Ante el abismo
Una guerra entre Rusia y Georgia por Osetia del Sur puede incendiar el C¨¢ucaso
Europa y Estados Unidos nunca han dado cr¨¦dito en su conjunto a las respectivas versiones de Georgia y Rusia, enemigos ac¨¦rrimos desde la implosi¨®n de la URSS, sobre los acontecimientos que les enfrentan en el enclave separatista de Osetia del Sur. Mosc¨² y Tbilisi siempre se han acusado mutuamente de provocaciones en el territorio rebelde, seudoindependiente desde el cruento enfrentamiento con Georgia de 1991-1992 y donde los tambores de guerra vienen sonando de nuevo desde hace meses.
Los acontecimientos de ayer, sin embargo, al hilo de la distracci¨®n planetaria que representan unos Juegos Ol¨ªmpicos, hacen temer una guerra real, de consecuencias imprevisibles, en una regi¨®n tan inflamable y llena de agravios como el C¨¢ucaso, en la que la peque?a y prooccidental Georgia representa una pieza estrat¨¦gica que conecta el petr¨®leo del Caspio con Europa. De ah¨ª la alarmada reacci¨®n de Washington, la Uni¨®n Europea y la OTAN.
El bombardeo georgiano contra la capital del territorio separatista, el despliegue de refuerzos pesados enviados inmediatamente por el Kremlin al enclave de 70.000 almas cuya independencia alienta, y el tono belicoso del presidente ruso, Dmitri Medv¨¦dev, enfrentado a su primera gran crisis tras ocupar en mayo la presidencia rusa, presagian lo peor en una zona donde los intereses de Rusia y Occidente pugnan por prevalecer. Osetia del Sur tiene 4.000 kil¨®metros cuadrados y la mayor¨ªa de sus habitantes posee pasaporte ruso. El presidente de Georgia, Mija¨ªl Saakashvili, considera prioritario ganar su control, junto con el de Abjazia, otra regi¨®n rebelde, en el mar Negro. Mosc¨², por su parte, cuya propaganda caracteriza al l¨ªder georgiano como un agresivo pe¨®n de EE UU, no est¨¢ dispuesto a permitir la emergencia en su flanco suroccidental de un pa¨ªs con veleidades de ingresar en la OTAN. La estrategia del Kremlin se ha traducido en los ¨²ltimos tiempos en medidas como el bloqueo del pa¨ªs cauc¨¢sico o la expulsi¨®n de sus ciudadanos de Mosc¨². Vlad¨ªmir Putin orden¨® en abril pasado, en la onda de la autoproclamada independencia de Kosovo, que se estableciesen relaciones semioficiales con las separatistas de Osetia del Sur y Abjazia.
El llamamiento hecho ayer por Naciones Unidas a la cordura de ambos bandos era imperativo: el C¨¢ucaso es una zona explosiva y nadie puede dudar del desenlace del conflicto si Mosc¨² decide implicarse a fondo militarmente. Los aliados prometieron a Georgia, en abril de este a?o, su eventual incorporaci¨®n a la OTAN, pero el presidente Saakashvili -que no es el modelo de dem¨®crata liberal y reformista que pretende ser- no ha obtenido hasta ahora el grado de compromiso que pretend¨ªa, a pesar de controlar su pa¨ªs un corredor vital para el abastecimiento energ¨¦tico europeo. Lo peor que podr¨ªa ocurrir en este escenario es que el t¨¢ndem Medv¨¦dev-Putin est¨¦ dispuesto a poner a prueba hasta qu¨¦ punto llega esa entente de EE UU y la UE con su enemigo georgiano.
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