Figuras con casa aparte

La afici¨®n china ha dejado at¨®nito a Kobe Bryant. Acostumbrado a ser objeto de veneraci¨®n, el mejor icono de la NBA no esperaba lo que vivi¨® en Shanghai. Como si estuviera en el Staples Center de Los ?ngeles, los 14.500 espectadores que llenaron el Qizhong Forest Arena, en el que Estados Unidos apaliz¨® de forma sucesiva a Lituania, Rusia y Australia (ayer, por 87-76), corearon "mvp, mvp!" ("?jugador m¨¢s valioso!") cada vez que tocaba el bal¨®n. El entusiasmo de los seguidores que pretend¨ªan ver de cerca a los ¨ªdolos de la NBA, tanto en la calle como en el pabell¨®n deportivo, provoc¨® un impresionante despliegue de seguridad. La prensa estadounidense compar¨® el tratamiento dispensado a Bryant y compa?¨ªa con el que reciben las m¨¢s grandes estrellas del rock mundial.

"Los jugadores son unos mimados", dijo Bobby Knight en Atenas 2004

El desembarco en Pek¨ªn sigui¨® la misma pauta. El equipo que dirige Mike Krzyzewsky no respetar¨¢ el precepto no escrito que convierte los Juegos en un periodo excepcional en el que todos los deportistas, sin distinci¨®n de ninguna clase, conviven en la Villa Ol¨ªmpica. Ellos, no. Bryant, LeBron James, Carmelo Anthony y los dem¨¢s astros de la canasta volver¨¢n a seguir la pauta que marc¨® el Dream Team en 1992 y se alojar¨¢n en un hotel de cinco estrellas en el centro de la capital china.

Desde los Juegos de Barcelona, en efecto, las sucesivas selecciones de baloncesto de la NBA se han alojado fuera de la Villa. Eso les cost¨® duras cr¨ªticas tanto en Sidney 2000 como sobre todo en Atenas 2004, donde, por a?adidura, tuvieron que conformarse con la medalla de bronce. Entonces se alojaron en el Queen Mary II, el barco m¨¢s lujoso y caro de los construidos con destino a las vacaciones, que estaba atracado para la ocasi¨®n en el puerto de El Pireo.

Bobby Knight, uno de los t¨¦cnicos universitarios m¨¢s prestigiosos y entrenador del equipo ol¨ªmpico que gan¨® la medalla de oro en Los ?ngeles 1984 con Michael Jordan y Pat Ewing entre otros, fue concluyente tras la derrota en la cita griega: "Los jugadores son unos mimados. Si yo hubiera sido el seleccionador, no habr¨ªan estado en el Queen Mary, sino en la Villa, como todo el mundo".

Por supuesto, no fue su ¨²nica cr¨ªtica. Tambi¨¦n afirm¨® que los Pistons de Detroit habr¨ªan ganado los Juegos al afrontarlo como un equipo verdadero, no como una reuni¨®n de estrellas.

Mucha gente estuvo entonces de acuerdo con ¨¦l. Pero ahora vuelve a producirse una situaci¨®n parecida, aunque tampoco exclusiva del conjunto estadounidense. Algunos deportistas han preferido seguir su ejemplo, como el tenista suizo Roger Federer, alegando que el r¨¦gimen en la Villa de Atenas le impidi¨® seguir su programa de trabajo.

Otros 16.000 deportistas s¨ª empiezan ya a llenar la Villa. Entre ellos, alg¨²n otro as de la NBA, como Pau Gasol, que tambi¨¦n fue objeto de un multitudinario recibimiento a su llegada, ayer, a Pek¨ªn.PAUL SHIRLEY ha jugado en 13 equipos profesionales, incluidos tres de la NBA (Chicago Bulls, Atlanta Hawks y Phoenix Suns) y dos de la ACB (DKV Joventut y Menorca). Tambi¨¦n jug¨® en Grecia, en Rusia y en un equipo chino, el Beijing Aoshen Olympians. Es el autor de un blog para ESPN titulado Mi carrera, por llamarlo as¨ª, y el pasado mes de mayo public¨® un libro sobre su trayectoria como jugador de baloncesto titulado Can I Keep My Jersey? (?Puedo quedarme mi camiseta?).

Nacido hace 30 a?os en Redwood City (California), Shirley estudi¨® Ingenier¨ªa Mec¨¢nica en la Universidad de Iowa. Reside en Kansas y a caballo de las numerosas ciudades donde ha desarrollado su carrera como jugador. Con su estilo ir¨®nico explica: "Algunos managers cuestionan mi dedicaci¨®n al deporte. Piensan que las 21 horas del d¨ªa en las que no trabajo deber¨ªa dedicarlas a alg¨²n otro noble prop¨®sito que no fuera escribir. Quiz¨¢ algo como tener hijos ileg¨ªtimos o disparar a mis pit bulls ilegalmente conseguidos. Me encanta escribir y leer emails de t¨ªos que son como yo ser¨ªa si no midiese 2,09 metros". A partir de hoy, Shirley har¨¢ part¨ªcipes a los lectores de EL PA?S de sus impresiones sobre los Juegos Ol¨ªmpicos.