"Soy como el 'Guernica' del 'kitsch"
Un pulpo de telas multicolor, o quiz¨¢ una medusa gigantesca que escala de un piso a otro, recibe al visitante en la galer¨ªa Horrach Moy¨¤ de Palma de Mallorca. Es la obra que la portuguesa Joana Vasconcelos (Par¨ªs, 1971) ha creado para esta exposici¨®n, titulada Hand-made y culminaci¨®n de una temporada 2007/2008 fren¨¦tica, con muestras en Reino Unido, Francia y Brasil; acciones p¨²blicas como el actual proyecto para el puente Dom Luis, en Oporto, una manta de 500 metros cuadrados tejida a ganchillo en la que han trabajado 1.000 mujeres. Adem¨¢s, prosiguen por diferentes ciudades los viajes de Cinderella, un gran zapato de tac¨®n hecho a base de cazuelas.
Vasconcelos ha convencido al mundo del arte, sobre todo desde que triunf¨® hace tres a?os en la Bienal de Venecia con La novia, una gran l¨¢mpara hecha con miles de tampones. Ahora vive un momento dulce y expansivo. Lo suyo es, usando sendas expresiones de Jean Baudrillard, "deshacer el orden de los signos", "desmantelar la red de los c¨®digos". Cinco personas trabajan para ella en su taller de Oeiras (Portugal).
"Yo no altero los objetos: no los corto, no los cubro, no los pinto, no los represento, no transgredo su identidad"
"Nos rodeamos de mucha decoraci¨®n pero sentimos que si no tenemos petr¨®leo un par de d¨ªas nos quedamos sin vida"
PREGUNTA. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n preart¨ªstica con los objetos cotidianos y decorativos que luego usa en sus obras?
RESPUESTA. Estoy totalmente en contra del bibelot [baratija], me da asco, lo odio. Existe un tipo de consumo, como el de ropa, medicinas o agua, que se dirige a cubrir unas necesidades, pero hay otro, el de determinados objetos decorativos, que no tiene sentido ni utilidad pr¨¢ctica alguna. Es el ¨²ltimo nivel del consumo. Yo trabajo con ese sinsentido y con lo superfluo, pero con objetos siempre reconocibles.
P. Se nota esa relaci¨®n conflictiva en la violencia de obras como Pasarelle, en la que una m¨¢quina destruye porcelanas pavorosamente feas.
R. S¨ª, pero el problema no son los objetos en s¨ª. Lo que proyecto es una mirada sobre lo que estamos haciendo con nuestra sociedad. Tantos objetos de consumo son una forma de ocultar lo que deber¨ªamos estar mirando, lo importante. Ponemos muchas cosas alrededor para no mirar a lo esencial.
P. ?Cierta banalidad no puede ser tambi¨¦n una necesidad?
R. La banalidad que estamos construyendo est¨¢ llena de cosas superfluas. Hay otra forma de banalidad que es buena y que consiste en tener calidad de vida, pero nuestra banalidad est¨¢ llena de nada.
P. ?Cu¨¢ndo un objeto, o una serie de objetos, empieza a ser visto como una futura obra de arte?
R. Siempre es un proceso conceptual. Lo puedo explicar con la obra Cinderella. En los ¨²ltimos tiempos las mujeres han pasado del espacio privado al p¨²blico. Hoy hay una dualidad en la vida femenina, lo familiar y lo laboral, y el s¨ªmbolo son los tacones, expresi¨®n del glamour, del poder, de la mujer que trabaja. Sin embargo, en la cocina no pueden usarse. Por eso hice el zapato de tac¨®n a base de cazuelas. La idea fue lo primero, luego las cacerolas. Todo en m¨ª tiene que ver con lo conceptual.
P. ?Qu¨¦ surge de sumar Duchamp m¨¢s Warhol?
R. Hay una l¨ªnea muy familiar que va de Duchamp a Warhol y de ¨¦ste al nuevo realismo. Como yo, todos ellos han usado la banalidad para transgredir los patrones existentes en su ¨¦poca. Bruce Nauman utiliz¨® muy bien los neones, transformando la banalidad. Beuys tambi¨¦n ha empleado objetos y materiales muy puros para decir muchas cosas. Todos ellos transforman el objeto. En Fluxus, en Nam June Paik los objetos se modifican... Hasta Duchamp cambi¨® la posici¨®n del urinario. Yo, sin embargo, no altero los objetos: no los corto, no los pinto, no los represento, no transgredo su identidad. Los descontextualizo para darles otra identidad u otra perspectiva sobre la banalidad.
P. Algunos de esos objetos que emplea a veces repelen, pero visual y conceptualmente el conjunto atrae.
R. La primera reacci¨®n respecto a mis obras suele ser "?me encanta, qu¨¦ guay, qu¨¦ bonito!". Pero el segundo momento es "huy, son bragas, son tampones, son cazuelas". Hay un primer instante, los treinta segundos de atenci¨®n que ha generado nuestra sociedad del espect¨¢culo para percibir algo, en el que, como artista, tienes que conseguir que la gente mire algo m¨¢s. La primera mirada se va destruyendo si sigues contemplando. Ah¨ª empiezas a plantearte cuestiones. Mucha gente llega a este punto y no quiere ir m¨¢s all¨¢. Prefieren volver al principio, al "?huy, qu¨¦ bonito!". Pero los que quieren ver encuentran muchos significados, a veces cosas que ni yo hab¨ªa visto. Uso objetos de mal gusto para que los ojos del espectador busquen algo. Son obras que atraen pese a usar en ellas objetos feos, como corazones hechos con tenedores de pl¨¢stico. A¨²n no me ha preguntado por Jeff Koons...
