Otro tiempo
Elio Sorci, quien destap¨® el romance entre Elizabeth Taylor y Richard Burton; Tazio Secchiaroli, inspirador del paparazzo de La dolce vita; Settimio Garritano, responsable de las im¨¢genes de Jackie Onassis desnuda en la isla de Skorpios? Mi primera agencia, Cosmopress, distribu¨ªa fotograf¨ªas de estos originarios paparazzi, que montaban guardia en la v¨ªa Veneto romana, donde se concentraba la vida nocturna de los actores que rodaban en Cinecitt¨¤.
Pero eran otros tiempos. Anita Ekberg sal¨ªa del Caf¨¦ Par¨ªs, se llevaba dos flashazos y se marchaba tranquila. Exist¨ªa una relaci¨®n cercana y de respeto mutuo con el personaje. Como fot¨®grafo de famosos he cenado con Claudia Cardinale; me he alojado en el mismo hotel que Marisol y Carlos Goyanes para elaborar el reportaje sobre su luna de miel; he recorrido parte de Am¨¦rica con Julio Iglesias y, en Almer¨ªa, Brigitte Bardot me llevaba en su Rolls Royce blanco a nuestras sesiones de fotos. Tambi¨¦n he usado alg¨²n subterfugio. Para cazar una imagen de Ava Gardner intent¨¦ colarme en una fiesta disfrazado de tuno. Pero en la etapa en la que trabajaba en el Grupo Zeta firm¨¦ unas 100 portadas para Intervi¨² y ninguna de ellas fue un robado.
Hoy, tanto el tono como la relaci¨®n con los famosos ha virado hacia la hostilidad y el recelo. Algunos paparazzi se han convertido en aut¨¦nticos navajeros y en su comportamiento impera la falta de escr¨²pulos. Ya no existe la connivencia entre fot¨®grafo y personaje de la que pod¨ªan resultar im¨¢genes ¨ªntimas, pero respetuosas. A lo largo de mi carrera he destruido fotograf¨ªas para conservar la confianza de alguien, algo impensable hoy. La gran culpable de esto es la televisi¨®n, que necesita engullir constantemente personajes de usar y tirar. Un lugar y un momento tambi¨¦n se conoce a trav¨¦s de la imagen de sus celebridades: las fotos de ahora hablar¨¢n de un mundo cutre e irrespetuoso que raya la ordinariez.
C¨¦sar Lucas es fot¨®grafo.
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