Financiaci¨®n auton¨®mica, algunas paradojas
No cabe duda de que la posible reforma o actualizaci¨®n del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica se ha convertido en una de las prioridades de los Gobiernos auton¨®micos en Espa?a. Tras las reformas de los Estatutos de algunas comunidades aut¨®nomas, la publicaci¨®n de las balanzas fiscales por parte del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda ha venido a ampliar el ya vasto repertorio de argumentos y consideraciones que las comunidades y la Administraci¨®n del Estado pueden esgrimir y defender leg¨ªtimamente a la hora de sentarse a abordar el estado actual de nuestro sistema de financiaci¨®n.
La publicaci¨®n de las balanzas fiscales supone, seg¨²n el Gobierno de Espa?a, un ejercicio de transparencia. Para los Gobiernos de algunas comunidades aut¨®nomas tambi¨¦n (a pesar de unos resultados que quiz¨¢s les hayan sorprendido). Pero para los Gobiernos de otras, que nunca lo hab¨ªan solicitado, dicha publicaci¨®n se ha convertido en la confirmaci¨®n de algo que siempre hab¨ªan venido sosteniendo: la solidaridad es un principio b¨¢sico en el actual Estado de las autonom¨ªas. Y la solidaridad es algo que se ejerce sin que ello suponga a priori una excusa para exigir ganar posiciones en una negociaci¨®n sobre financiaci¨®n auton¨®mica, ni que deba servir como causa de enfrentamiento entre territorios.
La Comunidad Valenciana, una de las m¨¢s solidarias, s¨®lo pide reconocimiento
Las balanzas fiscales no hablan de las personas. El modelo de financiaci¨®n, s¨ª
Las balanzas fiscales publicadas demuestran que la Comunidad Valenciana es una de las cuatro autonom¨ªas m¨¢s solidarias de Espa?a. Y no exigimos nada a cambio. Nada a cambio, salvo que ello se reconozca. Y desde luego, los resultados que dichas balanzas ofrecen no deben ni van a servir para que la Generalitat adopte posturas que puedan entenderse como insolidarias a la hora de abordar el estado de un modelo que por fin parece que se va a reformar o actualizar.
Desde la Comunidad Valenciana hemos venido manteniendo que el actual modelo es adecuado, aunque precisa una actualizaci¨®n cada vez m¨¢s inaplazable de la variable poblaci¨®n. Actualizar esta variable significa tener en cuenta cada uno de los habitantes que la componen y que en definitiva son los destinatarios de los servicios que venimos prestando, especialmente en materia de gasto social.
Las balanzas fiscales no hablan de personas. El modelo de financiaci¨®n, s¨ª.
Ello nos lleva a una primera paradoja. Cuando el presidente Rodr¨ªguez Zapatero argumenta que nunca congelar¨¢ las prestaciones sociales, ?a cu¨¢les se refiere? Hoy la sanidad, la educaci¨®n y los servicios sociales son competencia de las comunidades aut¨®nomas y no del Estado. Quien aplaza la actualizaci¨®n de la variable poblaci¨®n en el modelo es quien acaba recortando lacapacidad de las comunidades aut¨®nomas para atender dichas prestaciones. Y si no, que se lo pregunten a ese mill¨®n m¨¢s de valencianos que el actual modelo viene ignorando sistem¨¢ticamente en la actualidad. Rodr¨ªguez Zapatero aparece como un defensor de la sociedad de bienestar que hoy garantizan las autonom¨ªas con los recursos del sistema de financiaci¨®n. No actualizar la poblaci¨®n es poner en peligro una suficiencia financiera del sistema que hoy ya se ha convertido en deseo m¨¢s que en realidad. Aunque Rodr¨ªguez Zapatero siempre la mantendr¨¢ como principio en su vago e impreciso dec¨¢logo de bases para la reforma, donde, por cierto, el de solidaridad no aparece.
Hasta ahora he hablado de solidaridad y suficiencia. Pero no de lealtad. Con ello llegamos a una segunda paradoja. No es de extra?ar que quien afirma que no recortar¨¢ unas prestaciones sociales que otros garantizan, no reconozca que son las comunidades aut¨®nomas a las que sufragan gran parte de las prestaciones de una Ley de Dependencia socialmente muy deseable pero que en el marco del actual sistema de financiaci¨®n pronto puede tornarse en financieramente dif¨ªcil de asumir. Parad¨®jicamente, ¨¦sta es la lealtad institucional de nuestro actual sistema.
Y ahora, llegamos a una tercera paradoja, que no es otra que la que caracteriza la situaci¨®n actual de la Comunidad Valenciana. Las balanzas fiscales sit¨²an a la Comunidad Valenciana como una de las cuatro comunidades m¨¢s solidarias, junto con Madrid, Catalu?a y Baleares. Seg¨²n las mismas, la Comunidad Valenciana se sit¨²a con un saldo negativo entre el 3,22% y el 6,40% de su PIB.
