"Soy un hombre del Papa, lo digo muy claro"
"?Aplaudan cuando entre el obispo!", un padre jesuita susurr¨® a los muchos fieles que asist¨ªan a la primera misa pontifical del flamante arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer (Manacor, isla de Mallorca, 1944). Ladaria fue recibido as¨ª la semana pasada en Palma de Mallorca, reci¨¦n estrenado el cargo de secretario de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. Este te¨®logo rechaza ser un inquisidor. Su presentaci¨®n p¨²blica sucedi¨® a ratos a dos velas -por un apag¨®n-, sin megafon¨ªa y bajo un calor agobiante. Atendi¨® preguntas en la sacrist¨ªa, empapado de sudor, sin ropaje lit¨²rgico ni distancias.
Pregunta. Usted es obispo y jesuita. ?Pero se considera un hombre del Papa?
Respuesta. Creo que todos los cristianos, todos los cat¨®licos, nos consideramos hombres del Papa. Yo, como jesuita, soy un hombre del Papa, lo digo bien claro.
"Los cristianos no debemos ser profetas de calamidades"
P. Te¨®logo, secretario de la Doctrina de la Fe, es decir, garante de la rectitud. ?Impone un cargo de este calado, tan global?
R. Yo tengo confianza, cuento con buenos colaboradores, gente eficaz y competente. Ahora, antes de empezar mi tarea, necesito un poco de reposo. Tendr¨¦ unos d¨ªas tranquilos y me preparar¨¦ sobre la marcha.
P. La Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe es una nueva secuencia de la Inquisici¨®n. En Espa?a, aqu¨ª mismo, en Palma, la Inquisici¨®n dej¨® un lastre represor y policial.
R. S¨ª, pero hay que tener muy presente que la Inquisici¨®n romana no fue exactamente igual que la Inquisici¨®n espa?ola. No es que yo quiera defender a nadie. Son dos fen¨®menos bastante diferentes. Nos tenemos que situar en el tiempo; el papa Juan Pablo II, en el a?o 2000, hizo un acto para solicitar perd¨®n por una insensibilidad que hist¨®ricamente existi¨® en este punto.
P. ?Cu¨¢l es su misi¨®n contempor¨¢nea, pues?
R. La Congregaci¨®n de la Fe tiene como prop¨®sito y tarea la misi¨®n de promover y tutelar la fe cristiana. Promover es lo primero y despu¨¦s tutelar. Puede haber dudas, y se tiene la obligaci¨®n de ejercer la tutela de la fe.
P. ?No hay necesidad de reformar el cometido de la instituci¨®n?
R. No, creo que no.
P. ?C¨®mo se puede afrontar la fe cristiana en la ¨¦poca actual?
R. Juan XXIII, al que todos admiramos, cuando comenz¨® el Concilio [Vaticano II] dijo que no le gustaban los profetas de calamidades. Problemas siempre existieron, y siempre los habr¨¢. Cada momento tiene sus retos. Los cristianos somos personas de esperanza y tenemos confianza en la fuerza de Dios. No debemos ser profetas de calamidades.
P. ?La guardia pretoriana del papa Ratzinger ser¨¢ de te¨®logos?
R. No lo s¨¦. Pero el Papa se busca colaboraciones en todas partes. Adem¨¢s, las necesita.
P. ?C¨®mo se traslada de manera llana a la gente el complicado mensaje de los te¨®logos?
R. Todos tenemos que hacer un esfuerzo. A la gente le debe llegar el mensaje del Evangelio. La teolog¨ªa es una reflexi¨®n sobre los datos revelados, pero a la gente no hay que darle en primer lugar la teolog¨ªa, hay que darle el Evangelio. La reflexi¨®n siempre es necesaria para la Iglesia, pero nosotros debemos ir a lo elemental y muy sencillo.
P. El mensaje de los medios de comunicaci¨®n episcopales, ?entra en su competencia, aun indirecta?
R. De eso, nada.
P. Le habr¨¢ llegado al Vaticano el eco pol¨¦mico de la radio de los obispos de Espa?a.
R. No. De esas cosas, yo no [entiendo]. Las cosas de Espa?a me pueden afectar, pero no directamente como a los obispos espa?oles. Yo no tengo una directa responsabilidad episcopal en Espa?a.
P. Si es el espa?ol con m¨¢s rango en la curia, en el Vaticano.
R. Cada uno hace el servicio que le han encomendado y los rangos son modos de hablar para entendernos, pero eso no hay que tomarlo demasiado en serio.
P. La Compa?¨ªa de Jes¨²s, la tropa de los jesuitas, ha apostado por un cambio.
R. La tropa jesuita ha elegido nuevo general. Estamos en una ¨¦poca en que, como todo comienzo, es momento de esperanza. Habr¨¢ un nuevo impulso a la vida espiritual y apost¨®lica.
P. Los jesuitas han vivido momentos complicados.
R. Toda instituci¨®n tiene en la historia momentos de dificultad. Es inherente a la vida humana.
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