Las ¨¢rabes vibran al ritmo de una telenovela turca
El culebr¨®n conserva su enorme audiencia pese a las condenas de los l¨ªderes isl¨¢micos
"Me doy prisa en acabar las compras, volver a casa y tener lista la cena antes de las diez para que a esa hora podamos disfrutar todos de Noor mientras comemos". Salma, una peque?a empresaria y joven madre de familia jordana, narra en su blog hasta qu¨¦ punto su vida vespertina gira en torno a una telenovela turca llamada Noor.
La serie muestra una sociedad musulmana con otros valores. De ah¨ª su ¨¦xito
En las tiendas se venden camisetas y carteles de los personajes
No es la ¨²nica que ha cambiado sus h¨¢bitos en el mundo ¨¢rabe. Cerca de cuatro millones de telespectadores, en su mayor¨ªa mujeres, la ven a diario en Arabia Saud¨ª, seg¨²n los indicadores de audiencia. En el otro extremo de la regi¨®n, en Argelia, no se mide la cuota de pantalla, pero Le Quotidien d'Oran asegura que "en los lugares de trabajo o en los autobuses, Noor se ha impuesto como tema de conversaci¨®n dominante sobre todo entre las mujeres".
"Est¨¢ siendo un punto de inflexi¨®n en la vida de los telespectadores ¨¢rabes", afirma en su web la cadena v¨ªa sat¨¦lite Middle East Broadcasting Company (MBC) que emite el culebr¨®n desde hace m¨¢s de tres meses. Cuando se proyect¨® en Turqu¨ªa, hace ya tres a?os, fue un fracaso, pero su productor turco, Kemal Unzun, constata at¨®nito que doblada al ¨¢rabe con acento sirio est¨¢ siendo un ¨¦xito.
La historia que cuenta no es especialmente rompedora. Es la de Noor, encarnada por la actriz Songul Oden, una joven de origen humilde pero que trabaja como dise?adora de moda, a la que un t¨ªo ricach¨®n organiza una boda con Muhannad, interpretado por Kivanc Tatlitug, al que ella quiso en secreto en su infancia.
Muhannad acepta casarse pese a estar a¨²n enamorado de Nahan, una chica que muri¨® en un tr¨¢gico accidente. Por respeto a la difunta se niega a mantener relaciones sexuales con su esposa. Noor luchar¨¢ con fuerza por conquistar a su marido y ¨¦ste la respetar¨¢ como a una igual y acabar¨¢ prodig¨¢ndole cari?o y atenciones. A¨²n as¨ª el matrimonio peligrar¨¢ en varias ocasiones.
La trama es mucho m¨¢s ins¨ªpida que las de las telenovelas latinoamericanas, que tambi¨¦n transmiten los numerosos canales que irrigan el mundo ¨¢rabe, repletas de infidelidades, celos, golpes bajos y traiciones. Tampoco se asemeja a las series producidas en el Golfo p¨¦rsico que describen una vida familiar en la que afloran los malos tratos a esposa y hermanas.
?Por qu¨¦ entonces cosecha tanto ¨¦xito el culebr¨®n turco? Porque describe una sociedad musulmana, pero con otros valores. "Muestra una sociedad tolerante, con sus complicaciones, pero que respeta los l¨ªmites", escribe Le Quotidien d'Oran.
"Es un bonito sue?o para las chicas de mi pa¨ªs", declara al tel¨¦fono la feminista saud¨ª Wajeha al Huwaider. "El protagonista es un joven apuesto que trata de manera rom¨¢ntica a su esposa, un tipo de hombre dif¨ªcil de encontrar en Arabia Saud¨ª", a?ade. "Proporciona el retrato idealizado de un matrimonio moderno cuyos c¨®nyuges est¨¢n en pie de igualdad".
"Ahora, a lo largo y ancho del mundo ¨¢rabe, las mujeres piden a sus maridos que se comporten como ¨¦l, que le conviertan en su modelo", escribe la egipcia Zeinobi, de 24 a?os, en su blog. "Se produjeron incluso varios divorcios por culpa del protagonista" en Arabia Saud¨ª y Yemen, asegura. "Doy un consejo a los hombres: pod¨¦is ganaros el coraz¨®n de vuestras mujeres, aunque ni siquiera os parezc¨¢is un poco a ¨¦l, trat¨¢ndolas como se merecen, es decir, como se?oras".
El entusiasmo va m¨¢s all¨¢ de los elogios en blogs. Muchas mujeres han cargado la pantalla de sus m¨®viles con la foto del actor turco y en las tiendas se venden camisetas y p¨®sters con los rostros de los protagonistas. Los responsables de la industria tur¨ªstica turca prev¨¦n que el n¨²mero de visitantes saud¨ªes alcanzar¨¢ este a?o los 100.000 -en 2007 fue de tan s¨®lo 40.000- y la lujosa villa de Estambul donde se rod¨® el culebr¨®n ha sido alquilada por un touroperador para ense?arla a sus clientes.
Tanto bullicio acab¨® por inquietar a los prebostes religiosos musulmanes sun¨ªes y chi¨ªes por una vez unidos. El jeque Abdul Aziz Al Asheikh, el gran mufti saud¨ª y m¨¢xima autoridad sun¨ª del pa¨ªs, emiti¨® la semana pasada una fetua (edicto isl¨¢mico) en la que proh¨ªbe ver el culebr¨®n. "Es mal¨¦fico; destruye la ¨¦tica de las personas y est¨¢ en contra de nuestros valores". "La televisi¨®n que lo emita est¨¢ en contra de Dios y de Su Mensajero".
Su hom¨®logo de Bahrein, el ch¨ªi jeque Isa Qassim, sigui¨® su ejemplo d¨ªas despu¨¦s. "?A que se debe la popularidad de la llamada serie Noor que conduce al pecado?", se pregunt¨®. "?No se deber¨¢ a que se burla de Al¨¢?", prosigui¨®. En algunas mezquitas retumban tambi¨¦n, los viernes, condenas a la telenovela pronunciadas por los imanes. Curiosamente no censuraron en su d¨ªa otros culebrones, mexicanos o venezolanos, mucho m¨¢s osados.
Tanta reprobaci¨®n no ha surtido efecto hasta la fecha. Si en otros tiempos la presi¨®n islamista oblig¨® a cancelar el rodaje de la versi¨®n ¨¢rabe de Big Brother o la difusi¨®n de la serie sat¨ªrica Tash ma tash sobre la vida cotidiana en Arabia Saud¨ª, ahora las condenas no han recortado la audiencia y MBC mantiene su programaci¨®n pese a ser una empresa de capital saud¨ª. "El telespectador es el jefe", repite Mazen Hayek, director de marketing de la cadena.
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