutar de tan fastuoso veraneo. Nora Rodr¨ªguez cuenta que la mayor¨ªa suele tener un par de semanitas y en ellas intenta la agrupaci¨®n total. "Los padres deber¨ªan dedicar dos o tres d¨ªas a sus hijos biol¨®gicos, a un ni?o le molesta mucho que su padre lo trate igual que a los hijos de su pareja. Ellos necesitan saber que siguen siendo exclusivos".
La exclusividad est¨¢ garantizada en las rupturas recientes o conflictivas. Juan Luis Rubio, presidente de la Asociaci¨®n de Padres de Familia Separados (22.000 asociados), explica que lo habitual es repartir las vacaciones entre los hijos y la pareja. "Es muy raro juntar a todos, se renuncia al intento, y no por falta de conexi¨®n, sino por temor a que la madre o el padre biol¨®gico de los ni?os se entere de que van a estar con la otra o el otro y saboteen las vacaciones. Es un riego que casi nadie asume".
Si la familia de origen termin¨® mal, la nueva tardar¨¢ m¨¢s en arrancar. A veces las ex parejas aprovechan las vacaciones para tomarse la revancha. Seg¨²n Rubio, el 60% de los miembros de su organizaci¨®n -hay que tener en cuenta que si acuden a ella es porque tienen problemas- cuando va a buscar a sus hijos se encuentra con que o no est¨¢n, o no quieren ir con ellos por lo que algunos psic¨®logos llaman s¨ªndrome de alineaci¨®n parental, el rechazo hacia un progenitor que el otro fomenta en el hijo. "Acuden al juzgado, pero el periodo de vacaciones se agota antes de que terminen los tr¨¢mites", lamenta.
El tel¨¦fono de Manuel Parrilla echa fuego en estas fechas. Abogado matrimonialista, ha llevado el caso de una madre lesbiana, no biol¨®gica, a la que la juez ha reconocido en una sentencia como progenitora, sin haber presentado siquiera los papeles de adopci¨®n. "Muchos padres utilizan a los ni?os como arma de presi¨®n si no han recibido, por ejemplo, la parte de los gastos extraordinarios que ellos piden. Entonces, si el convenio no refleja hora de entrega, los llevan a las doce de la noche, o justo despu¨¦s de que haya salido el avi¨®n rumbo al destino vacacional".
Parrilla opina que los incumplimientos de los reg¨ªmenes de vacaciones se podr¨ªan resolver de forma m¨¢s ¨¢gil desde los ¨®rganos judiciales con una simple llamada de tel¨¦fono. Seg¨²n ¨¦l, es lo que hace la juez de familia de Sevilla Mar¨ªa N¨²?ez: llama ella misma y solventa el escollo.
Algunos colectivos niegan la existencia del s¨ªndrome de alienaci¨®n parental porque no est¨¢ diagnosticado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Lo que no se pone en duda es que en ocasiones la aceptaci¨®n por parte de los hijos de la nueva pareja es un muro dif¨ªcil de derribar. Antes que la sociedad, el reconocimiento a la familia que se crea lo da la familia de origen. El psiquiatra Roberto Pereira escribe en un art¨ªculo que las familias reconstituidas nacen de la p¨¦rdida (el divorcio o separaci¨®n), una p¨¦rdida que comporta un duelo, y un v¨ªa crucis emocional. Desde que se divorci¨® hace cuatros a?os, Samuel N., funcionario de 50 a?os, ha hecho el esfuerzo de guardar una parte de su descanso laboral para viajar con su hija. Los dos solos.
La chica, que cuando empez¨® todo ten¨ªa 15 a?os, se resiste a convivir un fin de semana con la pareja de Samuel, un entuerto que no tuvo que afrontar con los dos mayores porque ya eran independientes. Ahora se acaba de casar, y ha dicho que se termin¨®: "Mi hija tiene que respetar mi elecci¨®n y no puede organizarme la vida". La joven (ya ha cumplido 19 a?os) se ha perdido un recorrido por las ciudades m¨¢s tur¨ªsticas de Italia junto a Samuel, su esposa y la hija de ¨¦sta, de 14 a?os, quien, por cierto, repite la misma pauta de comportamiento que su hermanastra con la mujer de su padre como diana.
?Qu¨¦ hay de las situaciones que describen con humor teleseries como Los Serrano? En las tramas inventan poco. Existen. En una peque?a ciudad costera andaluza a¨²n se comenta el desenlace del matrimonio de un viudo con cuatro hijos y una divorciada con tres. Cuando la mujer se cruzaba con las amigas en el centro comercial comentaba aliviada lo bien que hab¨ªan conectado los menores de la reci¨¦n inaugurada saga: una chica de 16 a?os y un chico de 18. Y tanto que hab¨ªan conectado. Mucho. Al poco tiempo, los murmullos y trasiegos nocturnos descubrieron a los estupefactos padres que los ni?os se hab¨ªan enamorado.
Las parejas de gays y lesbianas con hijos de uniones previas lo tienen doblemente complicado. La relaci¨®n ha de estar muy asumida por el entorno para pensar en unas vacaciones. C¨¦sar Sanz, secretario de Galehi (Asociaci¨®n de Familias de Gays y Lesbianas con Hijos e Hijas), dice que a¨²n no lo han analizado con detenimiento, pero lo que s¨ª han constatado es que cada vez habr¨¢ m¨¢s, porque las personas que han tenido hijos "tardan en salir del armario". Rosa H. relata c¨®mo un proyecto de vacaciones fue la chispa que hizo que se fuera al traste su relaci¨®n con una mujer con dos hijos de padres diferentes. "El progenitor del segundo no lo consinti¨®, amenaz¨® con quitarle a mi pareja la custodia y con el desgaste todo se derrumb¨®".
La pedagoga Nora Rodr¨ªguez aconseja a las nuevas familias no forzar v¨ªnculos instant¨¢neos, que traten de conciliar diferentes gustos y h¨¢bitos para ver qu¨¦ se puede hacer y qu¨¦ no. "De c¨®mo se afronten las primeras vacaciones depender¨¢ el modo que ense?emos la parte de socializaci¨®n, la parentalidad". Si se alquila una casa o se va a un hotel, que cada uno tenga un lugar en el que se sienta c¨®modo, porque va a ser su refugio.
No se trata de hacer cosas espectaculares para impresionar a los hijos, el efecto puede ser contraproducente. Rodr¨ªguez recuerda el caso de una ni?a peque?a a la que le hab¨ªan preparado todo un planazo con la novia del padre y el hermanastro. Pero la cr¨ªa reaccion¨® en direcci¨®n opuesta porque disfrut¨® tanto que quiso hacer part¨ªcipe a sus seres queridos.
Al final de la jornada, en la terraza de una cafeter¨ªa, se hace balance.
-?Te lo est¨¢s pasando bien? -le pregunta el padre.
-S¨ª, s¨ª, me lo estoy pasando muy bien, ?qu¨¦ pena que se lo haya perdido mam¨¢! ?Por qu¨¦ no ha venido?
A la mamastra se le atragant¨® la aceituna.
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