Samuel el creyente
Samuel S¨¢nchez, campe¨®n ol¨ªmpico, Samuel S¨¢nchez, campe¨®n ol¨ªmpico. Rep¨ªtetelo unas cuantas veces m¨¢s para empezar a creerlo. Y no s¨®lo t¨²? No le vendr¨ªa mal hacer lo mismo al propio protagonista: s¨ª, Samuel, no es ning¨²n sue?o aunque lo parezca. Has ganado y te vas a llevar a casa la medalla de oro. Incre¨ªble, ?verdad? Pues no. Eso es ni m¨¢s ni menos que lo que ha pasado. Ayer disput¨¢bamos la ¨²ltima etapa de la Vuelta a Burgos y, c¨®mo no, Samuel estuvo en la boca de todos. Sin desmerecer para nada su palmar¨¦s y su val¨ªa, el comentario general era que nadie se esperaba una sorpresa de tal calibre. Una victoria de Valverde o de Freire entraba dentro de lo previsible, pero lo de Samuel no se lo esperaba nadie. Dicho de un modo sencillo, digamos que en general todos pensaban que ese objetivo se le quedaba grande.
En una selecci¨®n de superestrellas, Samuel era algo as¨ª como la enana blanca; empeque?ecido por el brillo de sus compa?eros, pero con la entidad suficiente para ser uno m¨¢s a tener en cuenta. Un muy buen corredor, pero no un fuera de serie como los otros. Aunque bien es verdad que ya hab¨ªa demostrado con sus actuaciones en los pasados Mundiales (la del ¨²ltimo, por cierto, muy discutible desde un punto de vista t¨¢ctico) que era capaz de estar ah¨ª en los momentos decisivos y que pod¨ªa constituir por s¨ª mismo una baza para la victoria.
Est¨¢ claro que Samuel tiene un don que es el de creer en s¨ª mismo. Ayer lo comentaba con algunos de sus compa?eros. De creerse tan bueno, se ha convertido en lo que cre¨ªa y ahora todos vemos lo que s¨®lo antes ¨¦l ve¨ªa. ?l siempre se ha querido mucho a s¨ª mismo. Eso es algo digno de admirar en un deporte en el que por cada d¨ªa de cal tienes diez de arena y a menudo es f¨¢cil venirte abajo. Pero ¨¦l no entend¨ªa de complejos? ?Que otros andan mejor que yo? Pues s¨ª. Quiz¨¢ ahora s¨ª, pero ya me llegar¨¢ el momento. Y ayer, por fin, le lleg¨®. Fue al Tour pensando en ¨¦l y fue a Pek¨ªn pensando en ¨¦l. Y all¨ª apareci¨®. Porque, a pesar de que los te¨®ricos l¨ªderes eran otros dos, todos sab¨ªamos que cualquiera de los cinco pod¨ªa tener su opci¨®n. Y que Samuel iba a jugar en alg¨²n momento su baza no era tampoco una quimera, sino una certeza.
Yo creo que Samuel llevaba tiempo so?ando con ser campe¨®n del mundo y ahora se ha convertido en campe¨®n ol¨ªmpico, lo que tiene adem¨¢s un valor a?adido. Ya no como ciclista, sino como deportista, pues trasciende mucho m¨¢s lejos que el ¨¢mbito del ciclismo. Y, m¨¢s a¨²n, en estas circunstancias, siendo la primera medalla para Espa?a, adem¨¢s de oro, y en el primer d¨ªa de competici¨®n. Samuel no tendr¨¢ un maillot arco iris como los que tuvo Freire, ni uno rosa como el de Contador ni uno amarillo como el de Sastre. Pero tendr¨¢ durante cuatro a?os unos aros ol¨ªmpicos en su camiseta, lo que ninguno de estos tres ha conseguido.
As¨ª que Samuel, enhorabuena. Enhorabuena por concluir de la mejor manera posible el trabajo de todo el equipo. Pero, sobre todo, enhorabuena por creer en ti mismo y demostrarnos que s¨ª, que eras capaz de hacerlo.
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