P. No iba a hacerlo.
R. Lo que pasa con ¨¦l es que la reacci¨®n que suscita es "?huy, qu¨¦ bonito!" todo el tiempo, no hay segunda mirada. Es el especialista m¨¢ximo en la primera mirada, porque no hay nada m¨¢s. Juega con el vac¨ªo conceptual, te quedas s¨®lo con el espasmo est¨¦tico. No es la belleza, lo interesante es el vac¨ªo que genera, el bibelot. Mi obra en cambio tiene dos o tres miradas, pero depende de cada uno, de su sensibilidad po¨¦tica, de su profundidad, de su capacidad cr¨ªtica. Hay quienes se quedan s¨®lo en la primera, como en Jeff Koons, pero otros saben ver m¨¢s. Yo hago la guerra contra el kitsch, lo detesto; soy el Guernica del kitsch.
P. ?Qu¨¦ opina de la calavera de diamantes de Damien Hirst?
R. La calavera es una moda ahora mismo en el arte. Hay objetos fetiche que son formas de expresar tu tiempo. En Arco hab¨ªa calaveras por todos lados, en la Mostra de Venecia tambi¨¦n. Los artistas est¨¢n pensando en lo mismo porque estamos cuestion¨¢ndonos mucho el sentido de la vida, c¨®mo va a ser el futuro. La calavera de Hirst es un objeto muy bien hecho. ?l intenta dar la vuelta a la muerte, su juego es muy bueno, muy contempor¨¢neo, con el tema de la crionizaci¨®n, de los clones, de c¨®mo evitar la muerte. La calavera de diamantes dice: "T¨² puedes pagar la continuidad de tu vida".
P. ?En qu¨¦ otros artistas u obras de arte se fija particularmente?
R. La obra de arte tambi¨¦n puede ser banal si est¨¢ hecha siguiendo los c¨¢nones, es decir, usando un conjunto de banalidades, como determinadas t¨¦cnicas, soportes, materiales... Pero yo no trabajo con materiales, trabajo con ideas. No uso materiales de escultor, lo que el mundo del arte entiende por tal. Richard Serra es el escultor, contempor¨¢neo pero muy cl¨¢sico: el esfuerzo, el hierro, la tensi¨®n. Aqu¨ª tengo un Richard Serra de tricot (se?ala su obra Pantelmina), por su complejidad de instalaci¨®n, vol¨²menes, muchas cosas que los artistas trabajan. Serra es la potencia, el material, aparentemente lo m¨¢s antag¨®nico a mi obra, por eso me interesa mucho. Donald Judd me encanta. Vasarely ha influido mucho en mi obra, pero tambi¨¦n Van Gogh. Mi obra es muy pict¨®rica, tiene que ver con la pintura y con el dibujo, pero no al modo tradicional.
P. El ganchillo envuelve a sus animales de cer¨¢mica como apres¨¢ndolos, para que no nos atosiguen o ataquen. Es como aplacar el kitsch.
R. Es la expresi¨®n de una tensi¨®n: queremos atrapar la violencia, pero ¨¦sta sigue ah¨ª. Queda un peligro latente. El ganchillo es una segunda piel que atrapa el objeto, pero no hay que olvidar que se trata de una prisi¨®n est¨¦tica, fr¨¢gil, que representa el modo en que vivimos, como se vio el 11-S, cuando con dos simples aviones todo se quebr¨®. Vivimos en un estado de violencia potencial. Nos rodeamos de mucha decoraci¨®n pero sentimos que si no tenemos petr¨®leo un par de d¨ªas nos quedamos sin vida. Vivimos en una gran fragilidad.
P. Me interesa su reflexi¨®n sobre la mirada. ?Por qu¨¦ unos s¨®lo vemos fe¨ªsmo donde otros ven arte mayor? Pienso por ejemplo en los toros.
R. El problema es que el pasado secular de Espa?a y Portugal est¨¢ a¨²n muy presente, est¨¢ en nuestras casas; no hemos vivido un corte como la II Guerra Mundial en Europa, que fue un muro respecto al pasado. El siglo XII sigue en muchas de nuestras casas. Los toros son eso, vienen de un pasado. Unos ven arte en los toros porque siguen en el siglo XII, en una tradici¨®n est¨¦tica familiar, cat¨®lica. En cambio, el f¨²tbol me gusta porque ha evolucionado. Fue una expresi¨®n de la dualidad de las parejas (la mujer se quedaba en casa, el hombre iba al espacio p¨²blico), pero ahora esto est¨¢ cambiando.
Joana Vasconcelos. Hand-made. Galer¨ªa Horrach Moy¨¤. Catalu?a, 4. Palma de Mallorca. Hasta el 30 de septiembre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.