Ninguna de estas cuatro comunidades presenta un PIB per c¨¢pita por debajo de la media espa?ola, salvo la Comunidad Valenciana.
Por otra parte, de estas cuatro comunidades, la Comunidad Valenciana es la que menor financiaci¨®n por habitante recibe de acuerdo con datos de la liquidaci¨®n del ejercicio 2006 (2.405,57 euros), mientras que la media espa?ola se sit¨²a en 2.630, 37 euros. Las actuales diferencias en financiaci¨®n per c¨¢pita son una de las cuestiones que una reforma del modelo deber¨ªa resolver actualizando la variable poblaci¨®n.
Pero es que, adem¨¢s, la Comunidad Valenciana es de las cuatro anteriores la ¨²nica que, junto a la Comunidad de Madrid, no ha blindado el volumen de inversi¨®n p¨²blica estatal tras la reforma de su Estatuto de Autonom¨ªa. Si las balanzas fiscales publicadas se refieren al ejercicio 2005, las correspondientes al 2008 convertir¨ªan a la Comunidad Valenciana en la m¨¢s solidaria desde un punto de vista t¨¦cnico del Estado Espa?ol. Y ello porque su ahora reconocida solidaridad, parad¨®jicamente, contrasta con su posici¨®n en renta per c¨¢pita y financiaci¨®n por habitante.
Ante la revisi¨®n del modelo, desde la perspectiva de la Comunidad Valenciana ser¨¢ necesario introducir actualizaciones autom¨¢ticas de la poblaci¨®n, asumiendo que, debido a los desequilibrios verticales que su no actualizaci¨®n ha generado, el aumento en los recursos tributarios dif¨ªcilmente ser¨¢ suficiente para cubrir sus necesidades de gasto.
De hecho, los gastos de sanidad han crecido en la Comunidad Valenciana, en el periodo 99-06, un 79,5%, mientras que la financiaci¨®n per c¨¢pita lo ha hecho en un 72,7% a lo largo del mismo periodo.
Pero lo verdaderamente relevante, teniendo en cuenta que nadie pudo prever c¨®mo evolucionar¨ªa posteriormente la poblaci¨®n una vez aprobado el modelo, ser¨ªa considerar dos aspectos esenciales que no se deber¨ªan obviar, teniendo especialmente en cuenta:
1. La falta de actualizaci¨®n del c¨¢lculo de las necesidades de gasto, que genera desventajas comparativas en las comunidades aut¨®nomas en las que el crecimiento demogr¨¢fico ha sido mayor.
2. Los ajustes ad hoc que se aplicaron al reparto en el a?o base, que distorsionaron los resultados de un modelo en el que la variable clave del reparto era la poblaci¨®n, ampliando las diferencias de financiaci¨®n per c¨¢pita.
Si ya he hablado de solidaridad, suficiencia y lealtad, termino aludiendo a un principio que no inspira nuestro actual modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, pero s¨ª deber¨ªa formar parte del ideario pol¨ªtico de todo Gobierno democr¨¢tico. El de la responsabilidad.
Y ello me lleva a referirme a una cuarta paradoja. ?C¨®mo es posible que Rodr¨ªguez Zapatero impulse una reforma de la Ley de Estabilidad introduciendo el componente del ciclo econ¨®mico que, al sernos desfavorable, ha sido deliberadamente ignorado al efectuar los escenarios de estabilidad de las comunidades aut¨®nomas para el trienio 2009-2011?
Primero se aprueban unas previsiones de crecimiento que se sabe no se van a cumplir y luego se modifican imponiendo a las comunidades objetivos de equilibrio presupuestario completamente irreales. A continuaci¨®n, y asumiendo que dichos objetivos no se van a cumplir, se vuelven a modificar las previsiones. Y, claro, ahora ya se admite que las comunidades deber¨¢n incurrir en d¨¦ficit para, manteniendo su nivel de inversi¨®n, sufragar unas prestaciones sociales que Rodr¨ªguez. Zapatero no paga, pero dice que no recorta.
?Por qu¨¦ no reformamos responsablemente el actual marco jur¨ªdico-institucional para que sea la Administraci¨®n del Estado la que asuma el d¨¦ficit que sistem¨¢ticamente ha venido trasladando a las comunidades aut¨®nomas, y acabe financiando a las mismas de acuerdo con sus necesidades reales de financiaci¨®n?
Responsablemente, es lo que hoy deber¨ªa asumirse sin poner en peligro la estabilidad presupuestaria global. ?sa ser¨ªa la forma responsable de no recortar unas prestaciones sociales que, comunidades como la valenciana, han venido garantizando con los recursos del actual sistema, alcanzando el equilibrio presupuestario y aplicando planes de estabilidad que, por cierto, el Estado no se ha aplicado a s¨ª mismo desde que Rodr¨ªguez Zapatero gobierna este pa¨ªs. A lo peor, 400 euros ya no importan a nadie.
Gerardo Camps Devesa es vicepresidente segundo de la Generalitat Valenciana y consejero de Econom¨ªa, Hacienda y Empleo.
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