Italia se militariza
Recurrir al Ej¨¦rcito para combatir el crimen y la ilegalidad arroja dudas, no s¨®lo de eficacia
El Ej¨¦rcito vigila desde el pasado lunes diversos lugares estrat¨¦gicos de las principales ciudades de Italia con la intenci¨®n, seg¨²n sus autoridades, de luchar contra la delincuencia y la inmigraci¨®n ilegal. Embajadas, estaciones ferroviarias y de metro, as¨ª como los centros de acogida temporal de sin papeles ser¨¢n protegidos por patrullas durante los pr¨®ximos seis meses en Roma, Mil¨¢n y otras siete poblaciones.
En total, 3.000 soldados han sido destinados a este menester. La medida es uno de los compromisos de Berlusconi antes de llegar al Gobierno en abril. Aunque legalmente es irreprochable, pues fue aprobada por el Parlamento en julio, es bastante discutible para la imagen del pa¨ªs, sienta un precedente inquietante y plantea dudas sobre su eficacia.
?Por qu¨¦ no dotar con m¨¢s medios materiales y humanos a las fuerzas del orden p¨²blico como sostiene con sensatez la oposici¨®n de izquierdas? ?Qu¨¦ efecto hace ver a un uniformado armado con un subfusil vigilando ¨¢reas tradicionalmente protegidas por la polic¨ªa y los carabineros? En principio, poco tranquilizador. Puede asustar al ciudadano en general o a tantos turistas que visitan Italia. Lo m¨¢s sorprendente es que no pocos han recibido el desembarco con simpat¨ªa. En ello tiene bastante que ver la pol¨ªtica demag¨®gica y gestual de Il Cavaliere, que piensa que a base de golpes efectistas e inmediatos puede solucionar de un plumazo problemas nacionales de gran calado.
La inseguridad p¨²blica y el crimen organizado son uno de esos tumores que Italia -donde precisamente abunda la profusi¨®n por la calle de uniformes de fuerzas del orden- arrastra hace a?os. En 1992, las autoridades enviaron a Sicilia 7.000 soldados para combatir a la mafia tras el asesinato de los jueces Falcone y Borsellino. No lograron acabar con la Cosa Nostra. Apenas investido como jefe de Gobierno, Berlusconi decidi¨® combatir la crisis provocada por la no recogida de basuras en N¨¢poles incrementando la presencia de agentes del orden y eventualmente de militares. Asegura ahora que el mal ha sido solventado; hasta que la pr¨®xima crisis le contradiga.
Pero lo m¨¢s inquietante de esta aparici¨®n del Ej¨¦rcito en las calles es que parece destinada sobre todo a la caza del gitano, africano o rumano sospechoso. Berlusconi debe de pensar que con la militarizaci¨®n lo resuelve todo. Y no es as¨ª.
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